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EL TRABAJO FORTALECE EN LA TERCERA EDAD

trabajoPermanecer en el campo laboral puede contribuir a que el adulto mayor mejore su situación económica, se sienta útil e integrado a la sociedad y ejercite sus destrezas. ¿No sería más justo y saludable vigilar el cumplimiento de esta garantía?

Analizar cierta situación desde la tribuna de un país en vías de desarrollo es muy diferente a hacerlo con la lente de quien se encuentra en una nación de primer mundo. Así las cosas, nadie puede negar que México carece de una política integral de atención a los ancianos, lo que es particularmente grave porque cada vez son más las personas que rebasan las seis décadas de vida y se encuentran sin la protección que debiera otorgar el Estado.

La buena fe es divisa de muchos gobiernos del mundo cuando se trata de firmar pactos y tratados que defiendan el respeto a la dignidad de los ancianos, pero lo cierto es que muchas de las necesidades de los adultos mayores, una de ellas el trabajo, se quedan archivadas y duermen “el sueño de los justos”.

Sencillamente, no estaríamos hablando de este tema si en México hubiera un sistema que permitiera que la mayor parte de las personas se jubilaran a determinada edad y, luego, garantizara que las personas mayores disfruten de un merecido descanso o se dediquen a realizar alguna actividad que siempre quisieron hacer.

En este sentido, sería deseable, por supuesto, que hubiera plazas laborales para quienes quisieran mantenerse activos y deseosos de compartir sus experiencias pero, por desgracia, estamos muy lejos de que este supuesto se transforme en algo tangible.

Cifras y proyecciones
México se está convirtiendo en un país con alto índice de ancianos. Se calcula que dentro de poco habrá aproximadamente 10 millones de personas de la tercera edad, cifra que se elevará a 15 millones en el año 2020 y a poco más de 22 en 2030.

Algo particularmente interesante es que, a pesar de que se considera que nuestra nación es eminentemente joven, la evolución de la edad promedio de la población mexicana ha pasado de 21.8 años de edad en 1970 a casi 27 en el año 2000, y las proyecciones indican que será de 37 en 2030 y de poco menos de 43 en 2050.

Todo esto se combina con una mayor esperanza de vida, que hoy es de casi 76 años y que podría elevarse a 78.5 y 79.8 años en 2020 y 2030, aproximadamente.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), la participación económica de los adultos mayores se mantiene en niveles relativamente altos, aunque las razones no son las ideales.

En efecto, más de una tercera parte de las personas de la tercera edad (36.2%) se mantiene económicamente activa, lo que se explica no por la valoración de su capacidad, sino por la complicada situación económica en la que nos encontramos como país desde hace casi 50 años. Además, es notoria la diferencia que se da entre hombres y mujeres, ya que la tasa de actividad de ellos es de 58.1%, en tanto que la de ellas sólo alcanza 17.7%.

Ejemplo real
La señora Laura Marín es la entusiasta directora de un taller de costura en el que laboran solamente personas de la tercera edad. Esta microempresa se formó mucho antes de que existieran organismos como el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), y tal vez sería menos sobresaliente si no fuera porque la dama en cuestión rebasa los 86 años de edad y no tiene impedimento alguno para trabajar diariamente de las 10:00 a las 18:00 para vigilar que todo camine sobre ruedas.

“A los adultos mayores nos ayuda mucho seguir trabajando”, dice la señora Marín, quien recuerda que en el principio de esta aventura sólo había cinco mujeres que venían a pedir trabajo de costura.

“Ellas venían solas, pero ahora, tras 40 años de fundado el taller, la gran mayoría de nuestras trabajadoras son acompañadas por su marido, yerno, nuera, hija o hijo. Esto quiere decir que su familia las ve como seres productivos y no ‘viejitas arrinconadas’ a las que se critica por ‘comerse la comida de los hijos’. Todas ellas ayudan en la casa, cuidan a los niños y llevan dinero, lo cual eleva su autoestima en forma muy importante y les permite sentirse parte integral de la familia”, relata la veterana directora.

Muchas de las mujeres que llegan por primera vez al taller lo hacen deprimidas o tristes, relata la señora Marín, pero al paso de unos días cambian, pues son reconocidas en su hogar, se sienten queridas y las tratan de otro modo. “No es solamente que aporten una cuota a la casa, sino que llenan su tiempo y se esfuerzan por hacer su trabajo de la mejor manera, lo que les brinda satisfacción”, apunta.

Reclutadores y gobernantes
Una opinión por demás interesante es la de Yamile Sánchez, jefa de reclutamiento y selección de Clean Service de México (empresa de limpieza y mantenimiento), quien ha comentado al respecto que muchas empresas prefieren reclutar a personas de la tercera edad porque son más estables y responsables. “Debemos cambiar la imagen que tenemos sobre los ancianos porque su experiencia es un gran aporte a la sociedad”, afirma la reclutadora.

Por su parte, Carlos Paredes, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh), considera que el esquema de jubilación ha cambiado en los últimos tiempos y ha creado un problema social muy fuerte. Asegura: “Las personas de la tercera edad podrían ocupar muchas plazas laborales de todo tipo, pero lamentablemente entre las organizaciones empresariales es muy escasa la cultura sobre este tópico”.

En su oportunidad, Octavio Carvajal, presidente de la comisión de Trabajo y Previsión Social de la Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin), ha señalado que los trabajos para los mayores de 60 años deben ser congruentes con sus capacidades y facultades, y es por ello que se ve a muchas personas de la tercera edad desempeñando tareas de vigilancia, información al público y trato con la gente, acciones que no requieren gran esfuerzo ni un aporte físico importante.

Finalmente, la directora de la oficina de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del municipio de Puebla, María Fernanda Diez Torres, ha establecido que los dueños de negocios y empresarios discriminan a los ancianos y no los contratan debido a que les significan altos costos en el pago de prestaciones y derechos. Esta situación obliga a los adultos mayores a emplearse como empacadores de mercancías en supermercados, lo cual es una manera de despreciar su conocimiento y experiencia.

Para compensar esta situación, el programa municipal de atención a los ancianos “tiene la tarea de colocarlos en algún trabajo, capacitarlos y brindarles atención médica”, y en este tenor se ha dado a la labor de construir una panadería en las instalaciones del DIF local, dando empleo a 50 personas y con la posibilidad de crecer de manera importante.

Esfuerzos como éste suceden en muchos lugares de México, pero aún faltan oportunidades. No obstante, una buena recomendación para las personas de la tercera edad es acudir a las oficinas del Inapam (www.inapam.gob.mx) y departamentos de apoyo a las personas de la tercera edad de su localidad, a fin de conocer los programas de apoyo al empleo e inscribirse en la bolsa de trabajo.

Juan Fernando González G.

ECONOMIA Y LA TERCERA EDAD

¿Es la tercera edad el futuro? Los mayores de 65 años representan ya el 26% del gasto de consumo
consumoLa ONU presentó unos datos nada alentadores sobre el crecimiento de la población en España. La baja natalidad hará que los españoles de más de 60 años sean más numerosos que los niños en 2050 -representarán el 32% del total en todo el mundo- por primera vez en la historia.

Un panorama social y económico complicado que plantea, en cambio, un gran potencial de consumo en un sector, el de la tercera edad, poco explotado.

Cuatro millones de hogares de la tercera edad

Esta es una de las principales conclusiones que se extraen del estudio «Categorías Estrella en un sector maduro», realizado por la agencia de medios TNS Worldpanel y en la que se hace referencia a la capacidad de crecimiento futuro que van a tener muchos productos gracias al incremento de la población mayor de 65 años.

Según este informe, más de cuatro millones de hogares en España están compuestos por una o dos personas en esta franja de edad, por lo que la industria debe estar preparada para responder a la demanda que ofrece este nuevo público objetivo.

Nuevas oportunidaddes

Según Ana Berdié, Directora de Marketing y Desarrollo de Producto en TNS Worldpanel: «Los consumidores que denominamos seniors aportan ya un 26 por ciento del dinero que anualmente se mueve por las cajas registradoras de los establecimientos de gran consumo de nuestro país, en lo que respecta a alimentos envasados y bebidas».

En cifras, este sector da vida a un mercado real de 18.900 millones de euros para el márketing de producto de gran consumo.
Fuente: eleconomista.es

ELEGIR UNA RESIDENCIA DE LA TERCERA EDAD

En principio debemos tener en cuenta que en la actualidad las residencias residenpara la tercera edad no tienen nada que ver con los asilos de otros tiempos, ni es tampoco un hotel ni un hospital. Hoy en día, hablar de residencias de ancianos es sinónimo de tranquilidad, comodidad, ocio y buena asistencia por profesionales. Porque las residencias actuales hacen las veces de viviendas alternativas para personas que necesiten, por su estado de salud, por una situación familiar determinada, por comodidad o por cualquier otro motivo similar una ayuda y un apoyo de profesionales que le hagan la vida más placentera. Hay algo que debemos tener en cuenta siempre, y es que son edificios que han sido diseñados y acondicionados para los ancianos de manera específica.
“Consumer” realizó una encuenta entre doscientos familiares de ancianos que utilizan los servicios de las residencias tercera edad y publicó los resultados, que fundamentalmente son los siguientes:
-Unicamente un 7% de los familiares pensaba que la limpieza de las residencias tenían deficiencias y no eran lo correctas que debían ser. Y nadie habló de mala limpieza.
-Sobre la necesidad de amplitud de las residencias concertadas, un 30% pensaba que sí deberían ser un poco más amplia al menos.
-Prácticamente todos los familiares de los ancianos residentes se sentían bien informados por parte de los centros sobre la evolución y el bienestar del residente. También en esta misma proporción, consideraban que la infraestructuras de la residencia en cuestión era muy buena o buena al menos.
-En cuanto a las condiciones de higiene, aproximadamente la mitad creían que eran perfectas y solo un 24% pensaban que eran regular solamente.
-También casi la mitad de los encuentados estaban de acuerdo en que el trato y el cuidado de los ancianos solía ser muy bueno en las residencias tercera edad, aunque también había un 13% de usuarios de residencias públicas que pensaban que sería conveniente un número mayor de personal para la atención de los ancianos.
En general, cuando debemos plantearnos buscar una buena residencia tercera edad, tanto pública como privada, hay que tener en cuenta sobre todo las características de su infraestructura y la relación calidad-precio que tiene, porque nuestros ancianos se merecen lo mejor.

por Belén Romero