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CÓMO ALCANZAR LA VEJEZ EN PLENITUD

1215539859_0Sobre la vejez existen una serie de prejuicios que si no desechan se pueden convertir en realidad. Que estar viejo es igual a estar enfermo, que cuando llega esta etapa de la existencia la sexualidad es nula, que la soledad es su única compañía y que la autosuficiencia se acaba son algunos de ellos.
Es cierto que hay viejos que terminan así, pero también lo es que su vejez puede ser totalmente distinta si desde ahora empieza a planearla.
Para ello es fundamental que esté consciente de que es un proceso que empieza desde el nacimiento y culmina hasta la muerte. Quienes lo tienen claro se adaptan mucho más fácilmente a los cambios que vienen de la mano con la vejez, explica Lucía Aranda, miembro del Centro de Adultos Mayores del Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia.
«Saben que hay pérdidas pero también ganancias y aceptan las crisis como parte de la vida, además de que están conscientes del deterioro del cuerpo», precisa.
La geriatra Luz Esther Rangel indica que el proceso del envejecimiento viene acompañado de la aparición de enfermedades pero la idea es que las personas tengan un control adecuado de ellas para evitar que se vuelvan incapacitantes.
«De esta forma y a pesar de los problemas de salud que se tengan los adultos mayores pueden ser funcionales y capaces de realizar por sí mismos las actividades de la vida diaria», agrega.
Quienes no están conscientes de que no se envejece de un día para otra, menciona Aranda, pueden atravesar por una vejez patológica.
«Son las personas que sienten que la vejez les llegó de repente. Experimentan la sensación de que ya no sirven para nada y no se adaptan a los cambios. La aparición de las arrugas y las canas es lo peor que puede sucederles».
Así un proceso que es natural se transforma en una patología, pues para sentirse jóvenes realizan actividades intrépidas que pueden poner en riesgo su salud, se someten a múltiples cirugías con el propósito de ocultar las arrugas y se quitan la edad.

Alto en el camino
Aranda considera que los 40 es la edad ideal para hacer una pausa y reflexionar seriamente qué tipo de viejo se quiere ser.
Para empezar, propone realizar un análisis sobre las diferentes esferas de la vida en las que los individuos se desenvuelven, y sopesar a cuáles se les ha dado más valor y a cuáles menos, pues lo ideal es que exista un equilibrio.
¿A qué le he dado más peso: a mi persona, a mi pareja, a mi familia, a mi trabajo? Eso, dice la experta, es lo que deben preguntarse. Una vez que se tienen respuestas es necesario empezar a tomar acciones.
«Por ejemplo, hay quienes le dan prioridad al trabajo y dejan en segundo y tercer planos a su persona, a su pareja y a su familia. Obviamente cuando se jubilan sienten que se les acaba la vida».
Por eso es tan importante encontrar el equilibrio y que las personas se den el tiempo necesario para atenderse a ellas mismas y a los demás.
Por su parte, Rangel explica que, además, pueden seguir siendo económicamente autosuficientes y para ello nuevamente hay que destacar que la planeación es fundamental.
«Desde la juventud se debe hacer un plan de ahorro para la vejez, pues la mayoría de las veces las pensiones no proporcionan lo suficiente para procurarse lo necesario», explica la especialista.
Además, aclara, los viejos pueden tener una actividad funcional. «Pueden, por ejemplo, dedicarse a las manualidades y recibir una retribución económica por ellas.
«Otra opción es que se involucren en talleres productivos, en trabajos de medio tiempo o de algunas horas».

La vejez ya llegó, hágala exitosa
Rangel indica que existen cuatro esferas humanas: la biológica, la psicológica, la social y la espiritual que interactúan y que en cada una de ellas los viejos deben ocuparse.
En el terreno biológico, explica, si se padecen enfermedades crónicodegenerativas deben controlarlas acudiendo con el médico. «La idea es que conserven la salud que les queda de manera óptima».
Una buena alimentación, acorde con la edad y las actividades que se realizan, y la práctica de ejercicio son fundamentales para estar saludable.
«Los beneficios del ejercicio son muchos, pues mantiene lubricadas las articulaciones, elimina las toxinas, y genera endorfinas, sustancias que proporcionan bienestar y que sólo con el ejercicio se logran», comenta.
En el ámbito psicológico es muy importante fomentar la convivencia con la familia y con los amigos. Es fundamental dar y recibir.
Para evitar la demencia senil, afección común en las personas de la tercera edad, Rangel recomienda poner a trabajar las neuronas con actividades como resolver rompecabezas y crucigramas.
«La idea es que las neuronas que aún están vivas se sigan desarrollando», añade.
En lo social indica la relevancia de que los adultos mayores se tracen metas. «Si ya no trabajan en forma asalariada pueden buscarse una actividad socialmente productiva que los obligue a levantarse temprano y a arreglarse. Se pueden involucrar por ejemplo en actividades de beneficencia social».
Otro objetivo que se pueden plantear es aprender algún idioma, por ejemplo. Las actividades de entretenimiento, como las clases de baile, también ayudan.
Desde el punto de vista espiritual el rezo es muy benéfico. Rangel explica que no es necesario pertenecer a una religión para mantener comunicación con un ser espiritual o de luz. También propone darse tiempo para meditar.
En este ámbito, Aranda también aconseja estar en contacto con el universo, tener armonía con uno mismo y con el entorno y darse tiempo para estar en paz.

Sexualidad y soledad
El estar viejo no significa que debe anularse la sexualidad y ésta no se reduce a las relaciones sexuales.
Procurar recibir besos, caricias y cualquier otra manifestación de cariño de quienes los rodean es una expresión de la sexualidad.
Rangel afirma que amar y ser amado es los más terapéutico. «Es cierto que disminuye la genitalidad, pero la afectividad perdura», indica.
Aranda comenta que muchos temen la llegada de la vejez por el hecho de sentirse solos pero indica que hay que aprender a disfrutar de la soledad.
«La soledad es muy importante. Con ella se aprende a estar con uno mismo. Muchos la disfrutan porque de jóvenes nunca la tuvieron. Se dan tiempo para escuchar música, caminar, tomar un baño caliente, preparase un té, recapacitar. Su principal amigo son ellos mismos».
Rangel concluye que estando a solas las personas pueden reconocer cuales son sus potenciales y aprender a perdonarse.

Natalia Vitela
Agencia Reforma

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE SEXUALIDAD Y ENVEJECIMIENTO

¿Qué cambios pueden producirse con el envejecimiento en la fisiología de la sexualidad?

En el caso de los hombres, es posible que:
* Aumente el tiempo requerido para llegar a una plena erección.
* Se necesite más estimulación erótica antes del acto sexual. Es posible que la estimulación manual sea más necesaria para llegar a la erección.
* La erección puede no ser tan enérgica o tan grande como antes.
* disminuya el tiempo durante en cual la erección puede ser mantenida antes de la eyaculación.
* Disminuya la fuerza de eyaculación y la cantidad de semen expulsada en la misma puede ser menor.
* La pérdida de la erección después del orgasmo puede suceder más rápidamente.
* Aumente la duración de la fase refractaria, esto es, puede pasar más tiempo antes de que le sea posible tener otra erección
* El sentimiento que una eyaculación esta a punto de producirse puede ser reducido.

En el caso de las mujeres, es posible que:
* Se observen cambios en su vagina, que puede acortarse y estrecharse.
* Las paredes vaginales pueden volverse más delgadas y un poco más rígidas, perdiendo elasticidad.
* Disminuya la lubricación vaginal.

Las consecuencias pueden ser la percepción de sequedad y picor en vagina y labios y la dispareunia o dolor durante el coito. En estos casos, el médico o el farmacéutico pueden sugerirle el uso de lubricantes vaginales con base de agua, que se venden sin necesidad de receta médica. También, el médico puede sugerir suplementos de estrógeno o la inserción de un estrógeno vaginal.

Estos cambios que se producen con el envejecimiento, ¿justifican siempre que se produzca una disminución del interés sexual?

20080714psasex_3_ies_lcoNo hay pruebas de que el proceso de envejecimiento por sí mismo determine una disminución del interés sexual. Parece que lo que se produce con el envejecimiento es, más bien, un cambio en la forma de experimentar y disfrutar del sexo. A pesar de que fisiológicamente no está justificada la pérdida de interés sexual en la vejez, existen factores asociados al envejecimiento (factores fisiológicos -determinadas enfermedades- y factores psicológicos- estereotipos, falsas creencias, miedos, falta de información) que pueden obstaculizar el adecuado disfrute de la sexualidad en esta etapa de la vida. Es importante tener en cuenta que el cambio en la vida adulta no es universal (hay muchas diferencias entre personas), no es unidimensional (cada capacidad o función evoluciona de diferente manera), no es unidireccional (hay capacidades que involucionan, pero otras se mantienen e incluso mejoran) y no es necesariamente irreversible (hay aspectos y dimensiones que se pueden mejorar). Estas consideraciones son perfectamente aplicables a la experiencia sexual en la vejez.

¿Cuáles son los problemas de salud o las enfermedades que pueden obstaculizar la sexualidad?

Entre las enfermedades o problemas de salud que pueden hacer más difícil la realización y/o el disfrute del acto sexual se encuentran las siguientes:

Artritis. El dolor de las articulaciones ocasionado por la artritis puede hacer que el contacto sexual resulte incómodo. La cirugía de reemplazo de articulaciones y los medicamentos pueden aliviar este dolor. También pueden ser de utilidad el ejercicio, el descanso, los baños calientes y los cambios de posición o de horario para la actividad sexual.

Dolor crónico. Además de la artritis, un dolor que persiste durante más de un mes o que aparece y desaparece frecuentemente puede ser ocasionado por otros problemas óseos o musculares, herpes zoster, mala circulación, o problemas de los vasos sanguíneos. Este malestar puede, a su vez, ocasionar problemas para dormir, depresión, aislamiento y dificultad para moverse. Estos pueden interferir con la intimidad entre las personas mayores. El dolor crónico no tiene por que ser parte del envejecer, con frecuencia, se puede tratar.

Diabetes. Muchos hombres que sufren de diabetes no tienen problemas sexuales, pero esta es una de las pocas enfermedades que puede causar impotencia. En la mayoría de los casos, el tratamiento médico puede ayudar.

Problemas del corazón. El estrechamiento y endurecimiento de las arterias, conocido como arteriosclerosis, cambia la estructura los vasos sanguíneos e impide que la sangre fluya libremente. Esto puede implicar problemas de erección en los hombres y puede aumentar la tensión arterial (hipertensión). Uno de los trastornos vasculares más frecuentes es la enfermedad arterial oclusiva peneana, por ejemplo, casi siempre parte de una ateroesclerosis difusa, se asocia a dietas altas en grasa y colesterol que favorecen el depósito gradual de colesterol en las paredes de las arterias.

Algunas personas que han sufrido un infarto temen que el tener relaciones sexuales pueda ocasionarles otro ataque. La probabilidad es muy baja. La mayoría de estas personas pueden volver a tener relaciones sexuales entre 3 y 6 semanas después de estabilizarse tras un ataque, si su médico lo aprueba. Siempre siga el consejo de su médico.

Incontinencia. La pérdida del control de la vejiga o el escape de orina es más común a medida que envejecemos, especialmente en las mujeres. La incontinencia por esfuerzo sucede por ejemplo al hacer ejercicio, toser, estornudar o levantar algo. Debido a la presión extra sobre el abdomen durante el acto sexual, la incontinencia puede conducir a que las personas lo eviten. La buena noticia es que, por lo general, esto se puede tratar.

Accidente cerebrovascular. Un accidente cerebro-vascular rara vez afecta la capacidad de sostener relaciones sexuales, aunque es posible tener problemas de erección. Es poco probable que el acto sexual pueda ocasionar otro accidente. Alguien con debilidad o parálisis causada por un accidente cerebro-vascular puede tratar de usar diferentes posiciones o dispositivos médicos que les permita continuar practicando el sexo.

El déficit de vitamina B12 puede afectar también a la sensibilidad peneana de los hombres.

También hay que tener en cuenta que muchos medicamentos tienen efectos secundarios que pueden influir sobre la función sexual.

¿La menopausia se asocia a una disminución del interés sexual?
La menopausia por sí misma no parece tener un efecto negativo mayor sobre el interés sexual. Contrariamente al estereotipo, muchas mujeres postmenopáusicas experimentan un aumento del interés por la actividad sexual, lo cual puede deberse a múltiples razones tanto de tipo fisiológico (p.ej., el efecto de los andrógenos ante la deficiencia estrogénica postmenopáusica) o psicológico (p.ej., desaparece el temor a un embarazo no deseado).

¿Es la impotencia una consecuencia inevitable del envejecimiento?
Rotundamente no. La impotencia puede estar asociada a determinadas enfermedades tales como las de tipo vascular, que pueden contribuir a disminuir la capacidad para mantener un volumen adecuado de sangre dentro del pene y así, se más difícil para el hombre mantener la erección.

En una gran parte de los casos, la impotencia es causada y mantenida por factores psicológicos mientras que, sin embargo, las impotencias de tipo orgánico son las menos frecuentes, y con frecuencia se puede manejar e incluso, curar.

¿Qué factores psicológicos pueden obstaculizar el disfrute de una adecuada sexualidad en la vejez?
La sexualidad implica aspectos emocionales y físicos y la forma en que piensan y sienten las personas mayores, al igual que las personas de cualquier edad, puede afectar enormemente su sexualidad. Algunos de los factores psicológicos que pueden interferir con un adecuado disfrute de las relaciones sexuales en la vejez son los siguientes:

* Los hombres pueden temer que la impotencia se convierta en un problema más común a medida que van envejeciendo. La excesiva preocupación por la posibilidad de volverse impotente, puede causar un estrés suficiente para producir problemas de erección. La excesiva preocupación puede hacer que el hombre despliegue una autoatención excesiva durante el acto sexual, la cual suele ir acompañada de sentimientos de aprensión o ansiedad ante la posibilidad de que la erección sea difícil o imposible. O tal vez, al pensar que la impotencia es algo «normal» en la etapa de la vida en la que se encuentra, es improbable que la persona se plantee posibilidad de solucionar el problema o busque algún tipo de ayuda.
* A algunas mujeres, los cambios físicos normales -un cuerpo menos firme, el cabello gris, las arrugas- pueden carinos1hacerles sentir que son menos atractivas para el sexo opuesto, y pueden vacilar antes de expresar su interés sexual. Una mujer que se preocupa por sus cambios de apariencia a medida que va envejeciendo, puede pensar que su compañero ya no la encuentra atractiva y estos pensamientos, pueden asociarse a conductas no favorecedoras de la salud sexual, tales como emitir menos conductas de seducción, disminuir la frecuencia con la que inicia interacciones de tipo sexual, arreglarse menos, etc. Este tipo de conductas pueden favorecer el cumplimiento de las expectativas de estas mujeres, a través del mecanismo conocido como «profecía autocumplida».
* El mantener estándares y metas de belleza física juvenil puede interferir con la forma de disfrutar del sexo tanto de hombres como de mujeres, aunque es probable que esto ocurra de forma especial en el caso de las mujeres puesto que en nuestra sociedad la presión social para cumplir metas de belleza física se ha ejercido y se ejerce (si bien las cosas están cambiando en los últimos años) de manera especialmente intensa con las mujeres.
* Atribuir cualquier problema que pueda surgir en las relaciones sexuales al hecho de que «uno es ya mayor», lo cual es una causa interna, estable y global que favorece la indefensión o percepción de falta de control respecto a los factores que causan o mantienen el problema. Esto, a su vez, favorece que la persona no haga esfuerzos por buscar soluciones. Al contrario, conocer los posibles factores que pueden estar influyendo en el surgimiento y mantenimiento de una disfunción es esencial para poder identificar la causa del problema y encontrar soluciones adecuadas al mismo.
* Algunas creencias erróneas también pueden contribuir a obstaculizar el disfrute de una adecuada sexualidad en la vejez:

«La vejez se asocia inevitablemente a declive del interés sexual»
«La menopausia disminuye el interés sexual»
«Es indecente , de mal gusto, que las personas mayores tengan intereses sexuales»
«La sexualidad es cosa de jóvenes»
«El sexo es, básicamente, el coito; otro tipo de relaciones sexuales son extrañas o inadecuadas»
«La actividad sexual en la vejez es mala para la salud, debilita a las personas»
«Las personas mayores ya no necesitan tanto como los jóvenes el mantener relaciones sexuales»

También influyen sobre la sexualidad determinados estereotipos sociales sobre los roles masculino y femenino y sobre las personas mayores. La imagen social de las mujeres y como menos interesadas en el sexo que los hombres, menos necesitadas de relaciones sexuales, así como la imagen social de las personas mayores como «desenganchadas» de estoe tipo de necesidades más típicas de los jóvenes, son otras barreras que hay que eliminar para favorecer el disfrute sexual en la vejez.

¿Cómo se puede ayudar a las personas mayores a disfrutar más de su sexualidad?
Normalizar el tema de la sexualidad, luchando contra obstáculos que impiden o dificultan a las personas mayores el hablar sobre el tema, favoreciendo la comunicación e intercambio de opiniones sobre el mismo y la expresión por parte de las personas mayores de la problemática que pueden vivir en este ámbito de su vida. Importante: no crear nuevas exigencias que contradigan los deseos o creencias religiosas de las personas mayores.

Proporcionar información a las personas mayores sobre los cambios normales que ocurren con el envejecimiento y que pueden generar cambios en la forma de experimentar la sexualidad; asimismo, darles información sobre los factores fisiológicos y psicológicos que pueden influir en el inicio y mantenimiento de disfunciones o dificultades sexuales, así como de las vías existentes para su posible superación.

Facilitando que las personas mayores se reconcilien con su figura corporal y acepten los cambios que supone el proceso de envejecimiento, cambiando los estándares de belleza de la juventud basados en criterios físicos y estéticos, por nuevos estándares más realistas y alcanzables, basados en los valores de la comunicación, el afecto, la intimidad y la sensualidad.

Potenciar una visión de la sexualidad creativa, menos coital, que reconozca el valor como potenciales fuente de placer de otros tipos de actividades.

Favorecer la creación de redes sociales adecuadas para las personas mayores, que les permitan satisfacer sus necesidades de afecto e intimidad en los casos en que haya bajo apoyo social o situaciones de soledad por viudedad, separaciones, etc.

Intervenir en aquéllas áreas o problemas como las ya tratadas u otras como las relaciones de pareja, el estado de salud o el estrés y la depresión, que afectan de forma significativa a las relaciones sexuales.
Portal mayores

LAS RELACIONES AFECTIVAS EN LA TERCERA EDAD

amorLas relaciones afectivas en la Tercera Edad están llenas de mitos – Los expertos del grupo Amma Gerogestión señalan que los principales factores que condicionan la vida sexual activa durante la vejez están determinados por factores de orden psicosocial, más que por cambios fisiológicos propios de la edad. – «Los centros gerontológicos y profesionales debemos esforzarnos por fomentar y motivar el respeto con que los mayores viven sus relaciones afectivas y sexuales», declara la psicóloga Patricia Morán.

El grupo empresarial Amma Gerogestión especializado en la promoción, diseño, asesoramiento y gestión de centros y servicios gerontológicos, señala a los estereotipos como uno de los principales factores que intervienen en la forma de vivir las relaciones afectivas en la Tercera Edad. En general no suelen ser bien vistas en el entorno cultural e incluso familiar y, en muchos casos, religiosos que censuran la manifestación pública de conductas afectivas, en especial tratándose de gente mayor. La psicóloga Patricia Morán señala «la necesidad de dar y recibir afecto no va ligada, necesariamente, a la vejez y al hecho de cumplir años sino que es una necesidad consustancial al ser humano, tenga la edad que tenga».

Fundamentalmente lo que se busca son cualidades que se podrían denominar como básicas para el equilibrio psíquico y afectivo del ser humano. Amma Gerogestión cree en la importancia de desmitificar temas que deberían ser tan comunes como la sexualidad en los mayores.