Archivo de la etiqueta: próstata

DETECCION DEL CÁNCER DE PRÓSTATA

 La próstata es la glándula que se encuentra debajo de la vejiga de los hombres y produce el líquido para el semen. El cáncer de próstata  o cáncer prostático es la segunda causa más común de muerte por cáncer en los hombres de todas las edades. Es raro en hombres menores de 40 años.

Los niveles de una sustancia llamada antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés) suelen ser elevados en los hombres con cáncer de próstata. Sin embargo, el PSA también puede estar elevado con otras afecciones prostáticas. Desde que el análisis de PSA se volvió algo común, la mayoría de los cánceres de próstata se determinan antes de que causen ciertos síntomas. Los síntomas del cáncer de próstata pueden incluir:

  • Problemas para orinar, como dolor, dificultad para iniciar o detener el flujo de orina o goteo
  • Dolor en la parte baja de la espalda
  • Dolor al eyacular

El tratamiento del cáncer de próstata suele depender de la etapa del cáncer. La velocidad de crecimiento del cáncer y su diferenciación del tejido circundante ayuda a determinar dicha etapa. El tratamiento puede incluir la cirugía, radioterapia, quimioterapia o control de las hormonas que afectan al cáncer.

 

PRÓSTATA Y TERCERA EDAD: MEDIDAS EFICACES DE PREVENCIÓN

¿Se pueden prevenir los problemas prostáticos?

La tendencia actual en materia de salud consiste en desarrollar estrategias que no se limiten a tratar los síntomas de una u otra enfermedad o disfunción, sino a prevenir la aparición de esos trastornos. Este impulso a la prevención nace del hecho de que la longevidad de la población se está incrementando de manera notable (por encima de los cinco años tanto en varones como en mujeres europeas).

Por lo tanto, desde el punto de vista urológico la pregunta que se plantea es cómo prevenir la salud prostática y cómo evitar la aparición y el desarrollo del adenoma de próstata (crecimiento prostático benigno) y del cáncer de próstata. Se han identificado células cancerosas en estudios de autopsia en numerosos varones a partir de los 50 años, es decir, en situación preclínica, o lo que es lo mismo, sin que produjeran ningún síntoma. La diferenciación de las células hacia un cáncer clínico (que ocasione síntomas al paciente) depende no sólo de factores genéticos, sino de otras circunstancias ambientales y nutricionales.

La administración de agentes (medicamentos, compuestos biológicos o suplementos alimenticios) para prevenir la inducción o retardar la progresión de las células tumorales (quimioprevención) es un planteamiento muy atractivo para aplicar en el cáncer prostático dada su elevada incidencia, el largo tiempo que requiere para su desarrollo y la evidencia de la existencia de lesiones pretumorales.

Asimismo, también se ha prestado interés a los factores que regulan el desarrollo y crecimiento del adenoma de próstata.

Recomendaciones para la prevención
En el momento actual no existe evidencia del beneficio de emplear de modo preventivo tanto antiinflamatorios como medicaciones hormonales habitualmente usadas en el tratamiento de la patología prostática.

Entre los diferentes recursos disponibles se encuentran modificaciones de la dieta, suplementos nutritivos y ciertas medicaciones. Además, existen diversos preparados “naturistas” que incluyen extractos de plantas (varios de ellos se pueden obtener con receta médica en España en las farmacias), antioxidantes (vitaminas D, E, Selenio, etc.) y otras sustancias, incluidas hormonas (melatonina, fitosteroles, etc.). Estos preparados dirigidos a la salud prostática no se encuentran disponibles en España, si bien se comercializan en países como EE.UU., Francia, Austria y Alemania. De todos modos, existen dudas en la comunidad científica de que estos productos tengan los mismos constituyentes, hayan sido sometidos a los mismos métodos de extracción y de que no exista alguna interacción entre los distintos componentes que lo forman.

Estas iniciativas que incluyen cambios alimenticios, la adición de ciertos suplementos dietéticos o incluso el uso continuado de medicamentos (que deben ser bien tolerados y exentos de riesgos, pues de lo contrario no tendría mucho sentido su uso al hablar de prevención) probablemente tengan un uso generalizado en los próximos años, a pesar de que en el momento actual no pueden ser recomendadas con datos concluyentes. La realidad es que muchos de esos productos también son aplicables a otras enfermedades, como las cardiovasculares, o al envejecimiento, y que muchos de ellos actúan en alguna fase del ciclo celular, o lo regulan .

Varios estudios han sugerido que una alimentación hipercalórica y una dieta rica en grasas de origen animal 000se relacionan con la aparición del carcinoma prostático. Por el contrario, se ha indicado que existe beneficio (es decir, serían protectores) en el consumo, entre otros, de legumbres (sobre todo del género de las crucíferas, como la coliflor, la escarola y los nabos) y de tomate (alimento rico en licopenes, único antioxidante que ha mostrado una relación con la prevención del cáncer de próstata). Asimismo, existen otros antioxidantes que, con más o menos evidencia científica, se asocian con la disminución de la incidencia del cáncer de próstata: el selenio, los isoflavonoides, la fenretinida, los licopenes y los retinoides, así como las vitaminas E y D. Recientemente, un estudio experimental (realizado únicamente a escala celular) insinuaba un posible beneficio relacionado con los polifenoles del vino tinto.

Medidas que se deben adoptar una vez que se padecen síntomas urinarios
Cuando el adenoma de próstata se ha desarrollado y el paciente sufre síntomas de prostatismo, se ha descrito una serie de indicaciones con el fin de evitar los problemas finales del proceso y concretamente la retención aguda de orina (imposibilidad para la micción). Entre estos se incluyen:

* El cumplimiento de la medicación prescrita por el urólogo

* Efectuar la micción en cuanto se tenga ganas de orinar

* Restringir la toma de líquidos en circunstancias de difícil acceso al baño (actos sociales, espectáculos, viajes en avión, etc), y sobre todo de bebidas alcohólicas (retener las ganas de orinar tras consumir alcohol es una combinación que puede provocar una retención).

Relación entre molestias miccionales y la próstata
No todos los problemas miccionales en un hombre mayor se relacionan con la próstata. El envejecimiento altera la función y la coordinación entre la vejiga y el esfínter (el músculo que, situado por debajo de la próstata, evita los escapes involuntarios de orina), así como el ritmo de la diuresis (producción de orina) durante el ciclo sueño-vigilia. Las consecuencias finales son un debilitamiento de la musculatura de la vejiga, lo que conlleva que un porcentaje de orina no se pueda evacuar en la micción y una alteración de la capacidad de almacenar de la vejiga, que se manifiesta en síntomas irritativos, como la sensación de vaciarla de forma incompleta, la necesidad frecuente de orinar o el aumento del número de micciones, tanto por el día como por la noche. Hay que recordar que este último síntoma, que popularmente probablemente sea el más asociado con el prostatismo, no siempre se debe al crecimiento prostático, sino que puede deberse a la diabetes, al síndrome de apnea del sueño, a la insuficiencia cardíaca, a la insuficiencia venosa periférica o a determinadas alteraciones renales.

También hay determinadas enfermedades cerebrales (enfermedad de Parkinson, infartos cerebrales, etc) que alteran la capacidad de control voluntario y los reflejos de micción, y que numerosos fármacos (estamos considerando un grupo de población que probablemente utiliza diariamente uno o varios de ellos por diferentes motivos) también influyen en la producción de orina y el mecanismo de la micción (antidepresivos, hipnóticos, algunas medicaciones que se emplean para el control de la tensión arterial, etc).

Por ello es preciso una evaluación detallada por el urólogo o el médico general para orientar el problema y plantear el tratamiento correspondiente. Si la obstrucción urinaria es el mecanismo predominante o el causante principal de los síntomas, hay que considerar la opción más adecuada para resolverla, lo cual, la mayoría de las veces, y si la situación del paciente lo permite, requerirá la opción quirúrgica que, hoy por hoy, es la más eficaz.

Si no se confirma la existencia de una obstrucción significativa, o es irrelevante en comparación con otros factores, es apropiado orientar el tratamiento hacia procedimientos educativos adaptados específicamente a las aptitudes del paciente (conservación de las facultades intelectuales, entorno y situación asistencial del mismo):

* Programación de las micciones en horas más o menos fijas;

* Aprendizaje de maniobras que ayuden a evacuar a una vejiga “retencionista”;

* Mejorar el entorno para un mejor acceso al cuarto de baño;

* Procurar vestimenta que permita una disposición ágil para la micción;

* Suprimir determinados fármacos o procurar otros según las circunstancias específicas del paciente.

Dr. Luis Clemente Ramos.

PARA VIVIR UNA VEJEZ PLENA

668370En gran medida, la calidad de vida de cada ser humano depende de los cuidados y medidas de salud que aplica desde su niñez; la tercera edad no es la excepción, y para lograr que esta etapa sea tan memorable como las demás es conveniente cultivar y desarrollar buenos hábitos.

Dado que todos nacemos envejeciendo, deberíamos tomar en cuenta que vejez feliz dependerá de qué tan bien cuidemos de nosotros mismos a lo largo de la vida y de las medidas que diariamente procuremos para mantener saludable nuestro organismo, contar con adecuada autoestima y cultivar mente y espíritu.

Cierto es que con el proceso del envejecimiento se experimentan cambios físicos tales como aparición de arrugas y canas o falta de vigor, además de que se sufre sentimiento de pesar y duelo debido a las pérdidas afectivas y de seres queridos.

Empero, también es verdad que si una persona sobrevive más tiempo es porque su organismo es más resistente y su estilo de vida ha sido más benéfico que el de otros individuos, por lo que en vez de maldecir a la vejez hay que asimilarla como un logro más en el que cambia la percepción de uno mismo y la forma de relacionarse con el entorno.

No es imposible, pues se trata de algo que ha ocurrido con anterioridad al pasar de la niñez a la adolescencia y de ésta a la edad adulta; así, para afrontar este reto, proporcionamos a continuación una serie de sencillos consejos.

Adiós a tabaco y alcohol
Fumar y consumir alcohol incrementan el riesgo de padecer enfermedades crónicas, como trastornos en el aparato circulatorio, mayor probabilidad de sufrir infartos, alteración del sistema nervioso y, en casos graves, enfisema pulmonar (obstrucción de los bronquios), cirrosis (alteración en donde los tejidos del hígado se endurecen y limitan su funcionamiento) y hasta cáncer.

Además de esto, el consumo de tales estimulantes favorece otros males como acidez estomacal, agruras, fatiga, mala memoria, confusión mental, tartamudez, trastornos de sueño, estado de ánimo cambiante, desinterés en las actividades diarias y baja del sistema inmunológico (que nos defiende de infecciones) y de la capacidad de reacción frente a situaciones de estrés. Por todas estas razones el consejo médico es claro: nunca es tarde para abandonar el tabaco o decidirse a beber con moderación.

Visitar al médico
Asistir al geriatra (especialista encargado de los problemas médicos de los individuos de la tercera edad) de manera periódica es una decisión acertada, pues tal como ocurre en otras etapas de la vida, la asesoría de un especialista en salud no es un síntoma de debilidad, sino una actitud prudente, madura y de autoestima muy positiva que hace frente al posible desarrollo de enfermedades.

En una revisión médica de una persona mayor de 65 años se tienen que evaluar presión sanguínea, pérdida de masa muscular, auditiva y visual, deterioro de las funciones mentales o problemas de tiroides. La salud bucal también debe revisarse con frecuencia, y en el caso de las mujeres, tienen que realizarse periódicamente una mamografía para detectar a tiempo cáncer en esa zona.

Además de los trastornos anteriores, debe vigilarse el posible desarrollo de enfermedades como diabetes tipo 2 (en la que no se depende de la insulina), cáncer y trastornos relacionados con la circulación sanguínea. De manera particular, cada tres años las mujeres tienen que realizarse un examen de cuello de útero y los hombres de próstata y colon, con la finalidad de prevenir la aparición de cáncer; asimismo, las féminas deben realizarse estudios minuciosos para evitar el desarrollo de osteoporosis.

Cuidar la alimentación
Tener hábitos nutritivos saludables es clave para prevenir enfermedades, por lo que las personas de la tercera edad deben seguir pautas esenciales:

* Dieta rica en frutas, verduras, cereales y fibra.
* Disminución en el consumo de grasa y colesterol.
* Ingerir sal y azúcar en cantidades moderadas.
* Beber entre 6 y 8 vasos con agua diariamente.

En principio, con costumbres alimenticias de este tipo no se requerirán suplementos vitamínicos, pero si lo juzga necesario consulte a un especialista para asesorarse sobre el consumo de algún complemento alimenticio o para asegurarse que a través de sus alimentos toma diariamente las calorías necesarias.

Entrar en acción
Realizar actividad física con regularidad es una de las mejores maneras de protegerse contra muchas enfermedades, dado que el ejercicio se asocia con menor riesgo de padecer problemas cardiacos, diabetes, osteoporosis, hipertensión y algunos tipos de cáncer. Al mismo tiempo, aporta mayor resistencia física y flexibilidad, y mejora el funcionamiento de pulmones y corazón.

Así, la práctica de actividad deportiva constante y moderada (caminar, nadar o andar en bicicleta) durante 30 minutos al día es excelente manera de consentir al organismo. Además, las caminatas o la incorporación a grupos ya formados que desempeñen actividades como Tai-Chi proporciona la oportunidad de conocer nuevas personas y hacer amigos con quienes intercambiar experiencias e ideas.

¿Sexualidad?
Por supuesto. La actividad sexual no es exclusiva de personas jóvenes, pues aunque la respuesta erótica pudiera ser diferente, la mayoría de la gente mayor quiere y puede disfrutar de relaciones activas y satisfactorias, siempre que haga de lado las ideas de terceros que califican a la ancianidad o a los “abuelitos” como personas asexuadas o “niños grandes”.

Es común que las mujeres noten cambios en la forma y flexibilidad de la vagina y disminución en la lubricación, así como que los hombres noten que pueden demorar en lograr la erección, misma que no será tan prolongada y firme como en años anteriores; empero, estos cambios en el organismo son superables en la mayoría de los casos con ayuda de la pareja y, de ser necesario, de un especialista (geriatra o sexólogo).

De esta manera, las personas de la tercera edad cuentan con la posibilidad de gozar una vida sexual activa y sus beneficios, como satisfacción personal, autoestima o facilidad para manifestar amor hacia la pareja; además, la actividad erótica desencadena la generación de endorfinas u hormonas de la felicidad, sustancias que estimulan los centros de placer en el cerebro a la vez que eliminan dolor, insomnio, estrés y depresión.

Hogar seguro
Las cifras no mienten: 30% de las personas mayores de 75 años tienen dificultades para subir escaleras, y un porcentaje similar en idéntico lapso de tiempo sufre una caída; en la mayoría de los casos, si los afectados hubieran sabido cómo prevenir estos accidentes, se habrían evitado muchas lesiones, fracturas o decesos.

Por ello debe ponerse atención especial a la seguridad en el hogar, a sabiendas de que las medidas esenciales de protección consisten en evitar las superficies demasiado lisas o escaleras y terrenos con continuos desniveles. Además, debe tenerse especial cuidado cuando se utilice cualquier objeto casero que pueda provocar quemaduras.

Mente sana
Muchos especialistas coinciden en señalar que si la capacidad de las neuronas disminuye es porque no se recurre a ellas, y agregan que la mejor manera de mantener mente y memoria lúcidas es ejercitando al cerebro mediante trabajo intelectual, actividades culturales, creativas, deportivas o sociales.

De ahí que se recomienda a los adultos mayores que realicen actividades provechosas que ayuden a fortalecer las cualidades de lógica y pensamiento con las que todo individuo cuenta, tales como aprender nuevas actividades como canto o fotografía, practicar lectura y juegos (ajedrez o dominó) que además les ayudarán a mejorar sus relaciones sociales.

Ante todo, es muy importante que la persona de la tercera edad se considere a sí misma con capacidades y destrezas que pueden cultivar como cualquier otro individuo. Si juventud o niñez tuvieron su encanto, no hay razones para pensar que la vejez está exenta de satisfacciones y oportunidades para vivir dignamente y ser cada día mejor ser humano.

Mario Rivas