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UNA WEB DEDICADA AL ENVEJECIMIENTO SALUDABLE.

logo tutambien.esGracias a la apuesta de la Fundación Clínica San Francisco y de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León las personas mayores pueden beneficiarse de manera totalmente gratuita de las múltiples utilidades que les ofrece la web de envejecimiento saludable www.tutambien.es.
Este nuevo portal está dirigido a personas con un proceso de envejecimiento normal, tengan o no experiencia previa en el uso del ordenador y de Internet, ya que sus diferentes niveles le hace accesible a todos los usuarios.
Un diseño y funcionamiento sencillo e intuitivo hacen de tutambien.es la mejor opción para que las personas mayores se animen a utilizar las nuevas tecnologías, a la vez que inciden positivamente en su estado de salud físico y mental.
www.tutambien.es está dividido en tres áreas: Salud, Memoria y Emoción. Dentro de Salud se incluyen las secciones de consejo del día, blog médico, juego de la oca, recetas saludables, charla virtual el médico responde y ejercicio físico, por lo que el usuario tiene a su disposición toda la información necesaria para mantener unos hábitos de vida saludable y resolver sus dudas médicas. Por su parte, la sección de Memoria cuenta con el aula virtual Cuéntame tu Día, donde a través de ejercicios diarios, semanales y mensuales el usuario ejercitará su cerebro, lo que le ayudará a prevenir los problemas de memoria. Asimismo, Emoción está destinado a fomentar las relaciones sociales entre los miembros de la comunidad de tutambien.es y de esta manera evitar el aislamiento que afecta a un gran porcentaje de la población mayor. Para ello, se han habilitado foros, chat, servicio de mensajería, sección de actualidad e Ingenio-Tu reto, donde se ofrecen todo tipo de retos de lógica, matemáticas, etc.

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ENVEJECIMIENTO SALUDABLE

Los científicos Rowe y Kahn, en un artículo publicado en 1987, establecían una distinción entre la vejez usual o normal (usual aging) y la vejez exitosa o saludable (successful aging). Con ello pretendían contrarrestar la tendencia creciente en gerontología de marcar una distinción entre lo patológico y lo no patológico, es decir, entre la población anciana con enfermedades o algún tipo de invalidez y la que no padece ninguna de ellas.

El concepto de vejez saludable incluye tres componentes principales: baja probabilidad de padecer enfermedades o invalidez, elevada capacidad funcional física y cognitiva y mantenimiento de una vida activa en la sociedad La baja probabilidad de enfermar se refiere a la ausencia o bajo nivel de gravedad de los factores de riesgo de padecer una enfermedad.

Respecto al elevado nivel funcional, éste incluye los dos componentes, físico y cognitivo, éste último vinculado al aprendizaje y a la memoria de corto plazo. Ambos elementos confieren el potencial necesario para una vida activa en la sociedad. Estos dos puntos resultan, por tanto, básicos, ya que las alteraciones físicas o cognitivas son las responsables de la dependencia y la pérdida de autonomía. La actividad física y cognitiva nos dice lo que la persona puede hacer, pero no lo que realmente hace.

La vejez exitosa va más allá de este potencial e incluye la vida activa efectiva, no la posible. Aunque la implicación activa en la vida diaria toma varias formas, las dos más importantes son, sin duda, las relaciones interpersonales y la actividad productiva. Las relaciones interpersonales engloban los contactos con otras personas, es decir, intercambio de información, soporte emocional y asistencia directa.

Sobre la actividad productiva, su característica definitoria es la creación de valor social, tanto si es remunerada como si no. Por ejemplo, una persona mayor que cuida a un miembro discapacitado de su familia o trabaja como voluntario en una iglesia u hospital está siendo productiva, aunque no sea pagada por su trabajo.

Por ello es fundamental que a cualquier edad (jóvenes, adolescentes, adultos, personas mayores, muy mayores) se tenga en cuenta que la dependencia se puede prevenir, que se puede lograr un envejecimiento o, mejor dicho, una forma de envejecer saludable. Es necesario empezar desde la infancia con esta prevención, que no es otra cosa que hábitos de vida saludable útiles para todas las edades.

Hugo Pinaud Rojas

AGREGA SALUD A TUS AÑOS.

El artículo de Gustavo Horacio Marín sobre el proyecto «Agrega salud a tus años «desarrollado en Buenos Aires, Argentina, es un claro ejemplo de una intervención que integra dimensiones al abarcar aspectos médicos, psicológicos y sociales. En este proyecto se preocupan y ocupan de la prevención de enfermedades mediante actuaciones dirigidas a cambiar el estilo de vida en las pautas de alimentación y la promoción de la actividad física, así como de mitigar la soledad promoviendo la actividad social.

Si intentar cambiar estilos de vida en la población general constituye una ardua tarea, más difícil lo es en personas mayores. No son frecuentes los proyectos con este fin.

Se trata de una intervención larga, de un año de duración. Una intervención que va más allá de la prevención, del tratamiento, del mantenimiento. Una intervención que incorpora la capacitación de adultos mayores (en los talleres de nutrición), promoviendo así su autonomía.

La propuesta, en la cual las personas mayores son protagonistas, se basa en una estrategia que incluye aprendizaje grupal sobre nutrición, actividades físicas realizadas en grupo y también acompañamiento individual personalizado, con un estudiante de medicina que visita regularmente a un adulto mayor, siendo así a la vez una intervención con un componente intergeneracional. Los datos recogidos y presentados muestran que se trata de un programa exitoso, que consiguió promover cambios y proporcionar bienestar.

En el proyecto se emplean las expresiones «baile saludable» y «almuerzo saludable». Ciertamente, la actividad de bailar puede resultar muy positiva para la salud, la alimentación equilibrada es clave para mantenerla, y es de sobras conocida la gran importancia que las personas mayores otorgan a la salud. Pero, a la vez, cabe preguntarse si «saludable» es el atributo más adecuado. O, dicho de otra manera, hacia dónde nos conduce. ¿Por qué no subrayar que el baile o la comida proporcionan satisfacción? ¿Por qué no enfatizar en lo positivo de sentirse bien? Siendo que ambos aspectos se reconocen como componentes en una concepción de la salud distinta de la basada en la ausencia de enfermedad, merece la pena, a mi modo de ver, darles valor.

Me gustaría añadir también que los importantes temas abordados en el proyecto Agrega salud a tus años, o bien apuntados en la parte teórica del artículo, sugieren diversos interrogantes.

En primer lugar, el artículo apunta tres crisis de los adultos mayores: de identidad, de autonomía funcional y de pertenencia. La ya bien establecida línea de investigación en prevención de dependencia nos ha dado frutos acerca de cómo actuar en la crisis de autonomía funcional desde el ámbito de la salud. ¿Pero qué sucede con las otras crisis? ¿Podemos hacer algo los sanitarios en relación con la crisis de identidad o con la de pertenencia?

En segundo lugar, el proyecto se ha llevado a cabo con personas que asisten a los centros de jubilados. Esta condición plantea un tema de singular importancia para el envejecimiento activo: ¿cómo podemos intervenir con las personas que no asisten?

El tercer interrogante se refiere a la relación entre el estudiante y el adulto mayor en el acompañamiento personalizado. En referencia a la persona mayor, si bien es un placer leer que en el 98% de los casos la relación con el estudiante de medicina fue valorada como satisfactoria por las personas mayores y que el 51% de los vínculos permanecieron, ¿qué pasa con el 49% restante? ¿Podemos decir que relacionarse semanalmente durante un año (en la mitad de los casos, más tiempo) con un joven profesional sea «lograr una integración intergeneracional» como se apunta en el artículo? ¿O se trata sólo de una relación intergeneracional transitoria? ¿Es tan sencillo que los adultos mayores, mediante la relación con el joven estudiante, «recuperen su alegría y vuelvan a utilizar sus capacidades para integrarse en la sociedad»? ¿Cómo funciona esa intervención que «estimula la tolerancia entre grupos, mitiga la soledad que experimentan y aumenta la adherencia a las propuestas ofrecidas»? ¿Cómo se entra en la vida privada de una persona mayor que se siente sola para luego salir sin dejarla aún más sola?

Explorar los procesos que sostienen esos cambios merece nuestra atención y requiere una aproximación interdisciplinaria que nos permita comprenderlos. En cuanto a los estudiantes, aunque seguro que es muy formativo para ellos aproximarse a la vida cotidiana de personas parecidas a sus futuros posibles pacientes, ¿cómo llegan con esta intervención a «comprender las limitaciones y potencialidades de los ancianos»?

El contacto de los estudiantes con la persona ciertamente puede «humanizar a los estudiantes mediante la sensibilización respecto a la forma de vida de los mayores», como menciona el artículo, pero también puede resultar difícil según cuáles sean las condiciones en que se lleve a cabo. ¿La experiencia de los estudiantes, aquello que sienten, es reflexionada o queda relegada a su vivencia individual? Desafortunadamente, el contacto en sí no es siempre sensibilizador, y en ocasiones puede contribuir a reforzar estereotipos en vez de proporcionar conocimiento acerca de la complejidad de esa etapa vital y sobre la heterogeneidad entre las personas mayores, o incluso puede producir el rechazo de los futuros profesionales hacia este grupo de población. De todas formas, los estudiantes de este proyecto manifiestan haber experimentado un cambio favorable en su actitud hacia los mayores.

Para finalizar, la lectura del artículo y los interrogantes que sugiere son, a mi modo de ver, un estímulo para desplegar la creatividad en nuestro trabajo. La articulación de aspectos médicos, psicológicos y sociales requiere de esa creatividad, como indican los autores. Sin esa condición es difícil que podamos contribuir al aumento del bienestar de las personas mayores o a la reducción de sus malestares cotidianos.

Comentario. Integrando dimensiones en la intervención con personas mayores
Por Laura Coll-Planas
a Institut de l’Envelliment de la Universitat Autònoma de Barcelona, España