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UNA ACTITUD POSITIVA PROLONGA LA VIDA

La mayoría de la gente asume que el pensamiento positivo es algo que podemos hacer para ayudar a lograr nuestros objetivos, o incluso a superar los momentos difíciles. Pero una gran cantidad de investigación apasionante ha demostrado que la actitud afecta nuestra salud – tanto es así, de hecho, que una actitud positiva puede agregar años a nuestras vidas.

Un estudio de 30 años de 447 personas en la Clínica Mayo encontró que los optimistas tenían alrededor de un 50 por ciento menos de riesgo de muerte prematura que los pesimistas.  ¿La conclusión del estudio? La mente y el cuerpo están vinculados y la actitud tiene un impacto en el resultado final -. Muerte»

Esto se reforzó aún más por un estudio de Yale que preguntó a 660 personas mayores si estaban de acuerdo que llegamos a ser menos útiles a medida que envejecemos. Los que no estaban de acuerdo, y por lo tanto tenían la actitud más positiva sobre el envejecimiento, vivieron un promedio de 7,5 años más que los que tenían las actitudes más negativas, que estaban de acuerdo que llegaríamos a ser menos útiles a medida que envejeciesemos.

También se demostró en un estudio holandés que examinó las actitudes y la longevidad de 999 personas mayores de 65 años .  El estudio informó una «relación de protección» entre el optimismo y la mortalidad.

Las personas con una actitud positiva, simplemente, vivían más tiempo. Incluso tenían un riesgo 77 por ciento más bajo de enfermedad cardíaca que los pesimistas.

Por lo tanto, una actitud negativa (porque causa estrés y presión), puede acelerar el envejecimiento. Este es probablemente el motivo por el que las personas positivas viven más tiempo. Las personas positivas no se estresan tanto en el día a día, por lo que producen menos presión. Cuando se presenta un problema inesperado,  sólo deben superarlo y seguir con su vida. Menos estrés significa menos presión, que a su vez promueve una vida más larga. Es una fórmula simple.

¿Cómo podemos enfocar nuestra mente en cosas más positivas?
Contar las bendiciones es una manera simple. Haga una lista de cinco a diez cosas que han sucedido en las últimas 24 horas por las que usted está agradecido, y repita esto todos los días durante un mes. O hacer ejercicio en tres semanas sin ir a quejarse, gemir, o criticar.

¿O es que tienen una tendencia a «hacer una montaña de un grano de arena»? Si es así, prueba lo contrario sólo por una semana. Pequeños montoncitos de tierra pueden hacer una montaña. 

Estas técnicas simples no parecen mucho, pero si se convierten en un hábito, serán algunos de los mejores hábitos que adopte, porque sólo con eso puede añadir años a su vida.

Traducido del blog The Huffington Post

CÓMO ENVEJECER BIEN

longeviParte del secreto del buen envejecer radica en la juventud interior y en la actitud personal.

¿Cómo prepararse para la última etapa de nuestra vida? Envejecer no es fácil para todos. Es un proceso que comporta numerosas pérdidas, pero también ganancias. Incluso, en el peor de los escenarios, la dependencia total, es posible descubrir una forma de crecer, de sublimarse y de sentirse bien. Se suele hablar de los factores que contribuyen a mantener la longevidad física pero, ¿son suficientes? Los expertos sostienen que no bastan y revela algunas de las claves psicológicas fundamentales para envejecer bien y tener una vida longeva.

Longevidad con juventud
Envejecer bien es una suerte que, en parte, depende de la actitud de cada persona. Envejecer no es lo mismo que ser viejo, un estado del espíritu que consiste en ver la vida con tristeza y amargura. Una persona se puede sentir vieja a los 60 años y joven a los 80. Éste el mensaje con el que arranca «La suerte de envejecer bien. La plenitud de la vida», obra de la psicóloga y psicoterapeuta Marie de Hennezel.

En 2050, por cada niño habrá tres personas con más de 60 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El número de «seniors», como denomina Hennezel a los mayores, sigue al alza de forma imparable. Mientras en unas sociedades el miedo a la vejez y al deterioro físico se contagia y los ancianos son percibidos como una carga, en otras son considerados auténticos tesoros. Esto es lo que sucede en la isla japonesa de Okinawa, que cuenta con numerosos habitantes centenarios.

La larga vida de los ancianos de Okinawa, designada por la OMS como región de la longevidad, no se explica sólo por la genética, ya que se ha comprobado que cuando sus habitantes abandonan la isla disminuye su esperanza de vida. Tampoco se justifica por el buen clima y los sanos hábitos nutricionales que siguen, basados en comer poco y lento, tomar alimentos sanos como el pescado, la soja, el arroz o las algas ricas en yodo y calcio, y evitar pasteles y golosinas, expone Hennezel.

El bienestar psicológico, ser felices en esta etapa de la vida, es crucial para envejecer bien y vivir más tiempo.

La admirable longevidad de estos japoneses se debe también a su bienestar psicológico. Son ancianos socialmente activos, optimistas frente a los problemas y se sienten felices de ser viejos, sin tener la sensación de que son un peso o una carga para la sociedad. «El calor de nuestro corazón impide a nuestro cuerpo oxidarse», dicen. El mensaje parece claro: la longevidad no está condicionada sólo por la genética y los hábitos saludables. El bienestar psicológico, ser felices en esta etapa de la vida, es crucial para envejecer bien y vivir más tiempo.

Envejecer no es una debacle
«Envejecer no es una debacle ni una edad dorada. Es una etapa tan rica y digna de ser vivida como las otras, apasionante de vivir, con sus alegrías y sus dificultades. Da problemas, por supuesto, a todos los niveles: económicos, sociales, psicológicos», pero contra esta realidad Hennezel aboga por un realismo positivo que consiste en mirar estos problemas de frente y saber anticiparse a ellos. Esta psicoterapeuta afirma que envejecer es «un arte contradictorio: por una parte es un naufragio, por otra, una progresión».

Es un naufragio porque comporta numerosos duelos por la pérdida de la energía vital, la juventud perdida, la esperanza de vida, la salud (aparecen los achaques), familiares y amigos de la misma edad que fallecen, el trabajo y el éxito profesional, la autonomía personal, hasta la independencia económica.

No obstante, en el peor de los casos, Hennezel sostiene que es posible experimentar un importante crecimiento interior y aprender a saborear la vida de otra forma, puesto que envejecer también es una ganancia en términos de experiencia, sabiduría, crecimiento interior y espiritual. El objetivo en la vejez no debe ser buscar el éxito y el reconocimiento exterior, sino que la satisfacción viene cuando se madura interiormente.

Entre la renuncia a la juventud y la aceptación de la muerte hay un tiempo en el que nos podemos sentir profundamente felices y libres. Ese tiempo es la oportunidad que tenemos de conocer aspectos de nosotros que desconocíamos, de ver, sentir y amar de otra manera.

CLARA BASSI
Fuente: revista.consumer

La felicidad depende de una actitud positiva

felicidadUna actitud positiva ante la vida proporciona mayor felicidad en la vejez que el estado de salud, según una investigación desarrollada por la Universidad de California en San Diego. El estudio pone de manifiesto que el optimismo y la actitud de “hacer frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento feliz, que las mediciones tradicionales de salud y bienestar. Una nueva percepción del envejecimiento que pone fin a la creencia de que el buen estado físico es sinónimo de un envejecimiento óptimo.

La felicidad en la vejez depende más de una actitud positiva que de la salud que se tenga, señala un estudio realizado por el Sam and Rose Stain Institute for Research on Aging (SIRA), perteneciente a la Universidad de California en San Diego. El estudio llama la atención por la inusual consideración de criterios subjetivos para evaluar el estado del envejecimiento.

En esta investigación se examinó a 500 voluntarios de edades comprendidas entre los 60 y 98 años, que vivían independientemente y que habían padecido diversas enfermedades, como el cáncer, fallos cardiacos, diabetes, problemas mentales u otro tipo de disfunciones.

Tal como explica al respecto la revista Medicalnewstoday, a los participantes en el estudio se les pidió que evaluaran su envejecimiento en una escala del 1-10, siendo 10 un grado de buena calidad de vida en la vejez.

La media de esta valoración entre los encuestados fue de 8.4, lo que desvela la actitud positiva dominante respecto a cómo vivían su envejecimiento. Menos del 10% de los entrevistados asociaban la calidad de su envejecimiento con el estado de salud corporal.

Lo más sorprendente de los resultados obtenidos, sin embargo, fue que los voluntarios más optimistas –aquellos que pensaban que estaban envejeciendo bien- no siempre coincidían con los que tenían mejor salud.