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1001 FORMAS DE DISFRUTAR DE SU JUBILACION

8497350871+de ZELLINSKI, ERNIE J.
AMAT EDITORIAL
223 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788497350877
Año de edición:2003
Plaza edición: BARCELONA
Resumen del libro
Del mismo autor de El placer de no trabajar y 1001 cosas que sabes pero que siempre olvidas La jubilación puede ser una transición en la vida y al tiempo un reto tanto financiero como personal. – Muchas personas se encuentran con un montón de tiempo en sus manos, pero con demasiado poco dinero. – Otras tienen montones de dinero, pero no saben qué hacer con su tiempo. «El dinero y el tiempo son las cargas más pesadas de la vida y los más infelices de todos los mortales, son aquellos que tienen más de las dos cosas y que no saben como utilizarlas.» Este libro puede ayudarle a mejorar su jubilación. La clave para una jubilación feliz es seleccionar actividades agradables que le permitan ir pasando con el dinero que tiene en la actualidad. Si todavía sigue usted trabajando pero está pensando en jubilarse, Las mil y una maneras de disfrutar de su jubilación le proporcionará muchas ideas respecto a lo que puede hacer una vez que abandone el lugar de trabajo. En el caso de que ya haga bastante que se ha jubilado y no le resulte tan desafiante y satisfactorio como usted pensaba, Las mil y una maneras de disfrutar de su jubilación puede ser precisamente la inspiración que le hacía falta para convertirlo en la mejor época de su vida.

Para comprar el libro: Casa del libro

CÓMO HACER PARA DISFRUTAR DE LA TERCERA EDAD

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Hay que evitar el aislamiento y mantenerse en actividad

Mantenerse físicamente activo, alimentarse saludablemente, no fumar, evitar el estrés… La fórmula para disfrutar de una vejez plena y en salud parece sencilla, al menos en teoría. Pero en un mundo en el que la expectativa de vida de la población es cada vez mayor, y más aún en países como la Argentina, donde el proceso de envejecimiento tomará sólo décadas, la fórmula para disfrutar de la cada vez más extensa llamada tercera edad ya no es sólo individual.

Por primera vez en la historia de la humanidad, en algún momento de los próximos diez años habrá más personas mayores de 65 años que menores de 5 años. Y mientras los países desarrollados verán que su población mayor de 65 años se incrementará un 50% de aquí a 2030, se espera que en los países en vías de desarrollo ese aumento sea del 140 por ciento.

“El problema del envejecimiento es que se nos va a venir encima muy rápido en los países en desarrollo. En Europa, la población tardó 100 años en envejecer; acá, eso se va a demorar 20, 25, 30 años, y no vamos a tener todo el tiempo que tuvieron los países desarrollados para prepararse para los problemas del envejecimiento», dijo a LA NACION Alberto Palloni, investigador chileno, actualmente en la Universidad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, donde dirige estudios sobre envejecimiento en América latina.

«El envejecimiento poblacional se produjo en los países desarrollados como resultado del crecimiento económico y del bienestar social -dijo Silvia Gascón, directora de la maestría en Gestión de Servicios en Gerontología del Instituto Universitario ISalud-. En cambio, en nuestros países estamos envejeciendo en situación de pobreza y con redes sociales que no están del todo consolidadas».

«Hay un montón de tecnologías que nos falta desarrollar para envejecer bien, desde el cuidado domiciliario o la atención en hogares de día y de noche, hasta la teleasistencia o las residencias de mayores -agregó Gascón-. El problema es que en nuestros países van a coexistir las enfermedades crónicas con las agudas, y los recursos de un ministerio de salud van a estar en tensión entre el dengue y las enfermedades cardiovasculares.»

Ahorrar en salud
«El envejecimiento de la población no es sólo resultado de una cada vez mayor expectativa de vida al nacer, sino también de una mejora en la expectativa de vida de las personas mayores de 65 años», comentó a LA NACION el doctor Richard Suzman, director del Programa de Investigación Comportamental y Social del Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA, según sus siglas en ingles), de los Estados Unidos.

«Pero más importante que la expectativa de vida -agregó Suzman- es lo que llamamos expectativa de salud o vida libre de discapacidad.» Esto es: esos años extras libres de enfermedades que condicionen la calidad de vida de la persona. Aunque se espera que la expectativa de vida después de los 65 años siga en aumento, no se puede decir lo mismo de la expectativa de vida libre de discapacidad.

«Hoy existe una gran preocupación en los Estados Unidos por las generaciones más jóvenes, debido al aumento de las tasas de obesidad y de diabetes -comentó Suzman-. Aunque la expectativa de vida se cree que seguirá creciendo, esto [la epidemia de obesidad y sus afecciones asociadas] afectará la expectativa de vida libre de discapacidad.»

Los países en desarrollo, como la Argentina, que todavía no se han librado del peso de las enfermedades infecciosas, no están ajenos al avance de las enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la diabetes y las afecciones cardiovasculares. Un informe del Banco Mundial estima que las afecciones crónicas pasarán de representar el 44% de las causas de enfermedad al 54% en las próximas dos décadas.

«Por eso es tan importante hacer hincapié en la prevención y la promoción de la salud. Así como uno ahorra plata cuando es joven para cuando sea viejo, uno tiene que ahorrar también salud -señaló Gascón-. Si uno tiene hábitos de vida saludables durante la juventud y la adultez, es más probable que disfrute de una vejez libre de discapacidad.» ¿Qué entendemos por hábitos de vida saludables?

«Evitar el sedentarismo (caminar al menos 40 minutos todos los días), llevar hábitos de alimentación saludables (reducir el consumo de grasas y elevar el de frutas y vegetales, y en las mujeres consumir calcio para prevenir la osteoporosis), no fumar y reducir el consumo de alcohol, principalmente -enumeró Gascón-. Y después, está todo lo psicosocial.»

Evitar el aislamiento
«Hoy hay una toma de conciencia de que gran parte de nuestra salud [en la vejez] está determinada por comportamientos individuales, pero también por factores sociales», señaló Suzman, que visitó recientemente la Argentina para analizar la posibilidad de llevar adelante aquí un estudio longitudinal sobre envejecimiento, en colaboración con sus colegas de ISalud.

«Está comprobado que las redes de apoyo, sobre todo las de amigos, permiten mejorar la calidad de vida y la cantidad de años de vida. Por eso, evitar el aislamiento y encontrar espacios para compartir con otros es fundamental», afirmó Gascón.

Sin embargo, el creciente aislamiento parece ser una constante en las personas mayores: «Hay una tendencia a que las personas mayores vivan solas -agregó Gascón-; hoy en la Argentina el 50% de los hogares unipersonales son de adultos mayores.»

Y para muchas de esas personas la vida transcurre en espacios cada vez más acotados, que a veces se reducen al barrio, cuando no a la casa.

«Un estudio que realizamos en La Plata revela que las ciudades son muy poco amigables con las personas mayores. No sólo por la falta de infraestructura adecuada de los edificios públicos, sino también en los edificios privados y en los medios de transporte público.»

«Construimos edificios y casas como si toda la vida fuéramos a ser jóvenes -continuó Gascón-. Por otro lado, nuestro estudio mostró que las personas de más de 75 años, que no tienen dinero para tomar taxis o remises, no pueden salir de su barrio.» Aquí lo que pesa no es [sólo] la inseguridad, sino lo poco preparados que están los trasportes públicos para las personas mayores.

«Además de evitar el aislamiento -insistió Gascón-, para vivir una vejez digna es fundamental sentirse respetado, sentir que uno sigue contribuyendo a la sociedad a la que pertenece. Y eso puede pasar tanto por encargarse de los nietos como de participar de un proyecto político.»

Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION

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