MALTRATO A LOS MAYORES

El maltrato a los mayores
La escasez de personal y sin capacitación gerontológica, hacinamiento, falta de baños y normas de higiene, de alimentación adecuada, de infraestructura y seguridad son algunas de las irregularidades frecuentes que se encuentran en algunos establecimientos geriátricos y que se resumen en una palabra: maltrato.
La falta de plazas en los geriátricos públicos, de cuidadores/as familiares o de dinero para pagar a un cuidador/a domiciliario o los costos de un establecimiento con buenas condiciones y en regla son algunas de las causas de la proliferación de residencias para adultos y adultas mayores “truchas”.
Por lo general, se trata de residencias chicas, que funcionan sin habilitación o lo peor, en algunos casos cuentan con una pero no con los controles y sanciones -o clausura- necesarias.
Según estiman los especialistas en Gerontología, el 20 ó 25 por ciento de las residencias geriátricas del país “no están habilitadas” y destacan que la clave es el “gancho económico”. Sin embargo advierten que entre las residencias habilitadas hay un montón que “no se encuadran dentro de las normas”.
En este marco destacan que “las dos víctimas” de este sistema son los adultos/as mayores y los empleados/as de estos establecimientos:
Los mayores: viven en malas condiciones, en la mayoría de los casos no se les respetó el derecho a domicilio (porque los adultos/as mayores tienen el derecho a decidir dónde residir, si en su domicilio o en una residencia; son quienes deben firmar el contrato del servicio de la residencia; y sólo se exceptúan los casos en que interviene un juez por distintas cuestiones), en muchos casos no tienen la libertad de salir a la calle y poder regresar al establecimiento, se les imponen horarios para poder ver a sus seres queridos, deben cumplir con horarios establecidos -por ejemplo, de comida, para ir a dormir- y en muchos lugares no se les respeta ni su ropa ni objetos personales, entre otros puntos.
Los cuidadores/as: que suelen ser insuficientes, con la consecuente sobrecarga de tareas, no cuentan con la capacitación gerontológica adecuada y terminan deteriorándose junto a los/as residentes.

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