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LA SOLEDAD EN LAS PERSONAS MAYORES

27Es clásica la presentación de las tres crisis asociadas al envejecimiento: la crisis de identidad, de autonomía y de pertenencia.
La crisis de identidad viene dada especialmente por el conjunto de pérdidas que se van experimentando de manera acumulativa, que pueden deteriorar la propia autoestima porque aumentan la distancia que la persona mayor percibe entre su yo ideal y su yo real.
La crisis de autonomía viene dada especialmente por el deterioro del organismo y de las posibilidades de desenvolverse de manera libre en el desarrollo de las actividades normales de la vida diaria.
La crisis de pertenencia se experimenta particularmente por la pérdida de roles y de grupos a los que la vida profesional y las capacidades físicas y de otra índole permitían adoptar en el tejido social.
La toma de conciencia de esta triple crisis que tiene lugar en el proceso de envejecimiento, puede permitirnos hacernos cargo de la envergadura de la experiencia de la soledad que, a veces, puede ser vivida como una verdadera muerte social, una muerte del significado de la presencia en el mundo dada por el cuestionamiento de la propia identidad, de la propia autonomía y del propio ser en el mundo.
El ser humano es un ser social por naturaleza, desde que nace hasta que muere. Necesita de los demás para vivir. La soledad surge, entonces, de la tendencia de todo ser humano a compartir su existencia con otros. Si esto no se logra, surgen sensaciones de estar incompleto y la desazón derivada de ello.
En la soledad el ser humano añora la fusión con otra u otras personas y desea comunicación para subsistir. La soledad se manifiesta por una sensación de vacío y de falta de algo que se necesita. Aparece cuando las personas no encuentran un otro. La vejez es uno de esos momentos en los que más fácil se puede experimentar la soledad
Cuando una persona busca a alguien y descubre que nadie está disponible para ella, que nadie satisface sus necesidades de cualquier naturaleza, que nadie se ocupa de ella en un sentido singular y profundo, que a nadie importa directa y verdaderamente, o que no hay nadie buscándola o esperándola, se nutre de una sensación de vacío y de una “falta de algo” que se necesita. Aparece la soledad
Soledad, por consiguiente, es el convencimiento apesadumbrado de estar excluido, de no tener acceso, quién sabe por qué, a ese mundo de interacciones, de contactos tiernos y profundos.
En principio, la soledad es una condición de malestar emocional que surge cuando una persona se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de compañía para las actividades deseadas, tanto físicas como intelectuales o para lograr intimidad emocional.
Estudios realizados en España, muestran que la mayoría de las personas mayores no se sienten solas, sino que la soledad la acusa un 8% del total de las mismas.
La soledad de los mayores es una de esas situaciones de vulnerabilidad y marginación – y posible exclusión – que viven un numeroso grupo de personas mayores que difícilmente elevarán el grito y exigirán la satisfacción de sus necesidades debido a la fragilidad en que se encuentran.
Los mayores que se sienten solos no provocan una crisis social significativa como podrían provocarla otros grupos porque no tienen ni siquiera las suficientes fuerzas como para exigir sus derechos.
Aunque la soledad no produce síntomas externos graves, quienes la padecen afirman que se trata de una experiencia desagradable y estresante, asociada con un importante impacto emocional, sensaciones de nerviosismo y angustia, sentimientos de tristeza, irritabilidad, mal humor, marginación social, creencias de ser rechazado, etc.

Por Juan Aº Olmo Cascos (Univ. Laboral de Córdoba)

PERSONAS MAYORES CON BAJA AUTOESTIMA

autoestimaAutonomía y autoconfianza
Cuando llegamos a mayores, en muchos casos pasamos a tener una reducida autonomía y autoconfianza, lo que nos puede llevar a tener una autoestima baja. Es necesario sentirte a gusto contigo mismo y con tus seres queridos, porque te permitirá tener mejores relaciones con las personas y aceptar nuevos retos sin que tengas miedo a fracasar. A continuación te damos algunos consejos para ayudarte a mejorar tu autoestima.

– Potencia tu autonomía. Cuando nuestros familiares piensan que no somos capaces de realizar alguna actividad o de mejorar en algo, acaban dándonos más ayuda de la que necesitamos, haciéndonos más depenientes de lo que somos. No te conformes con ello, aunque al principio pueda ser cómoda esa situación, es totalmente perjudicial para tí.

– Acepta tus limitaciones: Seguramente te sientas el de siempre pero los años han pasado y no te puedes exigir lo mismo que hacías tiempo atrás. Es natural e inevitable asiesque no te tienes que sentir mal por ello asiesque ponte metas realistas; es importante que puedas lograrlas porque seguirás motivado y te sentirás mejor contigo mismo.

– Prémiate por tus éxitos: cada vez que logres algo, siéntete realizado contigo mismo, llama a un familiar para contárselo o comparte tu experiencia con otros de nuestra edad. ¡te sentirás muy bien!

– Siempre positivo: trata de enfocarte en lo positivo en vez de en lo negativo, no sólo de tí mismo sino de las personas que te rodean y las situaciones que vives. Actuar positivamente se convertirá en costumbre, mejorará tu imagen de cara a los demás y te sentirás más contento contigo mismo.

– Sigue tomando las decisiones que te afectan: Nuestra opinión sigue siendo igual de importante, y si vivimos con nuestros hijos, la deben tener en cuenta a la hora de realizar cambios en casa que nos afecten. Eso no significa exigir siempre que se haga lo que nosotros queramos, no debemos cerrarnos a razonar.

– ¡Sal de casa! Especialmente si vives solo, te habrás convertido en tu mejor amigo, pero no te encierres en tí mismo. Puedes hacer amigos en cualquier centro para la tercera edad, en bibliotecas, en parques… Queda con familiares o vecinos, saca a tus nietos de paseo… ¡hay todo un mundo ahí fuera!

– Continúa siendo útil: pequeñas y sencillas tareas domésticas son sumamente gratificantes para nosotros mismos, y preocuparse por la vida de nuestro entorno hará que nos sigan viendo con inquietud sobre las cosas. Además tenemos toda una vida por delante y te sorprenderá comprobar que sus inquietudes con el trabajo, los hijos, amigos, etc. no son tan distintas de las que pudimos tener nosotros, difiriendo en la época.

Ten intimidad: aunque vivas con tus hijos es importante que sigas teniendo un espacio para tí.

Tercera-edad.org

ALGUNOS MITOS SOBRE LA VEJEZ

parejaLa negación de posibilidades en la tercera edad se debe a nuestros mitos y creencias socioculturales, los cuales en ese sentido pueden causar mucho daño. Una de las negaciones más importantes la constituye la sexualidad. Los seres humanos nacemos y morimos con la misma sexualidad: lo único que acontece en esta etapa de la vida son ciertos cambios en cuanto a sus objetivos y a la forma de desarrollarla. Pero la capacidad de disfrutar de esa esfera de la vida permanece intacta, ya que sexualidad no es sinónimo de acto sexual genital: es toda la parte afectiva, emocional.

Es cierto que a nivel genital se producen ciertos cambios. Por ejemplo, en la mujer hay menos lubricación vaginal, pero eso se puede subsanar con cremas y otros aditamentos que facilitan la relación sexual. Y en el hombre, la erección se hace más lenta y necesita más estímulos. Pero la sexualidad va más allá de la penetración: se nutre en el afecto, en la mirada, el compañerismo, los regalos, las palabras tiernas, etc.

Otro mito acerca de la vejez es que los ancianos deben estar exentos de actividades y responsabilidades.

Pero es todo lo contrario: hacer cosas los hace sentirse útiles, y eso los ayuda a vivir. Y es una forma también de salud: la motivación de servir para algo o para alguien es un motor muy grande para seguir adelante.

Por ejemplo, si vemos que nuestra abuela cocina, debemos seguir dándole ese rol y no quitárselo. Si tarda una hora para limpiar el patio, dejarla ya que para ella es importante. El abuelo que cuida a su nieto también tiene un rol sumamente valioso, se siente útil, está ayudando a su hija, a su hijo… Y esos son roles que los hijos pueden hacer que se valoricen en esta etapa de la vida.

Así, estamos dando a nuestros viejos la posibilidad de mantener la salud.

fuente:
latinsalud.com