Archivo de la etiqueta: ESTEREOTIPOS

TERCERA EDAD: DERRIBANDO MITOS

Que son menos activos sexualmente. Que representan una carga para la sociedad. Que no pueden cambiar sus hábitos. Estos y muchos otros mitos fueron adjudicados a los mayores durante siglos, pero la ciencia los va derribando a todos, uno por uno…

Estos estereotipos, mitos, y obsesiones, caen rotundamente al contrastarlos con las evidencias científicas.

Pero.. ¿A que nos referimos cuando hablamos de evidencia científica?

Concretamente a los sorprendentes resultados de un amplio estudio científico sobre el envejecimiento desarrollado por la MacArthur Foundation en los Estados Unidos.

A continuación, le presentamos los rotundos contrastes encontrados entre los mitos y las evidencias científicas:

Mito 1: Ser mayor significa estar enfermo.
Uno de los hallazgos del estudio, establece que las personas mayores tienen muchas posibilidades de envejecer muy bien, antes que de llegar a estar dependientes.
Por eso, en lo que respecta a esta idea, el estudio pudo demostrar que las personas mayores son generalmente sanas. E incluso en la vejez avanzada, la gran mayoría de la población mayor sólo tiene pequeñas discapacidades funcionales, y esta proporción de personas con problemas ha ido mermando con el tiempo.

Mito 2: El secreto para una vejez exitosa, es tener la adecuada disposición genética.
Otros de los mitos que derribó el estudio de la MacArthur Foundation es aquel que señala que los deterioros físicos tienen relación directa con los genes. En efecto, sólo cerca del 30 por ciento de los problemas físicos desarrollados en la vejez podían ser atribuidos a los genes. Incluso, se pudo determinar que a medida que las personas envejecen, la herencia genética empieza a ser un factor mucho menos importante que el ambiente y el estilo de vida.
Así, cómo vivimos, y donde vivimos, tiene un impacto mucho más profundo en todas las funciones orgánicas, incluyendo el corazón, el sistema inmunológico, los pulmones, los huesos, el cerebro y los riñones, antes que los genes. Por lo que cada persona, individualmente y más allá de sus padres, es responsables en gran parte de su propio estado físico y de salud durante la vejez.

Mito 3: Los mayores representan una carga para la sociedad.
Al medir el trabajo y el éxito, nuestra sociedad simplemente no cuenta el trabajo voluntario o no pago.
Se supone que todo aquel que trabaja a cambio de una retribución económica, es el único que puede colaborar con la sociedad, y por ende, los que no lo hacen, son un carga.
Así, la actividad productiva, pero no pagada, no es parte de la ecuación para medir la contribución a la sociedad.
Por eso, en un sentido más grande, la mayor parte de la gente adulta es muy productiva, pues al tercio de los mayores que todavía trabajan por la paga, se le debe sumar otro tercio que se ofrece de voluntario en iglesias, templos, hospitales, comedores, u otro tipo de ONG’s, y otro tanto que proporciona una indispensable ayuda informal a miembros de familia, amigos y vecinos.

Mito 4: No se le puede enseñar a un viejo lobo nuevas artimañas.
Según las investigación científicas llevadas por la fundación, se ha podido demostrar que la gente mayor puede, y de hecho suele, aprender cosas nuevas.
Por cierto, estas personas contaban con tres factores claves que ayudaban a mantener intacta sus funciones mentales en la vejez: (1) una actividad física regular; (2) un fuerte grupo social que servía de apoyo; y (3) la fe en sí mismos para manejar lo qué la vida tenía para ofrecerles.
Como sabemos, los adultos mayores deben aprender, regularmente, a utilizar aparatos y equipos que les eran totalmente desconocidos durante su juventud, como por ejemplo los procesadores de alimento, hornos a microondas, o todos los botones de programación de una videograbadora.

Mito 5: Las luces pueden estar encendidas, pero el voltaje es bajo.
Nuevamente, se extiende un estereotipo sobre los hombres y mujeres mayores, en esta caso para dar cuenta de una supuesta falta de habilidades tanto físicas como mentales, que tendrían una repercusión determinante en la vida sexual.
En efecto, esta suposición de carencia de habilidades adecuada encuentra su mayor expresión en la creencia general de que es raro, e incluso categóricamente inadecuado, el interés y la actividad sexuales en la vida adulta.
La realidad señala que existe efectivamente una disminución en la actividad sexual a medida que las personas envejecen, pero que, sin embargo, existen tremendas diferencias individuales de un caso a otro, las cuales en realidad están determinadas por ciertas normas culturales, de salud y disponibilidad o no de parejas para mantener sexo o romances, mucho antes que por la edad cronológica, que de hecho no es el factor más crítico.
Pero este mito ya se debería haber derribado desde hace mucho, ya que incluso en un estudio llevado a cabo en 1953, -un tiempo mucho más represivo en el aspecto sexual, y con muchos menos recursos de salud que en la actualidad,- demostraba que el 70 por ciento de los hombres mayores de 68 años eran sexualmente activos.

Derribando mitos

Todas estas investigaciones, desarrolladas durante décadas enteras, dan cuanta claramente de cuan falso es el prejuicio de que ser viejo significa estar enfermo y frágil, pues de hecho la mayoría de los adultos occidentales que no están inmersos en condiciones de pobreza, son generalmente sanos.

E incluso durante la vejez avanzada, una gran mayoría de la población mayor tiene sólo pequeñas discapacidades funcionales, las cuales no son determinantes para su pleno desarrollo, y, por otro lado, han ido mermando con el correr del tiempo.

Por eso es posible ver en la actualidad una mayor presencia y peso, dentro de la sociedad total, de una población adulta con sus facultades cognoscitivas y físicas totalmente plenas, que ejerce una vida muy activa gracias a esta combinación de vidas más prolongadas con menores enfermedad, que agrega vida a los años así como años a la vida.

Fuente: En Plenitud.com

VIDA AFECTIVA EN LA TERCERA EDAD

Tradicionalmente, la Psicología de los mayores se ha venido entendiendo viejosancianoscomo una psicología del deterioro, de pérdidas en todos los ámbitos de la vida de la persona, tanto a nivel de las capacidades cognitivas como funcionales y sociales. Esto ha contribuido a generar una imagen negativa de esta etapa del ciclo vital, tanto para la sociedad en la que vivimos como entre los propios mayores, que han asumido como características propias que ya no valen para nada, que a su edad ya no se pueden aprender cosas nuevas y que son un estorbo para su familia y para la sociedad.

Ciertamente, con el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que afectan a diferentes áreas, cambios a nivel fisiológico, a nivel cognitivo y a nivel social. Sin embargo, estos cambios por sí mismos no tienen porque impedir el desarrollo de las actividades cotidianas que hasta entonces venía realizando la persona.

Uno de los factores objetivos que más ha influido en el mantenimiento de los estereotipos que se manejan de la vejez es el deterioro de la salud y, más concretamente, el deterioro funcional asociado, ya que es lo que contribuye, en gran medida, a limitar la autonomía personal del individuo.

Pero esta pérdida de autonomía no es exclusiva de la vejez ya que las situaciones de dependencia pueden aparecer en cualquier momento de nuestro ciclo vital. Por ello, asociar la vida afectiva de los mayores a inevitables sentimientos de tristeza, de vacío, de soledad y de aislamiento son estereotipos que no se ajustan a la realidad de muchos de ellos.

Las conclusiones de un número importante de estudios   realizados sobre los mayores revelan que un porcentaje muy elevado de personas llega a la
vejez en buenas condiciones físicas y psicológicas, con ganas de disfrutar de la vida y de seguirmanteniéndose activos.

El colectivo de mayores constituye un grupo muy heterogéneo en el que no todos presentan la misma problemática ni existe uniformidad en la manera en que cada uno de ellos afronta los cambios y las pérdidas que, como en otros momentos de la vida se producen.

En cuanto a la vida afectiva y sexual de los mayores, basta decir que si existe un aspecto intrínseco al ser humano que difícilmente puede anularse es la capacidad para sentir y para amar, independientemente de la edad que se tenga. El sexo en la edad avanzada está lleno de tópicos y de mucha ignorancia. El envejecimiento es un proceso fisiológico, no una enfermedad, por lo que la aproximación al sexo de cada persona no depende directamente del hecho en sí de cumplir años, sino de la manera en que la persona haya vivido y disfrutado su propia sexualidad. Las personas que gocen de buena salud y les guste el sexo seguirán disfrutando de él, buscando conductas alternativas pero igualmente satisfactorias.

La estabilidad afectiva con la que llegan las personas a la vejez tampoco es igual en todos los individuos sino que va a depender de lo que hayamos ido sembrando por el camino, de los hábitos saludables que hayamos tenido, de las relaciones interpersonales que hayamos mantenido, de la propia sensación de haber disfrutado de la vida…

reconocerse3La vejez no supone un parón en la vida de la persona, sino más bien debe verse como un proceso continuo de crecimiento en el que los mayores siguen ocupando un lugar en la sociedad y desempeñando un nuevo rol.

El equilibrio afectivo en esta etapa pasa por la aceptación de uno mismo, de los fracasos y de los logros conseguidos. Es el momento de seguir planteándose nuevas metas y nuevos intereses. Nunca debemos olvidar que mientras se vive se conserva la capacidad para disfrutar de los placeres que la vida nos ofrece.

Espero y deseo que así sea. No olvidemos que unos antes y otros después, pero todos vamos camino de la vejez.

resumen del articulo de
Patricia Morán Colmenar