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PRINCIPIOS DE LAS NACIONES UNIDAS EN FAVOR DE LAS PERSONAS DE LA TERCERA EDAD

La Asamblea General de la ONU, reconociendo las aportaciones que las personas de edad hacen a sus respectivas sociedades, y la enorme diversidad de las situaciones de las personas de edad, no sólo entre los distintos países, sino también dentro de cada país y entre las personas mismas, consciente de que en todos los países es cada vez mayor el número de personas que alcanzan una edad avanzada y en mejor estado de salud de lo que venía sucediendo hasta ahora, determinó aprobar una carta en la que se alienta a todos los pueblos a tener presente los siguientes principios:

  1. Las personas de edad deberán tener acceso a alimentación, agua, vivienda, vestimenta y atención de salud adecuados, mediante ingresos, apoyo de sus familias y de la comunidad y su propia autosuficiencia.
  2. Las personas de edad deberán tener la oportunidad de trabajar o de tener acceso a otras posibilidades de obtener ingresos.
  3. Las personas de edad deberán poder participar en la determinación de cuándo y en qué medida dejarán de desempeñar actividades laborales.
  4. Las personas de edad deberán tener acceso a programas educativos y de formación adecuados.
  5. Las personas de edad deberán tener la posibilidad de vivir en entornos seguros y adaptables a sus preferencias personales y a sus capacidades en continuo cambio.
  6. Las personas de edad deberán poder residir en su propio domicilio por tanto tiempo como sea posible.
  7. Las personas de edad deberán permanecer integradas en la sociedad, participar activamente en la formulación y la aplicación de las políticas que afecten directamente a su bienestar y poder compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes.
  8. Las personas de edad deberán poder buscar y aprovechar oportunidades de prestar servicio a la comunidad y de trabajar como voluntarios en puestos apropiados a sus intereses y capacidades.
  9. Las personas de edad deberán poder formar movimientos o asociaciones de personas de edad avanzada.
  10. Las personas de edad deberán poder disfrutar de los cuidados y la protección de la familia y la comunidad de conformidad con el sistema de valores culturales de cada sociedad.
  11. Las personas de edad deberán tener acceso a servicios de atención de salud que les ayuden a mantener o recuperar un nivel óptimo de bienestar físico, mental y emocional, así como a prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad.
  12. Las personas de edad deberán tener acceso a servicios sociales y jurídicos que les aseguren mayores niveles de autonomía, protección y cuidado.
  13. Las personas de edad deberán tener acceso a medios apropiados de atención institucional que les proporcionen protección, rehabilitación y estímulo social y mental en un entorno humano y seguro.
  14. Las personas de edad deberán poder disfrutar de sus derechos humanos y libertades fundamentales cuando residan en hogares o instituciones donde se les brinden cuidados o tratamiento, con pleno respeto de su dignidad, creencias, necesidades e intimidad, así como de su derecho a adoptar decisiones sobre su cuidado y sobre la calidad de su vida.
  15. Las personas de edad deberán poder aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial.
  16. Las personas de edad deberán tener acceso a los recursos educativos, culturales, espirituales y recreativos de la sociedad.
  17. Las personas de edad deberán poder vivir con dignidad y seguridad y verse libres de explotaciones y de malos tratos físicos o mentales.
  18. Las personas de edad deberán recibir un trato digno, independientemente de la edad, sexo, raza o procedencia étnica, discapacidad u otras condiciones, y han de ser valoradas independientemente de su contribución económica.

CLAVES PARA UNA VEJEZ SATISFACTORIA

Todas las personas mayores son ciudadanos con derechos, obligaciones, capacidad de decisión y derecho a ser los protagonistas de su propia vejez.

autor“Claves para una vejez satisfactoria” fue el título de unas Jornadas que reunieron a expertos en temas claves relacionados con el desafío de las personas mayores. De sus conclusiones podemos extraer material para la reflexión, y para asumir el compromiso correspondiente en nuestras áreas de influencia. No es posible esperarlo todo del Estado ni de las organizaciones de la sociedad civil, por muy meritoria que sea su labor. Es menester implicarse comenzando por cambiar de mentalidad ante un hecho que tarde o temprano tendremos que afrontar. Es mejor la tarea lúcida del héroe a la obediencia triste del sumiso.

Disfrutar de más años de vida supone para los mayores contar con más posibilidades de seguir madurando y aprendiendo. Poder compartir su tiempo y experiencias con las generaciones más jóvenes y aportar a la sociedad todo ese saber vivir acumulado a lo largo de los años.

Los hábitos adquiridos a lo largo de la vida, la manera en que cada uno de nosotros hayamos cuidado nuestro propio ser (sin perjuicio de la aparición de determinadas patologías inevitables que afectarán sensiblemente la calidad de vida) o unas relaciones socio-afectivas satisfactorias son algunos de los factores claves del envejecimiento positivo.

A lo largo del siglo XX se ha triplicado en la sociedad europea el número de personas mayores de 65 años lo que hace necesario planificar el futuro al tiempo que tenemos que concederles el legítimo protagonismo en cuantas decisiones se adopten.

Esa progresión ya es más que aritmética y, a más población envejecida, una población más vulnerable física y socialmente.

Muchos países de la UE han evolucionado en cuanto a un modelo de independencia residencial, muchos mayores eligen vivir solos aunque todavía disponemos de estructuras de apoyo familiar e informal que ofrecen a estas personas poder recurrir a ellas en caso de necesidad. Sin olvidar el fantasma de nuevas familias en las que no se cuenta con las personas mayores y las relegan a la acción del Estado, o de instituciones altruistas. Las aparcan después de haber dejado de ser consideradas como productivas.

Los cambios demográficos así como el propio perfil de las personas mayores del siglo XXI aconsejan un replanteamiento sobre dos cuestiones básicas: el umbral a partir del cual comenzamos a considerar mayor a una persona y la posibilidad de flexibilizar la edad oficial de jubilación.

Las conclusiones de estas Jornadas afirman que es preciso potenciar un modelo de bienestar que construya independencia entre nuestros mayores, abandonando la idea de vejez como déficit y fortaleciendo la idea de la vejez como oportunidad. Se trata, de potenciar políticas de integración, que abran espacios participativos y favorezcan actuaciones inclusivas, incorporando el auténtico concepto de envejecimiento activo que la Organización Mundial de la Salud estableció en 2002.

La participación en actividades sociales, culturales, deportivas y de voluntariado social contribuye a mantener el bienestar subjetivo entre los mayores; siendo imprescindible ofrecerles la posibilidad de tomar parte activa allí donde se identifican sus necesidades y se adoptan decisiones que les conciernen.

Las personas mayores, dependientes o no, son antes que nada ciudadanos, con derechos, obligaciones, capacidad de decisión y derecho a ser los protagonistas de su propia vejez. De ahí que, a la hora de planificar y programar, tanto la Administración como las entidades de la sociedad civil que se encuentran implicadas en su acompañamiento y atención, deben hacer un esfuerzo por escuchar y atender aquello que los propios mayores expresan entre sus deseos, necesidades y preferencias. Los programas de educación con personas mayores deben partir de aquello que los mayores ya conocen y les interesa. Aprender ayuda a las personas mayores a completar su proyecto vital, reforzando el compromiso con la vida que previamente se tuviera.

La actividad cognitiva, los programas de ejercicio físico saludable; unos buenos hábitos de salud y nutrición, una adecuada red de relaciones sociales satisfactorias, la correspondiente autoestima y cierto nivel de compromiso social son buenos elementos del envejecimiento saludable que todos deseamos.

Sin olvidar la utilidad de los Centros de Mayores y las metodologías que favorezcan la transversalidad y la intergeneracionalidad, por los positivos efectos de ambas ya que el envejecimiento abarca campos muy diversos (social, sanitario, cultural, urbanístico, ambiental, seguridad) y defiende una sociedad para todas las edades.

Para que nadie pueda llegar a sentirse un niño, encerrado en un cuerpo envejecido, y que se pregunta con terror y desconcierto, “¿Qué ha sucedido?”.

José Carlos García Fajardo

Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

DERECHOS DE LA TERCERA EDAD

derechos

Las personas mayores, seguimos teniendo unos derechos fundamentales e innatos como personas.

Debemos exigir que nos sean respetados y denunciar cualquier situación contraria. Para ello es necesario que conozcamos cuáles son.

Según la ONU, los mayores tienen derecho a vivir con dignidad, independendencia, autorealización, participación y los cuidados que necesiten.

Vivir con dignidad: acceso a una vida íntegra, de calidad, sin discriminación de ningún tipo y respeto a la integridad psíquica y física.

Con Independencia: nadie puede coaccionarnos a actuar en contra de nuestra voluntad, nisiquiera nuestros familiares ni amigos. Seguimos siendo personas adultas, con autonomía racional e ideas propias.

Seguridad y apoyo jurídico: protección contra toda forma de discriminación, derecho a un trato digno y apropiado, y que las instituciones velen por ello y actuen cuando fuese necesario. Tenemos derecho a denunciar cualquier hecho que afecte nuestra persona y nuestros derechos.

Autorealización: las instituciones deben brindarnos la oportunidad de adquirir conocimientos sea cual sea nuestra edad, y acceder con igualdad de oportunidades a un trabajo si deseamos.

Participación: tenemos derecho a seguir siendo tenidos en cuenta, en especial en las decisiones que nos afecten como asuntos familiares, etc.

Con los cuidados que necesites: derecho a las necesidades básicas como una vivienda digna, alimentos, servicios médicos, sanitarios, asistenciales, etc.

Multitud de asociaciones e instituciones velan por el cumplimiento de estos derechos básicos.
Si vives una situación diferente o conoces a alguien que la está pasando, necesitas denunciar esa situación. En el Teléfono de Atención al Ciudadano (060) o el Teléfono Dorado de Mensajeros de la Paz (900 22 22 23) te escuchan.
Derechos de los ancianos
Fuente: web de atención al ciudadano