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DEPORTE Y ENVEJECIMIENTO

Cambios fisiológicos y comportamentales asociados al envejecimiento
a. Cambios en el sistema músculo esquelético

deporte-terceraLa actividad física se reduce con la edad y constituye un indicador de salud. La reducción del repertorio motriz, junto a la lentitud de los reflejos y descenso del tono muscular en reposo, entre otros factores, provocan descoordinación y torpeza motriz.

La posición estática sufre alteraciones y desajustes: Aumenta la rigidez en la zona escapular y pélvica que dificulta muchos movimientos. La columna vertebral acusa la degeneración articular y de una cifosis dorsal favorecida por el desequilibrio y falta de tono muscular y vicios posturales. Esta cifosis dorsal acentúa la lordosis cervical y puede que lumbar para conservar el equilibrio.

A partir de los 35 años en mujeres y más tarde en hombres, se produce una pérdida ósea anual del 1% aproximadamente que hace los huesos más frágiles y propensos a la fractura.

Con el paso de los años disminuye el número y el tamaño de las fibras musculares, disminuyendo consecuentemente la fuerza haciéndose los mayores más propensos a la fatiga y a padecer lesiones musculares por sobreuso. También disminuyen la capacidad aeróbica, la fuerza muscular y la capacidad funcional general. La marcha se modifica y los pasos son más cortos, lentos y planos. Se levantan menos los pies del suelo y se pierde el balanceo de los brazos. Todo ello redunda en la pérdida de independencia y autonomía.

b. Cambios metabólicos, en el sistema cardiovascular y respiratorio

Con la edad disminuye el volumen sistólico, la frecuencia cardíaca máxima y el gasto cardíaco. Aumenta el tiempo de recuperación tras un esfuerzo de los valores en reposo de frecuencia cardíaca, tensión arterial, consumo de oxígeno y eliminación de dióxido de carbono.

Por otra parte aumentan la tensión arterial en reposo y el tamaño del miocardio.

Aumenta el volumen residual respiratorio y disminuye la capacidad vital, observándose que aunque aumente la frecuencia respiratoria con el ejercicio no se incrementa el volumen corriente. Disminuye el metabolismo basal, el VO2 máx. y la tolerancia a la glucosa, aumentando el porcentaje de grasa corporal.

c. Cambios en el sistema nervioso

Disminuye la velocidad de conducción nerviosa, aumentan los tiempos de reacción, umbral de percepción de muchos estímulos y déficits sensoriales. Se pierde el reflejo miotático y en general descienden la sensibilidad propioceptiva y táctil que afectan la pérdida de conciencia y del esquema corporal. Ello se refleja en la dificultad de localizar movimientos y el acompañamiento de sincinesias y dependencia de la vista.

Se producen alteraciones en la motricidad fina y los movimientos se hacen imprecisos. Aparecen sentimientos de desconfianza respecto de las propias posibilidades e inhibición de la independencia y autonomía.

Incidencia de un programa de ejercicio físico

Todas estas modificaciones son objeto de entrenamiento para evitar y/o posponer su aparición a través de ejercicios variados donde los estímulos lo sean también, incidiendo sobre audición, tacto, propiocepción, fomento del diálogo corporal de las personas mayores consigo mismas que les permita mejorar su esquema corporal, realizando movimientos inusuales y variados en condiciones que le merezcan seguridad y mejoren su equilibrio, control y estabilidad postural, eliminando sincinesias y paratonías, contribuyendo a que recobre seguridad en sí mismo mejorando su motricidad y capacitándole para sus quehaceres cotidianos así como para actividades de relación social que, en definitiva, mejoren su calidad de vida y salud física y mental.

Las enfermedades asociadas a la hipodinamia (obesidad, cardiopatía isquémica, diabetes, hipercolesterolemia e hipertensión), se ven agravadas por el sedentarismo y pueden ser tratadas con el ejercicio sin necesidad de recurrir a medicamentos. El ejercicio que desarrolla la fuerza y la resistencia disminuye la morbilidad y la mortalidad en las personas mayores.

La respuesta de las personas mayores es similar a la de los jóvenes en cuanto a capacidad aeróbica, resistencia y fuerza cuando los ejercicios son de intensidad baja y moderada, contribuyendo a mejorar dichas capacidades. Tengamos en cuenta que el Síndrome General de Adaptación evoluciona en tres etapas: Alarma, resistencia y agotamiento que se corresponden con tres fases de la vida: Niñez: Se manifiesta una escasa resistencia y exagerada reactividad a agresiones externas: Madurez; La resistencia y capacidad de adaptación ante el estrés son mayores: Vejez; Se produce la pérdida de adaptación como respuesta al estrés y la disminución de las defensas del organismo.

El entrenamiento adecuado de los abuelos deportistas mejora las funciones esenciales demorando el deterioro físico y dependencia de 10 a 15 años (Shepard). Ello quiere decir que los estímulos deben tener una intensidad adecuada a las posibilidades funcionales según Ley del Umbral, Principios De Todo o Nada y De Individualidad.

La autonomía de las personas mayores está íntimamente relacionada con su calidad de vida. El ejercicio es un protector y precursor de dicha autonomía y de los sistemas orgánicos que la condicionan, además de preservar y mejorar la movilidad y estabilidad articular y la potencia de las palancas musculoesqueléticas, que a su vez inciden beneficiosamente sobre la calidad del hueso, la postura, la conducta motriz, la autoimagen, concepto de sí mismo, etc… y en definitiva sobre la calidad de vida.

La inmovilidad e inactividad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad de tal forma que, lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento pronto será imposible realizarlo. El ejercicio físico puede instaurarse en los hábitos y estilo de vida de la persona mayor y a su través canalizar el ocio y contribuir a recuperar, conservar y mejorar la salud y calidad de vida.

Vries y Adams compararon los efectos del ejercicio y un conocido tranquilizante. El ejercicio proporcionó mayor alivio a la tensión muscular de sujetos crónicamente ansiosos de 52 a 70 años. Publicaciones médicas de USA reconocen el ejercicio como medio para combatir la depresión, irritabilidad e insomnio. Biegel atribuye al estilo de vida activo el beneficio de mejorar la forma física asociada al optimismo, autoimagen, autoconfianza, capacidad mental y adaptación social del adulto, que obviamente se optimiza cuando se realizan ejercicio físico regular en grupo.

Efectos de un programa de ejercicio físico

  • La mejora de la salud se materializa en los siguientes efectos:
  • Enlentece la involución cardiovascular -previniendo la arteriosclerosis-, la involución respiratoria y la involución endocrina (especialmente de las suprarrenales con la consiguiente mejoría de la adaptación y resistencia al estrés).
  • Es importante en la rehabilitación cardíaca y respiratoria comprobándose que la mortalidad posinfarto de miocardio se reduce un 20% entre quienes siguen programas deportivos.
  • El envejecimiento está relacionado con la producción de radicales libres y se evidencia en el plasma la disminución de glutatión (que protege a los tejidos de la acción deletérea de los radicales libres), el cual se encuentra incrementado en el plasma de los sujetos entrenados fruto de la actividad muscular.
  • Facilita la actividad articular y previene la osteoporosis y fracturas óseas. Se incrementa la absorción de calcio y potasio.
  • Aumenta la actividad enzimática oxidativa con la consiguiente mejora la utilización del oxígeno y metabolismo aeróbico de grasas y glucosa.
  • Mejora la movilización de sustratos energéticos.
  • Se pierde peso graso.
  • Reduce niveles plasmáticos de colesterol y triglicéridos y mejora los índices colesterol/HDL en sangre. Aumenta la tolerancia al esfuerzo por aumento de los umbrales aeróbico y anaeróbico.
  • Aumenta el volumen sistólico.
  • Aumenta el volumen de sangre (plasma y glóbulos rojos)
  • Mejora la capilarización muscular.
  • Aumenta el VO2 máx. y mejora el sistema respiratorio por mejora de la capacidad vital, aprovechamiento de la oferta de oxígeno e incremento de la ventilación, difusión y transporte de oxígeno.
  • Controla y reduce la tensión arterial en reposo y durante el esfuerzo.
  • Favorece el equilibrio neurovegetativo, sicofísico y la actividad psicointelectual.
  • Mejora el aspecto estético.
  • Estimula el optimismo, la vitalidad y la voluntad (favoreciendo la superación del tabaquismo y otros hábitos y adicciones insanas).
  • Contribuye a la integración socialAdjuntar una Imagen.
  • Mejora la calidad y disfrute de la vida.

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PARA VIVIR UNA VEJEZ PLENA

668370En gran medida, la calidad de vida de cada ser humano depende de los cuidados y medidas de salud que aplica desde su niñez; la tercera edad no es la excepción, y para lograr que esta etapa sea tan memorable como las demás es conveniente cultivar y desarrollar buenos hábitos.

Dado que todos nacemos envejeciendo, deberíamos tomar en cuenta que vejez feliz dependerá de qué tan bien cuidemos de nosotros mismos a lo largo de la vida y de las medidas que diariamente procuremos para mantener saludable nuestro organismo, contar con adecuada autoestima y cultivar mente y espíritu.

Cierto es que con el proceso del envejecimiento se experimentan cambios físicos tales como aparición de arrugas y canas o falta de vigor, además de que se sufre sentimiento de pesar y duelo debido a las pérdidas afectivas y de seres queridos.

Empero, también es verdad que si una persona sobrevive más tiempo es porque su organismo es más resistente y su estilo de vida ha sido más benéfico que el de otros individuos, por lo que en vez de maldecir a la vejez hay que asimilarla como un logro más en el que cambia la percepción de uno mismo y la forma de relacionarse con el entorno.

No es imposible, pues se trata de algo que ha ocurrido con anterioridad al pasar de la niñez a la adolescencia y de ésta a la edad adulta; así, para afrontar este reto, proporcionamos a continuación una serie de sencillos consejos.

Adiós a tabaco y alcohol
Fumar y consumir alcohol incrementan el riesgo de padecer enfermedades crónicas, como trastornos en el aparato circulatorio, mayor probabilidad de sufrir infartos, alteración del sistema nervioso y, en casos graves, enfisema pulmonar (obstrucción de los bronquios), cirrosis (alteración en donde los tejidos del hígado se endurecen y limitan su funcionamiento) y hasta cáncer.

Además de esto, el consumo de tales estimulantes favorece otros males como acidez estomacal, agruras, fatiga, mala memoria, confusión mental, tartamudez, trastornos de sueño, estado de ánimo cambiante, desinterés en las actividades diarias y baja del sistema inmunológico (que nos defiende de infecciones) y de la capacidad de reacción frente a situaciones de estrés. Por todas estas razones el consejo médico es claro: nunca es tarde para abandonar el tabaco o decidirse a beber con moderación.

Visitar al médico
Asistir al geriatra (especialista encargado de los problemas médicos de los individuos de la tercera edad) de manera periódica es una decisión acertada, pues tal como ocurre en otras etapas de la vida, la asesoría de un especialista en salud no es un síntoma de debilidad, sino una actitud prudente, madura y de autoestima muy positiva que hace frente al posible desarrollo de enfermedades.

En una revisión médica de una persona mayor de 65 años se tienen que evaluar presión sanguínea, pérdida de masa muscular, auditiva y visual, deterioro de las funciones mentales o problemas de tiroides. La salud bucal también debe revisarse con frecuencia, y en el caso de las mujeres, tienen que realizarse periódicamente una mamografía para detectar a tiempo cáncer en esa zona.

Además de los trastornos anteriores, debe vigilarse el posible desarrollo de enfermedades como diabetes tipo 2 (en la que no se depende de la insulina), cáncer y trastornos relacionados con la circulación sanguínea. De manera particular, cada tres años las mujeres tienen que realizarse un examen de cuello de útero y los hombres de próstata y colon, con la finalidad de prevenir la aparición de cáncer; asimismo, las féminas deben realizarse estudios minuciosos para evitar el desarrollo de osteoporosis.

Cuidar la alimentación
Tener hábitos nutritivos saludables es clave para prevenir enfermedades, por lo que las personas de la tercera edad deben seguir pautas esenciales:

* Dieta rica en frutas, verduras, cereales y fibra.
* Disminución en el consumo de grasa y colesterol.
* Ingerir sal y azúcar en cantidades moderadas.
* Beber entre 6 y 8 vasos con agua diariamente.

En principio, con costumbres alimenticias de este tipo no se requerirán suplementos vitamínicos, pero si lo juzga necesario consulte a un especialista para asesorarse sobre el consumo de algún complemento alimenticio o para asegurarse que a través de sus alimentos toma diariamente las calorías necesarias.

Entrar en acción
Realizar actividad física con regularidad es una de las mejores maneras de protegerse contra muchas enfermedades, dado que el ejercicio se asocia con menor riesgo de padecer problemas cardiacos, diabetes, osteoporosis, hipertensión y algunos tipos de cáncer. Al mismo tiempo, aporta mayor resistencia física y flexibilidad, y mejora el funcionamiento de pulmones y corazón.

Así, la práctica de actividad deportiva constante y moderada (caminar, nadar o andar en bicicleta) durante 30 minutos al día es excelente manera de consentir al organismo. Además, las caminatas o la incorporación a grupos ya formados que desempeñen actividades como Tai-Chi proporciona la oportunidad de conocer nuevas personas y hacer amigos con quienes intercambiar experiencias e ideas.

¿Sexualidad?
Por supuesto. La actividad sexual no es exclusiva de personas jóvenes, pues aunque la respuesta erótica pudiera ser diferente, la mayoría de la gente mayor quiere y puede disfrutar de relaciones activas y satisfactorias, siempre que haga de lado las ideas de terceros que califican a la ancianidad o a los “abuelitos” como personas asexuadas o “niños grandes”.

Es común que las mujeres noten cambios en la forma y flexibilidad de la vagina y disminución en la lubricación, así como que los hombres noten que pueden demorar en lograr la erección, misma que no será tan prolongada y firme como en años anteriores; empero, estos cambios en el organismo son superables en la mayoría de los casos con ayuda de la pareja y, de ser necesario, de un especialista (geriatra o sexólogo).

De esta manera, las personas de la tercera edad cuentan con la posibilidad de gozar una vida sexual activa y sus beneficios, como satisfacción personal, autoestima o facilidad para manifestar amor hacia la pareja; además, la actividad erótica desencadena la generación de endorfinas u hormonas de la felicidad, sustancias que estimulan los centros de placer en el cerebro a la vez que eliminan dolor, insomnio, estrés y depresión.

Hogar seguro
Las cifras no mienten: 30% de las personas mayores de 75 años tienen dificultades para subir escaleras, y un porcentaje similar en idéntico lapso de tiempo sufre una caída; en la mayoría de los casos, si los afectados hubieran sabido cómo prevenir estos accidentes, se habrían evitado muchas lesiones, fracturas o decesos.

Por ello debe ponerse atención especial a la seguridad en el hogar, a sabiendas de que las medidas esenciales de protección consisten en evitar las superficies demasiado lisas o escaleras y terrenos con continuos desniveles. Además, debe tenerse especial cuidado cuando se utilice cualquier objeto casero que pueda provocar quemaduras.

Mente sana
Muchos especialistas coinciden en señalar que si la capacidad de las neuronas disminuye es porque no se recurre a ellas, y agregan que la mejor manera de mantener mente y memoria lúcidas es ejercitando al cerebro mediante trabajo intelectual, actividades culturales, creativas, deportivas o sociales.

De ahí que se recomienda a los adultos mayores que realicen actividades provechosas que ayuden a fortalecer las cualidades de lógica y pensamiento con las que todo individuo cuenta, tales como aprender nuevas actividades como canto o fotografía, practicar lectura y juegos (ajedrez o dominó) que además les ayudarán a mejorar sus relaciones sociales.

Ante todo, es muy importante que la persona de la tercera edad se considere a sí misma con capacidades y destrezas que pueden cultivar como cualquier otro individuo. Si juventud o niñez tuvieron su encanto, no hay razones para pensar que la vejez está exenta de satisfacciones y oportunidades para vivir dignamente y ser cada día mejor ser humano.

Mario Rivas

OSTEOPOROSIS

osteoporosis

La osteoporosis es la enfermedad ósea metabólica más frecuente, cuya manifestación clínica es la fractura. Se define patológicamente como ‘disminución absoluta de la cantidad de hueso y desorganización de su micro arquitectura, lo que conlleva a un estado de fragilidad en lo que pueden ocurrir fracturas tras traumas mínimos’. Se considera un grave problema de salud pública, siendo una de las enfermedades las más importantes asociadas al envejecimiento.

La fractura del fémur es la consecuencia más dramática de la osteoporosis. Cerca del 15% a 20% de los pacientes con fractura de la cadera se mueren debido a la fractura o sus complicaciones durante la cirugía, o aun más tarde, por embolia o problema cardiopulmonar en un periodo de 3 meses, y un tercio de los fracturados se morirán en 6 meses. Los restantes, en su mayoría, quedan con grados variables de incapacidad.

En aproximadamente el 20% de los casos se puede identificar una enfermedad secundaria a la osteoporosis, y los restantes 80%  son pacientes que padecen de osteoporosis posmenopáusica o osteoporosis senil.

¿Cómo se desarrolla la osteoporosis?

La remodelación ósea es un proceso continuo de retirada del hueso hacia el flujo sanguíneo y la formación de hueso nuevo, ocupando del 20 a 30% del esqueleto a cada momento. Por medio del remodelación, el tejido óseo remplaza células viejas por nuevas (lo que ocurre en todos los tejidos), y el organismo puede disponer de elementos importantes que son almacenados en los huesos, como el calcio.

Los osteoclastos son células responsables por la resorción durante la remodelación.

En el inicio de cada ciclo de remodelación los osteoclastos cavan el hueso, formando espacio en su superficie  y cavidades en su interior. Cerca de dos semanas después los osteoclastos son desplazados por los osteoblastos que, en un periodo aproximado de tres meses llenan el área absorbida con hueso nuevo.

Hasta aproximadamente 30 años de edad la cantidad de hueso resorbido  y repuesto es igual. A partir de entonces, se inicia un lento equilibrio negativo que va a provocar, al final de cada activación de las unidades de remodelación, una discreta pérdida de masa ósea . Se inicia, por lo tanto, un lento proceso de pérdida de masa ósea relacionada a la edad – osteoporosis senil – en la cual, a lo largo de sus vidas, las mujeres perderán cerca del 35% de hueso cortical (fémur, por ejemplo) y 50% de hueso trabecular (vértebras), mientras que los hombres perderán 2/3 de esa cantidad.

Además de esa etapa lenta de pérdida de masa ósea, las mujeres tienen  un osteoporosis_porosidadperiodo temporal de pérdida rápida de hueso, en lo cual la caída de estrógenos circulantes, que ocurre desde la premenopausia, desempeña importante papel. El periodo transitorio de pérdida rápida puede se mantener por 4 a 8 años, en los cuales la pérdida ósea llega hasta el 2% al año. El hueso trabecular es metabólicamente más activo y responde más  a los cambios del funcionamiento  del organismo, lo que puede explicar porque, en esto tipo de hueso, la pérdida ósea se inicia, en ambos sexos, en la tercera década y la masa total de hueso declina de 6 a 8% a cada 10 años. La respuesta a la caída estrogénica es Igualmente más intensa, habiendo gran aceleración de la remodelación ósea y pérdida de 5 a 10% de masa ósea al año en el 40% de las mujeres – osteoporosis posmenopáusica.

Se observa, por lo tanto, dos patrones distintos de cambios en el funcionamiento de las unidades de remodelación que llevarán a ala osteoporosis. Uno es lento y dependiente de la edad – osteoporosis senil – y relacionado a lo defecto en la formación ósea; los osteoclastos producen espacios de profundidad normal o incluso menores, pero los osteoblastos son incapaces de llenarlos totalmente. Por otra parte, las modificaciones que ocurren con la caída de estrógenos llevan a una remodelación donde hay un número mayor de osteoclastos, y cada uno produce una cavidad más profunda; también hay un aumento de actividad de los osteoblastos, los cuales intentan corregir el defecto, pero no lo alcanzan, caracterizándose la remodelación acelerada, donde la actividad de resorción es mayor y, al final de cada ciclo, habrá una declinación  significativa de masa ósea – osteoporosis posmenopáusica.

Factores de Riesgo
La masa ósea del adulto – punto máximo  de masa ósea – refleja la acumulación de tejido óseo que ocurrió durante el crecimiento. Parece alcanzar su límite máximo alrededor de los 17 años de edad, pudiendo extenderse hasta alrededor de los 30 años.

Predisponen a la osteoporosis los factores que inducen a un bajo punto máximo de masa ósea, además de aquellos que son responsables por la pérdida excesiva o baja  en la producción.

Genéticos: raza blanca o asiática

Historial familiar

estatura baja

masa muscular poco desarrollada

Estilo de Vida: baja ingestión de calcio

Sedentarismo
Ejercitación excesiva llevando a la amenorrea (ausencia de menstruación)

Poca exposición solar

Nuliparidad

Tabaquismo(*)
Alcoholismo(*)

Dieta vegetariana(*)

Alta ingestión de proteínas permanentemente(*)
Alta ingestión de cafeína permanentemente (*)
(*) se asocian a otros factores.
Ginecológicos: menopausia precoz sin reposición hormonal
Primera menstruación tardía
Retirada quirúrgica de ovarios sin reposición    hormonal .
Ligadura de trompas (+)
Retirada quirúrgica parcial del útero (+)
(+) riesgo de disminución de la función ovariana por insuficiencia vascular.

Manifestaciones Clínicas

Los síntomas son secundarios a las fracturas. Cuando ocurre en las vértebras, el dolor puede ser de dos tipos. Uno es agudo, localizado, intenso, manteniendo la paciente inmovilizada y relacionada a la fractura en progreso. Inicialmente, en situaciones de dolor agudo, él puede se localizar mal, espasmódico y con irradiación anterior o para la pelvis y miembros inferiores. . La fractura vertebral puede aún no ser observable con precisión en examen radiológico, dificultando el diagnóstico. La paciente se mantiene en reposo absoluto en los primeros días. Aunque sin tratamiento, el dolor disminuye lentamente y desaparece tras dos a seis semanas, dependiendo de la gravedad de la fractura . Cuando la deformidad vertebral residual  es grave, puede permanecer sintomatología dolorosa de intensidad variable o ésta aparecer tardíamente.

Asimismo, si ocurre  con frecuencia, el dolor puede ser de larga duración y localizado más difusamente.

En estos casos, han ocurrido micro fracturas que llevan a deformidades vertebrales y anormalidades posturales y consecuentes complicaciones degenerativas en articulaciones y sobrecarga en músculos, tendones y ligamentos.

Nueva fractura vertebral es común, repitiéndose el cuadro clínico. En las apacientes con dolor persistente, éste se ubica en región dorsal baja y/o lumbar y, frecuentemente, se lo refiere también a las nalgas y muslos. En esta etapa de la evolución de la enfermedad, las pacientes ya tendrán su altura disminuida en algunos centímetros a expensas de las compresiones de los cuerpos vertebrales y al allanamiento de las vértebras dorsales.

El dorso curvo (cifosis dorsal)  es característico, y escoliosis (curvatura lateral), lumbar y dorsal, aparecen muy frecuentemente. Con la progresión de la cifosis dorsal hay una proyección hacia debajo de las costillas y la consecuente aproximación hacia la pelvis, provocando dolor local que puede ser bastante incómoda. En los casos más  avanzados, la inclinación anterior de la pelvis lleva al estiramiento exagerado de la musculatura posterior de miembros inferiores y contractura en flexión de las caderas y consecuentes trastornos para caminar, dolor articular y en partes blandas. Compresión de la raíz nerviosa es muy rara.

Diagnóstico
El criterio actual para el diagnóstico de osteoporosis es la pérdida del 25% de masa ósea cuando se la compara al adulto joven. De hecho, el diagnóstico precoz de osteoporosis se hace a través de densitometría ósea, mientras que el estudio radiológico sólo muestra alteraciones inequívocas cuando hay pérdida del 30% de la masa ósea.

Organización Mundial de la Salud

Criterios para el Diagnóstico de osteoporosis

Normal: valor para densidad ósea hasta 1 desvío-estándar* abajo del promedio del adulto joven de mismo sexo y raza.
Osteopenia: valor para densidad ósea entre 1 a 2,5 desvíos-estándar abajo del promedio del adulto joven de mismo sexo y raza.
Osteoporosis: valor para densidad ósea mayor que 2,5 desvíos-estándar abajo del promedio del adulto joven de mismo sexo y raza.
Osteoporosis severa: valor para densidad ósea mayor que 2,5 desvíos-estándar abajo del promedio del adulto joven de mismo sexo y raza en presencia de una o más fracturas resultantes  de fragilidad ósea.
(*) 1 desvío-estándar es igual a 10%

Estas situaciones son particularmente importantes en mujeres en el periodo perimenopaúsico, pues permite destacarse las perdedoras rápidas de calcio o las que no alcanzaron suficiente punto máximo de masa ósea, y serán candidatas a fracturas vertebrales cerca de diez anos tras la menopausia si no se tratan adecuadamente. De esta amanera, por medio de la densitometría ósea, se puede detectar estados de osteopenia y conceptuarse la osteoporosis a través de la masa ósea y riesgo estadístico de fractura.

Marcadores de la Remodelación Ósea
Se debe destacar que la densitometría ósea propicia el grado de mineralización ósea, siendo una información semejante a una fotografía, inmóvil . Sin embargo, se necesita de pruebas mostrando cuál es la conducta de las células que retiran (osteoclastos) y producen (osteoblastos) hueso.

Sabiéndose que hay alteración en la remodelación ósea (acelerado, normal o lento)  se puede intervenir con medicamentos. Las proteínas medidas son los marcadores de la remodelación ósea y reflejan el estado actual de la actividad ósea. Son clasificadas en marcadores de producción y marcadores de resorción ósea, dependiendo del fenómeno biológico que expresan.

Los marcadores principales de formación ósea son la fosfatasa alcalina ósea y la osteocalcina. Son producidos por los osteoblastos y están aumentados en los estados de remodelación ósea acelerada.

Los marcadores de resorción ósea más utilizados actualmente son la deoxipiridolina y los N-Telopéptido .

La utilización racional de la densitometría ósea  conjuntamente con los marcadores bioquímicos permite:

Detectar perdedoras rápidas de calcio con densidad ósea normal (mujeres en climaterio pre o posmenopáusico reciente) y instituir tratamiento preventivo. En estos casos, tanto marcadores de formación como de reabsorción se hallan elevados. Puede haber una zona de superposición donde, por lo general, aparece  reabsorción acelerada (aumento de deoxipiridolina y/o N-telopéptido) y osteocalcina y/o fosfatasa alcalina ósea próximos al límite superior de la normalidad.
monitorizar el tratamiento  de la osteoporosis de la post-menopausia posibilitando modificar o añadir drogas prematuramente. Se debe repetir las pruebas 2 a 3 meses tras el inicio  del tratamiento. Si no se hallan normales se sugiere revisar adhesión al tratamiento o al esquema utilizado. Las medidas subsiguientes se deben hacer por lo menos 2 veces al año.
Identificar portadores de osteoporosis senil con remodelación acelerada (debido a la alimentación deficiente en calcio, o deficiencia de absorción de calcio por el intestino, el organismo retira del hueso el calcio que necesita circular en la sangre). En estos pacientes, se observa calcio normal, aumento de la reabsorción ósea y formación ósea normal o baja.
Identificar los pacientes con osteoporosis de baja remodelación (senil)

En la osteoporosis con remodelación ósea lenta, los marcadores se hallan normales, y puede haber tendencia a valores próximos al límite inferior. En algunos casos, el tratamiento con estimulantes de la actividad osteoblástica  puede elevarlos.

Tratamiento-Medicamentos utilizados

Los medicamentos utilizados en el tratamiento de la osteoporosis actúan disminuyendo la reabsorción ósea o aumentando su formación.

Agentes antireabsortivos
No hay consenso si estos medicamentos sólo estabilizan o aumentan discretamente la masa ósea, o bien si producen beneficios significativos. El seguimiento de los tratamientos ha demostrado aumento de la densidad ósea y disminución del número de fracturas, pero la ganancia de masa ósea podrá no superar el umbral de fractura, principalmente si tienen iniciación tardía.

Estrógeno
La Reunión de Consenso del III Simposio Internacional sobre Osteoporosis, en 1990, establece que los estrógenos son el tratamiento de elección en la osteoporosis posmenopáusica. La etapa acelerada de la pérdida ósea que ocurre en el 40% de las mujeres luego de la menopausia es responsable por el 30% a 50% de todo hueso perdido a lo largo de sus vidas. Por lo tanto, se debe iniciar el tratamiento prematuramente, a fin de prevenir la caída inicial de masa ósea. Por esta conducta, se consigue disminuir en 50% la incidencia de fracturas. Se debe mantener la reposición hormonal por lo menos 5 a 8 años, correspondiente al periodo del climaterio en que la remodelación ósea es más acelerada. Tras la suspensión del tratamiento, aunque que sea con menor intensidad, vuelven los ciclos a equilibrio negativo, siendo prudente, si no hay contraindicación, la permanencia de la hormonoterapia de reposición por 20 años o más.

Cuando se establece la osteoporosis, los resultados son menos eficaces, aunque todavía positivos. No hay límite de edad para iniciarse la reposición hormonal. En rigor, si la densidad ósea se halla por debajo de un desvío-estándar para la edad, se debe indicar el tratamiento, por lo menos, para mujeres hasta 75 años de edad (ver adelante: terapéutica combinada). Sin embargo, en estos casos, otras drogas antirresortivas se pueden mejor indicar.

Pero siguen las controversias sobre contraindicaciones y los efectos secundarios de estrógenos. Se recomienda a todas pacientes que pretenden usar hormonas que es indispensable la orientación y seguimiento por un ginecólogo.

A continuación, lo que afirman los defensores del uso de estrógenos:

La mayor incidencia de cáncer de endometrio es eliminada con el uso de progestágenos.
Todavía no se estableció que los estrógenos provoquen el cáncer  de mama y su uso no se sigue de mayor mortalidad. Por el contrario, las tomadoras de estrógenos están directamente protegidas porque hacen seguimiento médico adecuado. Aun así, el historial familiar de cáncer de mama es contraindicación al uso de estrógenos.
En cuanto a las enfermedades cardiovasculares , el uso de estrógenos disminuye los niveles de colesterol total y LDL, y aumenta el HDL; además, actúa directamente en estructuras de la pared vascular, produciendo un efecto antitrombótico.  Progestágenos tienen efecto contrario, pero al adecuarse dosis menores alcanzan buenos resultados.

Calcitonina y Bisfosfonatos
Inhiben a la actividad de los osteoclastos. Tienen las mismas indicaciones y resultados que los estrógenos y acción analgésica, lo que resulta atrayente su uso en fracturas por osteoporosis. Es una alternativa para las mujeres que no pueden, o no quieren, usar estrógenos.

Las calcitoninas de salmón son las más resistentes al deterioro en el hombre y, por ello, son las más potentes. Sin embargo, el uso de calcitoninas se halla restricto a los pacientes que no toleran a los bisfosfonatos, además de los episodios de fractura. Siempre que sea prescrito calcitonina, se debe añadir por lo menos una tomada de calcio suplementar 1 a 2 horas después. No antes de 1 año se debe hacer densitometrías de control , y los nuevos marcadores bioquímicos son indispensables en estos casos.

Hay formas distintas de bisfosfanatos con potencia y tiempo de acción distintos, que son utilizados para otras enfermedades óseas. El etidronato es el más antiguo bisfosfonato usado en osteoporosis y, más recientemente, fueron lanzados el alendronato y el residronato. Resultan altamente eficaces.

Se debe administrar los bisfosfonatos lejos de las comidas y se requiere complementación de calcio.

Calcio
Se desconoce la cantidad de calcio alimentario que se requiere para mantenerse la masa ósea. Se propone que adolescentes reciban 1200 a 1500 mg/día, hombres 800 mg, mujeres en la menopausia 1000 mg, mujeres en la postmenopausia 1500 mg, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia deben recibir 1200 a 1400 mg/día y adultos mayores 1200 a 1600 mg/día.

El punto más alto de la masa ósea que se alcanza en la edad adulta tienen un componente genético importante pero, seguramente, deficiencia de ingesta y aumento de oferta interfieren en alguna medida. Trabajos que estudiaron la influencia del calcio en la ganancia de masa ósea en osteoporosis de la postmenopausia y senil establecieron que se debe administrar la cantidad  de 1200 a 1500 mg/día.

Puede haber complementación alimentaria y es importante el uso nocturno, principalmente en adultos mayores, debido al ayuno prolongado. Una copa grande de leche, una copa de yogur o un trozo grueso de queso tienen 300 mg de calcio.

Vitamina D3
El uso de vitamina D3 en los adultos mayores es indispensable para aumentarse la absorción intestinal de calcio y estimular la remodelación ósea. Se recomienda el uso de 800 U de vitamina D3 o 0,50 ug de calcitriol o alfacalcidol.

  • Estimulantes de la formación ósea
  • Fluoruro de sodio
  • Fluoruro de sodio es un potente estimulador  de la actividad osteoblástica. Varios

Estudios muestran un aumento de la densidad del hueso trabecular pero, aparentemente, sin reducir el número de fracturas. Son muy poco utilizados, limitándose a las situaciones donde se necesita estimular el osteoblasto (ver terapéutica combinada).

Paratohormona (PTH) intermitente en dosis bajas
El efecto positivo sobre el aumento de la densidad ósea con el uso de PTH en dosis bajas intermitentes ha sido citado en la prensa laica. Aún se está usando sólo para efectos de investigación. Al igual que ocurre con el fluoruro, al parecer, dependiendo de la dosis y tiempo de uso, la PTH puede aumentar la osteoporosis. Mientras que estas cuestiones no estén  resueltas, no se podrá usar  la PTH, ordinariamente, para el tratamiento de la osteoporosis.

Ejercicios y prevención de caídas
En una extensa revisión, se ha concluido que los ejercicios de carga son útiles como adyuvantes del tratamiento, en cualquier edad. Se debe mantenerlos con regularidad, pues el sedentarismo lleva a la pérdida de lo que se gana con los ejercicios previos. También se debe estimular a los individuos no osteoporóticos a la práctica de ejercicios tales como caminar y correr. La manutención de una musculatura potente, además de la destreza que la práctica de ejercicios y deporte conllevan son importantes para la prevención de las caídas. Se debe aconsejar a los adultos mayores a evitar calzados con suelas de cuero, escaleras sin pasamanos, levantarse rápidamente, alfombras sueltas, piso encerado y tantos otros factores de riesgo para caídas.

Terapéutica Combinada.
La racionalización de esta propuesta es activar, deprimir, liberar, repetir. Parece ser el esquema más adecuado al tratamiento de la osteoporosis senil. Inicialmente, se administra un medicamento para estimular la formación y, luego, otro que disminuya la reabsorción ósea. Un periodo libre, teóricamente, permite a las áreas de remodelación que aumenten la producción de hueso. Diversos esquemas se han puesto a prueba. Al parecer, es sensata la asociación fluoruro de sodio/calcio como estimulantes de los osteoblastos, y calcitonina o bisfosfonatos como depresores de la actividad de los osteoclastos. La dosis de fluoruro de sodio que se recomienda es de 30 a 40 mg al día durante 2 a 3 meses, y la oferta de calcio al diario cerca de de 1500 mg, siempre con una tomada de noche. Se debe mantener el calcio incluso tras la suspensión del flúor . Debido a la intolerancia que los pacientes mayores pueden presentar, la asociación medicamento/leche o yogur es una buena alternativa. Vitamina D3 800 U o 5,0ug de calcitriol o alfacalcidol son indispensables para los adultos mayores. Cuando disponible, la PTH deberá ser el estimulante de elección.

Conducta hacia la Mujer en la Perimenopausia
No se dispone de terapéutica de reestructuración de la micro arquitectura del hueso. Por lo tanto, la prevención es la conducta  prioritaria en el manejo de la osteoporosis de la postmenopausia y senil.

Si la paciente empieza la reposición hormonal para el tratamiento de las oleadas de calor, atrofia vaginal, prevención o control de dislipidemia o, simplemente, por decisión personal, ya estará previniendo o tratando la osteoporosis. En estos casos, la densitometría ósea no es indispensable, siempre que haya intención de mantener el tratamiento por tiempo prolongado. Sin embargo,  si se suspende la hormonoterapia por un motivo cualquiera, se debe alertar a la paciente y sugerir densitometría ósea y dosis de los marcadores óseos.

Si no hay otras indicaciones para la estrogenoterapia, las medidas de la densidad ósea y de los marcadores óseos deben ser pruebas de rutina, pues permiten detectarse precozmente estados de osteopenia y remodelación ósea acelerada (exceso de salida de masa ósea) que, si bien conducidos, tendrán gran probabilidad de no evolucionar con futuras fracturas.

Siempre que haya marcador de reabsorción aumentado (N-telopéptido o D-piridinolina) se indica el tratamiento, incluso con densitometría normal.

Si la densidad ósea se halla disminuida más que un desvío-estándar del promedio normal, se debe iniciar el tratamiento de reposición hormonal o otra alternativa si la paciente no lo quiere, o bien, si no hay contraindicación.

Si la densidad ósea se halla cerca de un desvío-estándar debajo del normal y los marcadores son normales, el tratamiento nos es obligatorio y se debe repetir la densitometría entre 1 a 2 años. La presencia de factores de riesgo anticipa la fecha de la re-prueba, pero parece lógico que sea antes  de 1 año.

La tercera posibilidad es densidad ósea y marcadores óseos normales. En esto caso, no hay necesidad de hormonas y no se necesita repetir la densitometría antes que 2 años. No hay protocolos rigurosos en este sentido, pero es prudente que no se mantenga más de 3 años sin control.

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