Archivo de la etiqueta: Cuidadores

COMO CONTRATAR UN CUIDADOR

Una elección difícil de tomar, pero ayuda a envejecer en casa

Cómo y cuándo contratar un cuidador para los padres

“No quiero que mi mamá se quede sola, pero no puedo estar las 24 horas con ella”. “Mi papá se cayó y tengo miedo que le pase otra vez”. “Se olvida de las cosas”. “Se perdió en la calle”. “Mis padres están grandes y necesitan ayuda”. Son algunas de las situaciones cotidianas que describen familiares de personas mayores en el Servicio de Cuidados Domiciliarios del área de Adultos/as Mayores de la AMIA (Asociación Mutual Israelí Argentina), donde por día se reciben entre 10 y 15 pedidos de asesoramiento y servicio.
Los especialistas en Gerontología recomiendan que lo mejor es envejecer en casa, junto a la gente que uno/a quiere, con sus objetos, muebles, recorridos, rutina; pero hay ciertas situaciones en la que la persona mayor requiere asistencia diaria -por ejemplo, por fragilidad, discapacidad- y a fin de aliviar la sobrecarga de tareas del cuidador/a familiar y mantener la autonomía del adulto/a mayor es necesario contratar un asistente gerontológico domiciliario -también llamado cuidador domiciliario o cuidador formal- para el día, la noche, o solo algunos días u horas. Cabe destacar que hay otras situaciones, donde es necesaria una internación en una residencia geriátrica, pero eso se tratará en otra nota.
Consultada por cuándo y cómo contratar un cuidador/a domiciliario, la coordinadora de dicho servicio de la AMIA, Dora Vorobechik, explicó que un/a asistente gerontológico no es ni un enfermero/a ni una dama de compañía -como se los/as suele confundir-, sino “una persona que se forma en cursos interdisciplinarios para lo que tiene que ver la asistencia, el cuidado y la contención de los adultos/as mayores en las actividades de la vida diaria”.
“Acá suelen llamar familiares que nos dicen que la mamá está sola y tienen miedo que le pase algo, tuvo caídas o comenzó con los primeros indicios de demencia. Y el/a asistente gerontológico es un apoyo para las familias, una persona que ayuda a descomprimir la tarea del cuidador/a familiar -pareja, hija/o, hermano/a que en muchos casos también son adultos/as mayores-”, señaló.

Las funciones
Al respecto ejemplificó: “Acompaña a la persona mayor al médico, a pedir los turnos; si tiene PAMI, va a buscar las recetas; la acompaña al centro de jubilados/as para que no salga sola a la calle; la ayuda en las actividades de la vida diaria como comer, lo que implica también cocinarle; si la ayuda a bañarse, tiene que mantener la limpieza del baño; se ocupa de lo que son las cosas de la persona que atiende, de hacer la cama, de la habitación”.
Sin embargo, la profesional aclaró que “esto no significa que el cuidador/a se va a poner a limpiar los vidrios ni nada, pero sí se ocupa del orden del espacio de la persona que cuida”.
También otra función es detectar “los signos de alerta, los cambios que puede tener el adulto/a mayor para informarle a la familia y consultar al médico”.
“La idea de contratar a un/a asistente gerontológico domiciliario es contar con una persona que se formó para cuidar a personas mayores y aliviar el estrés familiar y los conflictos. La familia va a seguir teniendo las responsabilidades con/para el adulto/a mayor, pero el cuidador/a formal es un medio para descomprimir la sobrecarga de tareas”, remarcó.

La capacitación
En la AMIA se dicta un curso de asistente gerontológico domiciliario, donde se forma “sobre lo que es un adulto/a mayor -que no es un niño/a y no se lo debe tratar como tal, es una persona con experiencia de vida que necesita respeto y mantener la autonomía-; el vínculo cuidador-adulto mayor; la comunicación, si presenta alguna patología; el manejo del tiempo libre -no como un tiempo muerto sino de estimulación y descubrimiento de habilidades y capacidades-; adaptar lo que tiene en la casa para que pueda seguir teniendo autonomía, por ejemplo, si quiere agarrar un cubierto y tiene dificultad para cortar se le enseña distintas estrategias, como darle un cubierto con un puño más grande”.
También indicó que se enseña “como bañar a una persona que está en cama; la higiene de la dentadura y de los pies; cómo lavarle la cabeza; cómo rotarlo en la cama; cómo hacer la cama con una persona acostada; cómo trasladarla de la cama a una silla sin cargar el esfuerzo en la espalda del cuidador/a; las características de las distintas enfermedades y terminología a fin de entender lo que dice el médico/a y trasmitírselo a la familia; cómo organizar la medicación”; entre otros puntos.
Además, en el servicio que coordina Vorobechik se orienta gratuitamente a las familias: “Vienen, nos cuentan el caso y hacemos un diagnóstico para ver si se necesita un cuidador/a, las características de esa persona mayor, cuáles serían las funciones a cumplir y se selecciona a cuatro o cinco de los cuidadores/as de los que formamos -quienes serían los más idóneos para esa situación-, luego la familia los entrevista y elige”.
En este punto Vorobechik señaló que “es importante que el adulto/a mayor participe de la elección del cuidador/a formal”, dado que es a él/la a quien van a cuidar y “para que no sienta que la familia le mete a alguien en la casa, sino que su opinión es importante, lo cual es un porcentaje de la aceptación, y si no le gustó ninguno/a se sigue buscando y probando con otros/as”.
Los costos
Respecto a la carga horaria del cuidador/a domiciliario, Dora Vorobechik, coordinadora del Servicio de Cuidados Domiciliarios de la AMIA, destacó que depende de cada caso: hay personas que lo/a requieren de día, otras de noche, algunas un par de días o solo los fines de semana, para descomprimir la tarea del cuidador/a familiar.
Sobre los costos, la profesional señaló que eso lo maneja directamente el cuidador/a formal con la familia. Sin embargo comentó que “hay personas que piden a la obra social que colabore con el pago”.
Asimismo indicó que “el Gobierno de la Ciudad cuenta con un programa de auxiliares domiciliarios, a través del cual una asistente social estudia el caso y se puede pedir que el Gobierno se haga cargo de una parte del pago o, según la situación familiar, del pago completo”.
En tanto, agregó que cuando a la AMIA “llega un caso de una familia que no tiene recursos se lo deriva al Servicio Social, donde se lo evalúa y se ve qué tipo de colaboración puede prestarse”.

Más lugares
Cabe destacar que la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores, dependiente de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, del Ministerio de Desarrollo Social cuenta con el programa de Cuidados Domiciliarios. También la obra social PAMI tiene el Programa Nacional de Atención Domiciliaria.

Dónde recurrir
Para consultas:

* Servicio de Cuidadores Domiciliarios de la AMIA: Tel. 4959-8800, internos 8768, 8813; Uriburu 650, primer piso, área Cuidados Domiciliarios, Ciudad de Buenos Aires; correo electrónico cuidadores@amia.ogr.ar
* Dirección Nacional de Políticas para Adultos/as Mayores, de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación: Tel. 4338-5830, fax 4342-9132, correo electrónico voluntariado@senaf.gov.ar
* PAMI: 138, 0800-222-7264
* Area Tercera Edad de cada municipio.

Por NATALIA MUÑIZ

(Popularonline.com)


T.O. APLICADA AL DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO

Terapia Ocupacional aplicada al Daño Cerebral Adquirido

Polonio / Romero

  • Una obra de referencia  para los terapeutas ocupacionales de habla hispana escrita por profesionales españoles

  • El objetivo principal de este libro es el análisis de los elementos que facilitan el desarrollo profesional, cada vez más especializado, que requieren las intervenciones del terapeuta ocupacional en el campo del daño cerebral adquirido, tanto para los profesionales que desempeñan su trabajo en las diferentes subespecialidades de la disciplina (gerontología, infancia, discapacidad física, salud mental, drogodependencias, etc.) como para los profesionales que imparten docencia, a los alumnos de terapia ocupacional y otras disciplinas afines y personas interesadas en la materia.

Las personas con daño cerebral adquirido, y por extensión, todas aquellas con problemas derivados de patologías cerebrales, están planteando retos asistenciales acuciantes. Los traumatismos craneoencefálicos, los ictus, los tumores cerebrales, las encefalitis, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Huntington, las demencias preseniles, dan lugar a un amplio abanico de problemas que se derivan de unas disfunción cerebral. La coexistencia de problemas sensitivos, motores, sensoriales, conductuales, de comunicación y cognitivos, es la norma más que la excepción. Esta diversidad de secuelas ocasiona la intervención de múltiples disciplinas en la asistencia a este grupo de personas.

La atención al daño cerebral adquirido puede tomar la forma de rehabilitación, de medidas orientadas al incremento de la participación social, de las estrategias para el cuidado de las personas dependientes y de programas de educación para familiares. José Ignacio Quemada, Director de la Red Menni de Servicios de Daño Cerebral, afirma que “como responsable de Servicios de Daño Cerebral, he podido constatar que  la terapia ocupacional es clave en ámbitos como el entrenamiento para la autonomía en las actividades de la vida diaria, la adaptación a los entornos, la selección y entrenamiento en el uso de ayudas externas, los programas de cambio de dominancia, la mejora en destreza manual, el acceso al ocio y al deporte, entre otros. esta obra es una significativa contribución a la pequeña biblioteca de textos en castellano dedicados a la atención de las personas con daño cerebral adquirido. Es un esfuerzo por dotar a esta disciplina de un cuerpo teórico con el cual afrontar la enseñanza de la aplicación de la terapia ocupacional al daño cerebral adquirido”.

La terapia ocupacional es una disciplina joven y relativamente nueva en nuestro país. Sólo hace un par de décadas que se forman terapeutas ocupacionales en la universidad española y quizás por ello esta disciplina ha adolecido de publicaciones de autores españoles sobre el ejercicio de la profesión.

El objetivo principal de este libro es el análisis de los elementos que facilitan el desarrollo profesional, cada vez más especializado, que requieren las intervenciones del terapeuta ocupacional en el campo del daño cerebral adquirido, tanto para los profesionales que desempeñan su trabajo en las diferentes subespecialidades de la disciplina (gerontología, infancia, discapacidad física, salud mental, drogodependencias, etc.) como para los profesionales que imparten docencia, a los alumnos de terapia ocupacional y otras disciplinas afines y personas interesadas en la materia. La estructura del libro responde al planteamiento de la necesidad del trabajo interdisciplinar y a la reflexión y autorregulación del aprendizaje continuo a través de la presentación de diferentes casos, incluyendo preguntas de autoevaluación que permitirán al lector ir valorando su propio avance a través del proceso de conocimiento.

El libro está organizado en 6 secciones. Las 3 primeras se ocupan del marco conceptual general de las intervenciones en el ámbito del daño cerebral adquirido, los fundamentos esenciales para interpretar el estatus clínico del paciente, y los distintos tipos de evaluaciones (global, ocupacional, funcional, etc.), así como de las habilidades necesarias para le ejecución y el compromiso en distintas ocupaciones. Las siguientes secciones tienen como hilo conductor la aplicación de la terapia ocupacional en los diferentes aspectos de la actividad humana significativa: la propia actividad, las destrezas que cada persona desarrolla a lo largo de su vida y las experiencias, condiciones y posibilidades que le ofrecen los distintos entornos. Se incluye, además, un apartado final con diferentes apéndices, entre los que cabe destacar el dedicado a los procedimientos e instrumentos de evaluación.

En esta obra, estudiantes y profesionales encontrarán múltiples herramientas que les permitirán profundizar en el estudio y conocimiento de los hallazgos más recientes de la investigación de terapia ocupacional en daño cerebral.

En este link encontrarán toda la información sobre la Obra: http://www.medicapanamericana.es/Polonio/Polonio.htm


LA VEJEZ, UNA ETAPA VITAL DEL DESARROLLO HUMANO

El envejecimiento de la población es un fenómeno relativamente nuevo en la historia de la humanidad. Es un reto que hay que afrontar, en nuestros días es posible llegar a viejos y hay que envejecer correctamente. Sin embargo la vejez se contempla vulgarmente como una realidad que afecta a una parte de la población. Los viejos se configuran como una categoría independiente del resto de la sociedad.
Existen distintas concepciones de  vejez pero quizás la mas equilibrada seria reconocerla como una etapa vital, basada en el reconocimiento que el transcurrir del tiempo produce efectos en la persona, la cual entra en una etapa distinta a las vividas anteriormente. La vejez constituye una etapa más de la experiencia humana y por lo tanto puede y debe ser positiva y de desarrollo individual y social.
La Gerontología es de interés para toda las sociedades. Para el que envejece y para el profesional que le ayuda a envejecer correctamente. Se desarrolla como una nueva dimensión de varias ciencias y de varias profesiones, sobre todo en el campo de lo social y de la salud. Solamente con la complementariedad de las diversas disciplinas podremos englobar la totalidad de estos fenómenos y descubrir su unidad y estructura dinámica.
Generalmente tratamos a los viejos como niños, escuchamos sus preocupaciones como pueriles. Sin embargo una buena relación con ellos tendría que permitirles ser mas de lo que expresan de si mismos, porque esto les permitiría vivir la relación que tenemos con ellos como una relación de crecimiento. Otro de nuestros errores en el trato con los mayores es esa tendencia a identificar a los ancianos por lo que han sido o hecho. De esta manera no reconocemos en ellos la existencia de una gran riqueza todavía por expresarse, es como si en sus realizaciones pasadas se agotara su riqueza existencial.
Para mejorar la calidad de vida de los mayores es necesario comprender qué significa ser viejo, cómo se ven los viejos a si mismos y cómo ven su vida.
La capacidad de establecer una relación de calidad con las personas mayores no es el fruto de técnicas ni métodos, es el reflejo de la calidad de ser de aquel que interviene, al igual que el arte de ser viejo depende del modo como una persona se sitúa frente al devenir personal. La vida se desarrolla expresándose, cada anciano debe encontrar su lugar y su modo de expresión y nuestra ayuda desde la Gerontología debe tener como objetivo favorecer a su devenir personal. Aún en tiempo de vejez, el crecimiento personal es posible, porque la personalidad puede aún encontrar cómo expresarse y es la relación interpersonal la que ofrece la posibilidad de comunicación y está en nosotros ofrecerles el terreno donde desarrollarse.
Cuando el adulto mayor llega a nosotros, es importante mantener varias entrevistas que nos permitan aproximarnos a su realidad.,conocer su relación con su familia, comunidad y entorno.
Es fundamental saber con cuanto capital social y relacional cuenta. Recordemos que en la vejez hay un empobrecimiento de la calidad y cantidad de los miembros de la red social ,y que la competencia socio-afectiva y cognitiva está relacionada con estas redes familiares y sociales que la facilitan y potencian. Y está en nosotros armar las estrategias necesarias que le permitan recuperar esas competencias que le darán una mejor calidad de vida.
Está en nosotros ofrecer nuevos modos de participación social, revalorizar las redes familiares y sociales que los arrancarán del anonimato y fortalecerán su identidad.

Lidia C. Antuña