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ACTIVIDAD FÍSICA Y CALIDAD DE VIDA.

calidadEs evidente que añadir años a la vida no es suficiente garantía de que estos años vayan a ser vividos con calidad de vida.

El concepto de calidad de vida no se expresa apropiadamente si, como se ha hecho hasta ahora, se manejan solamente dos factores: la morbididad y la mortalidad, o dicho en sentido positivo, la ausencia de enfermedad y la esperanza de vida.

La introducción de la evaluación del estado funcional del individuo como un indicador de la calidad de vida se ha hecho bajo la premisa de que una función física comprometida (por ejemplo, la incapacidad para realizar ciertas actividades del vivir cotidiano) se asocia con una degradación de la calidad de vida. Sin embargo, esta perspectiva ignora la gran capacidad de adaptación del los seres humanos, como lo demuestra que individuos con considerables limitaciones físicas pueden vivir su vida con gran satisfacción.

Por lo tanto, al definir la calidad de vida debe tenerse en cuenta que tal concepto debe incluir la naturaleza subjetiva de su evaluación. En este sentido, la calidad de vida debe definirse a un nivel más integrador, como una sensación global de bienestar y como la satisfacción de vivir.

La figura es un modelo conceptual propuesto por los autores en el que se integran los efectos beneficiosos de la actividad física sobre la calidad vida entendida con la antedicha definición (bienestar global y satisfacción con la vida) y los factores intermediarios que conducen a dichos beneficios.

Entre estos factores intermediarios se incluyen:

– Los efectos positivos de la actividad física sobre la función cognitiva, de modo especial sobre la capacidad de atención y la memoria.

– Los efectos positivos de la actividad física sobre la función física del individuo y sobre las limitaciones funcionales, las incapacidades, la realización de sus actos (“performance”) y la composición corporal.

– Los efectos positivos de la actividad física sobre la auto-estima, la auto-eficiencia y los afectos.

La integración de estas tres funciones condicionan el estado de salud física y el estado de salud mental del individuo y, en último término, el estado de salud global entendido como la conjunción del triple bienestar: físico, mental y social.

A partir de esta integración, cuando el resultado global es positivo, es posible vivir una vida de calidad.

Fuente: American Journal of Lifestyle Medicine

CÓMO PREPARAR LA JUBILACIÓN

La actividad, el aprendizaje y la dedicación no finalizan cuando se produce el (ansiado o temido) momento del retiro laboral. Ahora, llega el instante idóneo para dedicarte a ti, a tu pareja y a los tuyos, para conocer nuevas formas de saborear la vida y, sobre todo, para ser feliz, por dentro y por fuera. Conoce las claves para preparar una jubilación saludable y disfrutarla con tu mejor sonrisa

Cómo preparar la jubilación
retraitesLa jubilación marca el final de una etapa vital muy importante, que confiere a las personas un rol social concreto y que se encuentra determinada por la realización de unos hábitos prolongados y repetidos durante años. Visto así, quizás sea este uno de los motivos por los que esta palabra, procedente del latín iubilatio (“disfrute del tiempo libre tras el retiro laboral”) constituya uno de los vocablos más temidos (y a la vez más deseados) por la sociedad actual de una a otra parte del planeta. Sin embargo, resulta necesario atender al propio significado original del término para comprender así que este periodo de la madurez puede constituir también una de las fases más dulces, relajadas y especiales de la existencia, en la cual, tal y como versaba el estribillo de una popular canción, tres cosas continúan guardando las claves esenciales para la consecución de la plenitud vital: “salud, dinero y amor… Y el que tenga esas tres cosas que le dé gracias a Dios…” Así pues, el triunfo en los años posteriores al retiro laboral radica en  alcanzar también el éxito en cada uno de estos tres aspectos.

Cuerpo y mente, en forma
A partir de los 55 años, el organismo humano se expone a cambios metabólicos y hormonales que, si bien no tienen por qué estar relacionados directamente con la llegada de la jubilación, sí requieren un especial cuidado. Además, al dejar de trabajar se suele reducir el nivel de activación y el consumo de energía. El doctor Eduardo Fernández Villoria, fundador de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, asegura que la prevención de posibles dolencias es fundamental para que el cuerpo se mantenga radiante por dentro y por fuera pasada la barrera de los 60 años. “A partir de los 50 años los hombres deben realizarse anualmente un análisis (PSA) para determinar así la inexistencia de cáncer de próstata. Además, tanto el género masculino como el femenino debe realizarse cada año pruebas de tensión arterial, un perfil lipídico para el control del nivel de colesterol, un electrocardiograma, una placa de pulmón si se es fumador y una revisión a fondo de la dentadura, la vista y los oídos”. En el caso de las mujeres, los especialistas coinciden en señalar que, sobre todo a partir de la menopausia, se realicen una densitometría, para detectar de forma precoz la osteoporosis, al menos una vez cada año, una mamografía, una citología vaginal y un estudio personalizado sobre la conveniencia o no de tratamientos con terapia hormonal sustitutiva. Los expertos afirman que los exámenes periódicos de la salud son recomendables a partir de los 30 años y totalmente obligatorios a partir de los 50.

Existen, no obstante, unas reglas básicas que planifican a la perfección, desde el punto de vista del cuidado del cuerpo y la mente, los años correspondientes a la fase de jubilación:

1. Cuida tu alimentación. Desecha el exceso de grasas en la dieta, así como el consumo elevado de dulces, la bollería industrial, el tabaco y el alcohol. Modera también las ingestas de café y de excitantes, sobre todo si existen problemas de hipertensión. Bebe agua y fomenta el consumo de alimentos ricos en fibra, vitaminas y minerales (frutas, verduras, legumbres y cereales integrales), omega-3 (pescados) y calcio (lácteos semidesnatados). Incluye en tu dieta dos o tres piezas de fruta y recurre a los zumos naturales. Haz tres comidas al día: desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo.

2. Haz ejercicio fisico al menos durante una hora todos los días. La gimnasia, el paseo (a pie o en bicicleta, por ejemplo) y una actividad sexual satisfactoria te beneficiarán.

3. La lectura, la escritura y el diálogo constituyen tres eficaces armas para mantener la mente en forma.

4. Resulta imprescindible prestar atención a los dos cambios fisiológicos que se pueden producir durante la etapa más madura de la vida. La menopausia, en la mujer, conllevará una serie de cambios físicos durante unos años, pero, según los expertos, este no será un motivo para la disminución de la calidad sexual, sobre todo si la anterior vida en pareja fue plena. Acude a tu ginecólogo. En el hombre, la andropausia (considerada por los especialistas como una derivación artificial de la menopausia) se asocia a la reducción de los niveles de testosterona (la hormona masculina) y a alteraciones vasculares en el aparato genital. No obstante, sobre todo en el género masculino, el principal obstáculo al que se enfrenta la sexualidad masculina a partir de los 60 años es de tipo psicológico, derivado del miedo al fracaso. Consulta, si este es tu caso, a un especialista o andrólogo y evitarás de esta manera preocupaciones innecesarias.

Júbilo

LOS BENEFICIOS DE CORRER EN LA TERCERA EDAD

abuelillo
Ayer leía la noticia de que un maratoniano japonés de 81 años, Keizo Yamada, no correrá más esta prueba, aunque ha advertido que aún podría intentar correr algún medio maratón de características curiosas.

«Ya no logró alcanzar a ningún joven por lo que no correré más pruebas de 42 kilómetros», dijo al periódico nipón Sports Hochi, añadiendo que él todavía corre a diario unos 20 km: «Seguiré corriendo por diversión y para mantenerme en forma».

Son muchas las personas que, a pesar de ir cumpliendo años, mantienen su ritmo de entrenamiento, o lo adecuan a su nueva situación (en la imagen el gallego Julián Bernal, recordman mundial de veteranos en 10 km). Pero también las que, con el tiempo libre que deja la jubilación, o por el motivo que sea, deciden calzarse unas zapatillas y echarse a la calle a correr una vez cumplidos los 65.

Sobra decir que lo primero que tendrán que hacer estas personas es acudir a un médico para que les realice un chequeo y les diga las condiciones físicas en las que se encuentran, si tienen alguna enfermedad que le impida su práctica (como los problemas articulares).

Aunque años atrás se haya realizado este tipo de ejercicio, tras una época de inactividad es mejor empezar desde cero, ya que los años y la falta de ejercicio provocan cambios en el organismo.

Correr ayuda a combatir tanto los problemas cardiacos como los arteriales, por lo que es una actividad muy recomendada a esta edad.

Además, aumenta la capacidad aeróbica, el sentido del equilibrio, la capacidad de reacción, se fortalecen los huesos, reduce la masa de grasa…

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