Archivo de la categoría: Estadísticas de la vejez y el envejecimiento

UNA SOCIEDAD INTELIGENTE, CUIDA A SUS CUIDADORES

Las enfermedades no afectan tan solo a quien las padece, también influyen de forma _cuidadores2particular a los que conviven con la persona enferma.
En ocasiones las repercusiones de una enfermedad son especialmente relevantes en el entorno familiar, hasta el punto de sobrepasar las resistencias de sus miembros y convertirles también a ellos en enfermos.

La cultura española, con fundamentos mediterráneos, pone en el centro y en lo más alto de la escala de valores a la familia. Precisamente sobre la familia recaen las responsabilidades de cuidar a los familiares enfermos y dentro de la familia esta labor la realizan “desde siempre” y “por tradición”  las mujeres. Mujeres que en muchas ocasiones tiene que ocuparse además de otras responsabilidades tanto fuera como dentro del núcleo familiar.

Nuestro sistema sanitario y social, las administraciones públicas y los gobiernos de turno, se han abstraído y no se han involucrado lo suficiente en el asunto. No han dado prioridad a estas mujeres que realizan una labor fundamental, que no solo beneficia a su familiar enfermo, sino a toda la sociedad. De no ser por ellas, el sistema tendría que hacerse cargo de todas y cada una de estas situaciones particulares.
Son mujeres el 60% de los cuidadores principales de personas mayores, el 75% de los cuidadores de personas con discapacidades y el 92% de los cuidadores de las personas que necesitan atención en los hogares. Muchas de estas mujeres han tenido que dejar su trabajo o reducir su jornada laboral para poder atender a sus familiares enfermos. Se estima que asumir el papel de cuidadoras principales ha condicionado la exclusión definitiva del mercado laboral del 35% de ellas, y del 46% si consideramos las exclusiones temporales. Además cuidar a un familiar enfermo supone una carga psicológica y física enorme que condicionará de manera muy importante su salud futura.

En los últimos tiempos se oye hablar de cambios y se plantean posibles soluciones (ley de dependencia, conciliación de la vida familiar y laboral, etc), pero habría que preguntarse tres cosas al respecto:
¿se le está concediendo a este asunto la importancia que se merece?
¿se está fomentando la equidad y reduciendo la desigualdad?
¿somos conscientes del envejecimiento progresivo de la sociedad y del aumento consecuente de las enfermedades crónicas?

Es muy posible que en el futuro gran parte de la población tenga que cuidar a algún familiar en situación de dependencia. Las soluciones están ahí esperando a ser puestas en práctica y es que una sociedad inteligente, es aquella que cuida a sus cuidadores.
Por Dr. Eduardo Junco Anós

Soledad en la madurez y riesgo de deterioro cognitivo

Envejecimiento y vejez
vejezQuedarse solo durante la edad madura, ya sea por enviudamiento, separación o divorcio, o por no querer vivir en pareja, eleva el riesgo de padecer deterioro cognitivo más tarde en la vida, según un estudio realizado en Finlandia y que se publica en la revista British Medical Journal.

El estudio, prospectivo y poblacional, se llevó a cabo en las regiones de Kuopio y Joensuu, al este de Finlandia, con un seguimiento medio de 21 años. Los participantes procedían de otros estudios previos, iniciados entre 1972 y 1987, cuando tenían una media de edad de 50,4 años. El 73% de aquellos sujetos (1.449 individuos) fueron reevaluados en 1998, cuando ya tenían entre 65 y 79 años de edad, examinándose cuáles de entre ellos habían desarrollado con el tiempo deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer.

Los resultados, que no se vieron alterados por la introducción progresiva de diversas variables de ajuste para la edad madura, mostraron que las personas que habían convivido con una pareja en la edad madura habían tenido una menor probabilidad de mostrar deterioro cognitivo en su vejez que el resto de las categorías examinadas: solteros, separados o divorciados y viudos.

Aquellos que habían enviudado o se habían divorciado en la edad madura y habían permanecido solos durante el periodo de seguimiento, tenían un riesgo tres veces mayor de mostrar deterioro cognitivo que los que estaban casados o convivían con alguien. Quienes habían enviudado en la edad madura y, por segunda vez, también en la vejez, tenían una razón media de probabilidades de 7,67 en comparación con los casados o convivientes.

El riesgo más alto para haber llegado a padecer enfermedad de Alzheimer lo tenían los sujetos portadores del alelo ε4 de la apolipoproteína E (APOE-ε4) que habían perdido a su pareja antes de la edad madura y aún permanecían viudos o divorciados tras el periodo de seguimiento.

Como afirman los autores en sus conclusiones:
«Vivir en el seno de una relación con una pareja podría implicar retos cognitivos y sociales que tengan un efecto protector frente al deterioro cognitivo posterior en la vida, de manera consistente con la hipótesis de la reserva cerebral».

El riesgo incrementado específico para las personas enviudadas o divorciadas, en comparación con la gente soltera, indica que se necesitan otros factores para explicar parte de los resultados de este estudio. Por otra parte, la utilización de un modelo sociogenético de enfermedad podría explicar el espectacular incremento del riesgo de enfermedad de Alzheimer en los sujetos enviudados que eran portadores del APOE-ε4.

Fuente: La Circunvalación del Hipocampo.

CÓMO HACER PARA DISFRUTAR DE LA TERCERA EDAD

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Hay que evitar el aislamiento y mantenerse en actividad

Mantenerse físicamente activo, alimentarse saludablemente, no fumar, evitar el estrés… La fórmula para disfrutar de una vejez plena y en salud parece sencilla, al menos en teoría. Pero en un mundo en el que la expectativa de vida de la población es cada vez mayor, y más aún en países como la Argentina, donde el proceso de envejecimiento tomará sólo décadas, la fórmula para disfrutar de la cada vez más extensa llamada tercera edad ya no es sólo individual.

Por primera vez en la historia de la humanidad, en algún momento de los próximos diez años habrá más personas mayores de 65 años que menores de 5 años. Y mientras los países desarrollados verán que su población mayor de 65 años se incrementará un 50% de aquí a 2030, se espera que en los países en vías de desarrollo ese aumento sea del 140 por ciento.

“El problema del envejecimiento es que se nos va a venir encima muy rápido en los países en desarrollo. En Europa, la población tardó 100 años en envejecer; acá, eso se va a demorar 20, 25, 30 años, y no vamos a tener todo el tiempo que tuvieron los países desarrollados para prepararse para los problemas del envejecimiento», dijo a LA NACION Alberto Palloni, investigador chileno, actualmente en la Universidad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, donde dirige estudios sobre envejecimiento en América latina.

«El envejecimiento poblacional se produjo en los países desarrollados como resultado del crecimiento económico y del bienestar social -dijo Silvia Gascón, directora de la maestría en Gestión de Servicios en Gerontología del Instituto Universitario ISalud-. En cambio, en nuestros países estamos envejeciendo en situación de pobreza y con redes sociales que no están del todo consolidadas».

«Hay un montón de tecnologías que nos falta desarrollar para envejecer bien, desde el cuidado domiciliario o la atención en hogares de día y de noche, hasta la teleasistencia o las residencias de mayores -agregó Gascón-. El problema es que en nuestros países van a coexistir las enfermedades crónicas con las agudas, y los recursos de un ministerio de salud van a estar en tensión entre el dengue y las enfermedades cardiovasculares.»

Ahorrar en salud
«El envejecimiento de la población no es sólo resultado de una cada vez mayor expectativa de vida al nacer, sino también de una mejora en la expectativa de vida de las personas mayores de 65 años», comentó a LA NACION el doctor Richard Suzman, director del Programa de Investigación Comportamental y Social del Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA, según sus siglas en ingles), de los Estados Unidos.

«Pero más importante que la expectativa de vida -agregó Suzman- es lo que llamamos expectativa de salud o vida libre de discapacidad.» Esto es: esos años extras libres de enfermedades que condicionen la calidad de vida de la persona. Aunque se espera que la expectativa de vida después de los 65 años siga en aumento, no se puede decir lo mismo de la expectativa de vida libre de discapacidad.

«Hoy existe una gran preocupación en los Estados Unidos por las generaciones más jóvenes, debido al aumento de las tasas de obesidad y de diabetes -comentó Suzman-. Aunque la expectativa de vida se cree que seguirá creciendo, esto [la epidemia de obesidad y sus afecciones asociadas] afectará la expectativa de vida libre de discapacidad.»

Los países en desarrollo, como la Argentina, que todavía no se han librado del peso de las enfermedades infecciosas, no están ajenos al avance de las enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la diabetes y las afecciones cardiovasculares. Un informe del Banco Mundial estima que las afecciones crónicas pasarán de representar el 44% de las causas de enfermedad al 54% en las próximas dos décadas.

«Por eso es tan importante hacer hincapié en la prevención y la promoción de la salud. Así como uno ahorra plata cuando es joven para cuando sea viejo, uno tiene que ahorrar también salud -señaló Gascón-. Si uno tiene hábitos de vida saludables durante la juventud y la adultez, es más probable que disfrute de una vejez libre de discapacidad.» ¿Qué entendemos por hábitos de vida saludables?

«Evitar el sedentarismo (caminar al menos 40 minutos todos los días), llevar hábitos de alimentación saludables (reducir el consumo de grasas y elevar el de frutas y vegetales, y en las mujeres consumir calcio para prevenir la osteoporosis), no fumar y reducir el consumo de alcohol, principalmente -enumeró Gascón-. Y después, está todo lo psicosocial.»

Evitar el aislamiento
«Hoy hay una toma de conciencia de que gran parte de nuestra salud [en la vejez] está determinada por comportamientos individuales, pero también por factores sociales», señaló Suzman, que visitó recientemente la Argentina para analizar la posibilidad de llevar adelante aquí un estudio longitudinal sobre envejecimiento, en colaboración con sus colegas de ISalud.

«Está comprobado que las redes de apoyo, sobre todo las de amigos, permiten mejorar la calidad de vida y la cantidad de años de vida. Por eso, evitar el aislamiento y encontrar espacios para compartir con otros es fundamental», afirmó Gascón.

Sin embargo, el creciente aislamiento parece ser una constante en las personas mayores: «Hay una tendencia a que las personas mayores vivan solas -agregó Gascón-; hoy en la Argentina el 50% de los hogares unipersonales son de adultos mayores.»

Y para muchas de esas personas la vida transcurre en espacios cada vez más acotados, que a veces se reducen al barrio, cuando no a la casa.

«Un estudio que realizamos en La Plata revela que las ciudades son muy poco amigables con las personas mayores. No sólo por la falta de infraestructura adecuada de los edificios públicos, sino también en los edificios privados y en los medios de transporte público.»

«Construimos edificios y casas como si toda la vida fuéramos a ser jóvenes -continuó Gascón-. Por otro lado, nuestro estudio mostró que las personas de más de 75 años, que no tienen dinero para tomar taxis o remises, no pueden salir de su barrio.» Aquí lo que pesa no es [sólo] la inseguridad, sino lo poco preparados que están los trasportes públicos para las personas mayores.

«Además de evitar el aislamiento -insistió Gascón-, para vivir una vejez digna es fundamental sentirse respetado, sentir que uno sigue contribuyendo a la sociedad a la que pertenece. Y eso puede pasar tanto por encargarse de los nietos como de participar de un proyecto político.»

Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION

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