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DEPRESION, TRASTORNO MUY FRECUENTE EN LA VEJEZ

La depresión, el trastorno psiquiátrico más frecuente en la vejez

Entrevista al Dr. Daniel Valle Gracia, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial.

¿A qué se debe el alto índice de depresiones entre los mayores?
Podríamos dividir las causas de la alta prevalencia de depresión en personas mayores en dos grupos: Internas y Externas. Como internas entenderíamos aquellas que conducen al deterioro orgánico del cerebro, es decir, el propio deterioro asociado al envejecimiento, así como el causado por otras enfermedades sistémicas (hipertensión, diabetes, etc.). En diferentes estudios se ha evidenciado la presencia de sustancias (ej. IL-6) cuando la depresión ocurre en edades avanzadas, que no están presentes en otras edades. Estaríamos hablando de causas externas en todas aquellas que generan un estrés en la vida cotidiana del anciano (factores económicos, sociales, psicológicos, etc.)
En la actualidad, si bien las causas internas han incrementado sensiblemente en comparación con hace 20 o 30 años, debido al estilo de vida, cada vez más sedentario; son las externas las que han experimentado mayor aumento y relevancia, con la crisis económica global como agravante principal a la ya difícil situación social y económica que generalmente les toca vivir a nuestros mayores. Todo esto condiciona a que sean el grupo etario más afectado por la depresión.

¿Es fácil su diagnóstico?
A pesar de ser el trastorno emocional más frecuente en estas personas muchas veces pasa inadvertido y no es diagnosticado convenientemente. Por un lado, existe la creencia de que estar “deprimido” es su estado de ánimo habitual, lo que explicaría porqué el anciano presenta síntomas durante más tiempo antes de ser diagnosticado de depresión que el adulto de otras franjas de edad. Por otro lado, existen enfermedades degenerativas prevalentes en ese periodo de la vida que hacen que la sintomatología de depresión que se presentan a estas edades (que pueden incluir déficits cognitivos y síntomas psico-sociales), pueda llevar a un error diagnóstico (pseudodemencia).

¿Existe alguna relación entre las enfermedades degenerativas que sufren y la aparición de depresiones?
Si reconocemos la discapacidad que se deriva de una enfermedad como factor de riesgo para padecer depresión, entenderemos que en las personas mayores, las enfermedades degenerativas puedan acabar produciendo depresión, cuando afectan a la calidad de vida de la persona.También se ha observado que las personas que padecen un episodio de depresión con síntomas cognitivos, serán más susceptibles de desarrollar demencia en un futuro.

¿Tienen el mismo tratamiento las depresiones en personas mayores que en los jóvenes?
Si bien el tratamiento sería en esencia el mismo (farmacológico más psicoterapéutico), la aproximación es un poco diferente. En cuanto al tratamiento farmacológico, los mayores son mucho más sensibles a los efectos de los fármacos, en parte porque la eliminación del fármaco suele estar afectada en alguna de las vías (hígado y/o riñón). Por lo que la pauta de medicación empezará con una dosis más baja de lo habitual, y poco a poco se irá aumentando la dosis hasta obtener un resultado óptimo. Los inhibidores de la recaptación de la serotonina (IRS), con su máximo exponente en la fluoxetina (Prozac), son los fármacos estrella. La psicoterapia se ha mostrado efectiva aunque se requiere más tiempo de tratamiento que en individuos jóvenes (terapia de apoyo, cognitiva, de comportamiento,…).

¿Existen factores de riesgo que conduzcan a una depresión?
Diferentes estudios apuntan a un abanico de factores que podrían predisponer la aparición de depresión, pero todos coinciden en que los siguientes factores son los más determinantes: Duelo, Insomnio, Discapacidad, Antecedentes de Depresión previa, y sexo femenino.
¿Qué papel juegan los familiares de un anciano con depresión?
De entrada, destacar que se ha observado un menor porcentaje de depresiones en aquellas personas que viven integradas en un entorno familiar, respecto a los que viven en soledad; por lo que también se ha postulado la soledad como un factor que predispone para sufrir depresión. Una vez diagnosticada la depresión, la recuperación se facilita en gran manera cuando hay un apoyo familiar, y gente alrededor del anciano/a que le aporta afecto, cuidado, y comprensión.

¿Qué factores hay que tener en cuenta antes de medicar antidepresivos?
Es importante objetivar la presencia de signos que nos indican que se debe iniciar el tratamiento con antidepresivos (alteración del sueño y apetito, alteración del humor, agitación o lentitud,o síntomas psicóticos). A partir de ahí, se debe ajustar la dosis a cada persona, empezando con una dosis baja, y teniendo en cuenta todas las posibles interacciones que pueden haber con la medicación habitual que en esos momentos ya esté tomando la persona. Además deberemos valorar el riesgo-beneficio a la hora de escoger el fármaco antidepresivo en cada caso.

¿Qué señales de alerta hacen notar que un mayor sufre de depresión?
Deberán prestar atención a la aparición de síntomas como: bajo estado de ánimo, baja energía, anhedonia, pérdida de interés, trastornos del sueño y apetito, sentimientos de culpa, alteración psicomotriz, afectación de la concentración y pérdida de claridad de pensamiento. Pero, adicionalmente a estos síntomas, deberá tenerse en cuenta, la aparición súbita de un deterioro cognitivo (memoria, cálculo, reconocimiento, tareas complejas, etc.). Y también, la presencia de síntomas somáticos como fatiga, dolores articulares, dolores musculares y contracturas, cefaleas, y manos frecuentemente trastornos de la función sexual o molestias gastrointestinales.
Procedencia: http://www.news3edad.com

LA TERCERA EDAD… CAMBIA A LAS PERSONAS.

Una recomendación especial para aquellos que diseñan espacios para ser habitados por personas de edad o organizan eventos para ellos,  es la necesidad de mantener una gran apertura mental, y gran disposición para escuchar los deseos y expectativas de nuestros clientes maduros, aceptando que sus valores y prioridades no necesariamente coincidirán con lo que los mas jóvenes pudiésemos considerar como mas convenientes.

En el gran mundo de la tercera edad, no solo deberemos atender y responder a condiciones físicas y anímicas diferentes a la de quienes estamos en la edad media, sino también a actitudes y valores que han evolucionado y pueden parecernos extraños.

Para exponerlo mejor, les mostraré el siguiente ejemplo:

Una hija quiere ser anfitriona de una fiesta de cumpleaños para su madre que cumplirá 70 años. Mamá siempre ha sido la «reina de las fiestas» y ha preparado a sus hijos grandes celebraciones para sus propios cumpleaños. Ahora Mamá, sin embargo, insiste en que ella no quiere una fiesta y dice que ni siquiera está segura que quiera celebrar ese gran día en absoluto.

¿Qué le pasa a mamá?

Según una nueva investigación, puede ser NADA EN ABSOLUTO. Ella simplemente podría estar cambiando con la edad.

Es una teoría del sociólogo sueco Lars Tornstam llamada gerotrascendencia . El Dr. Tornstam sostiene que, así como las opiniones e intereses de la gente joven cambia con los años, el mismo proceso se repite y es frecuente en los adultos mayores.

En algunos individuos, los cambios incluyen una creciente necesidad de soledad, y lazos de amistad menos fuertes que en el pasado. Para otros, como dice Lars Tornstam, se trata que “trascienden las fronteras del tiempo» y procuran una búsqueda que atienda sus intereses y oportunidades con acciones que pueden parecer inmaduras o francamente arriesgadas para alguien de su edad. (¿Alguien quiere practicar paracaidismo?)

En cualquier caso, estos cambios en la personalidad deben ser respetados.

El Dr. Tornstam recuerda a los médicos la importancia de no asignar de forma automática una etiqueta a todo lo que los ancianos están diciendo, haciendo o pensando como «un síntoma de algo malo”, porque simplemente puede ocurrir que “mamá o papá puede haberse convertido, en la vejez, en alguien que piensa diferente de cómo lo hacía en la edad madura.»

«Quién sabe, tal vez Mamá no está sufriendo depresión. Es posible que simplemente ahora prefiera un íntimo té para dos en vez de una gran fiesta de cumpleaños.”

Es probable que hayan presenciado numerosos casos de cambios de conducta similares.

Por eso recomiendo prestar profunda atención en el momento de escuchar, de boca de los propios ancianos, sus deseos y expectativas sobre el ambiente en que desean vivir.  De buen seguro que tendrán más clientes satisfechos.

UNA ACTITUD POSITIVA PROLONGA LA VIDA

La mayoría de la gente asume que el pensamiento positivo es algo que podemos hacer para ayudar a lograr nuestros objetivos, o incluso a superar los momentos difíciles. Pero una gran cantidad de investigación apasionante ha demostrado que la actitud afecta nuestra salud – tanto es así, de hecho, que una actitud positiva puede agregar años a nuestras vidas.

Un estudio de 30 años de 447 personas en la Clínica Mayo encontró que los optimistas tenían alrededor de un 50 por ciento menos de riesgo de muerte prematura que los pesimistas.  ¿La conclusión del estudio? La mente y el cuerpo están vinculados y la actitud tiene un impacto en el resultado final -. Muerte»

Esto se reforzó aún más por un estudio de Yale que preguntó a 660 personas mayores si estaban de acuerdo que llegamos a ser menos útiles a medida que envejecemos. Los que no estaban de acuerdo, y por lo tanto tenían la actitud más positiva sobre el envejecimiento, vivieron un promedio de 7,5 años más que los que tenían las actitudes más negativas, que estaban de acuerdo que llegaríamos a ser menos útiles a medida que envejeciesemos.

También se demostró en un estudio holandés que examinó las actitudes y la longevidad de 999 personas mayores de 65 años .  El estudio informó una «relación de protección» entre el optimismo y la mortalidad.

Las personas con una actitud positiva, simplemente, vivían más tiempo. Incluso tenían un riesgo 77 por ciento más bajo de enfermedad cardíaca que los pesimistas.

Por lo tanto, una actitud negativa (porque causa estrés y presión), puede acelerar el envejecimiento. Este es probablemente el motivo por el que las personas positivas viven más tiempo. Las personas positivas no se estresan tanto en el día a día, por lo que producen menos presión. Cuando se presenta un problema inesperado,  sólo deben superarlo y seguir con su vida. Menos estrés significa menos presión, que a su vez promueve una vida más larga. Es una fórmula simple.

¿Cómo podemos enfocar nuestra mente en cosas más positivas?
Contar las bendiciones es una manera simple. Haga una lista de cinco a diez cosas que han sucedido en las últimas 24 horas por las que usted está agradecido, y repita esto todos los días durante un mes. O hacer ejercicio en tres semanas sin ir a quejarse, gemir, o criticar.

¿O es que tienen una tendencia a «hacer una montaña de un grano de arena»? Si es así, prueba lo contrario sólo por una semana. Pequeños montoncitos de tierra pueden hacer una montaña. 

Estas técnicas simples no parecen mucho, pero si se convierten en un hábito, serán algunos de los mejores hábitos que adopte, porque sólo con eso puede añadir años a su vida.

Traducido del blog The Huffington Post