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SOLEDAD Y SUICIDIO

2 SOLITAEl número de suicidios aumenta con la edad y es significativo el hecho de que en los varones mayores de sesenta y cinco años es mucho más alto que entre los jóvenes, y tiene mucha menos incidencia en las mujeres (datos procedentes de la Unión Europea).

Comenta el Dr. Soly Bensabat que el grado de evolución de una sociedad se mide por la forma en que ésta trata a sus jubilados y ancianos (en Francia, por ejemplo, casi tres millones de ancianos viven solos, muchos de ellos en condiciones deplorables). El anciano, con el proceso de marginación que sufre actualmente, ve cómo se desmorona su dignidad sin ningún tipo de estímulo afectivo (salvo ficticias expresiones hipócritamente cariñosas de algunos familiares), lo que le conduce a una actitud de abandono que lo va llevando del estrés a la depresión más profunda, y de la depresión a una muerte en soledad.
Jubilación

La sociedad debe cambiar rotundamente en el enfoque que está dando a la jubilación y al trato dispensado a las personas mayores. No podemos permitir que en pleno siglo XXI sigamos tratando a los ancianos de esta forma. Tomemos un buen ejemplo de otras culturas, como la oriental, que desde siempre han sentido un profundo respeto por sus antepasados y por las personas de edad, a las que admiran como depositarias de sabiduría y experiencia. No obstante, este modelo compasivo también está cambiando y uno de los motivos que debe hacernos reflexionar profundamente es el desarraigo familiar y el desmoronamiento de los valores éticos que carcome la propia estructura social y familiar. Los centros geriátricos se están convirtiendo en los “trasteros” o “aparcamientos” de millones de familias que abandonan allí a los ancianos porque en casa son un “estorbo”.

Por supuesto, hay excepciones y existen también otros motivos sociales, médicos y legales que hacen de esta medida la única opción posible. Pero en el resto de los casos la cruda realidad es que abandonamos cada vez de forma más alarmante a nuestros mayores. Y esto debe comenzar a cambiar porque, si la salud o la suerte lo permiten, todos llegaremos a traspasar la puerta de la jubilación y nos veremos enfrentados a esta experiencia. Comencemos a prepararnos con antelación, sobre todo cuando “se es demasiado viejo para ser joven pero demasiado joven para ser viejo”, es decir, a partir de los cuarenta años. Recordemos que todo cambia y nada es permanente en el fluir inexorable de la vida: los cuerpos, la sociedad, el mundo son realidades fugaces e interdependientes en las que nuestros actos, voluntades y acciones perfilan el modelo de sociedad en la que vivimos.

Una práctica magnífica (y lleva siglos demostrando su eficacia) es la meditación. Meditar ayuda a integrarnos con la realidad y a liberarnos de múltiples apegos que nos asedian y causan dolor (el pasado, los trabajos perdidos, la juventud que se aleja…). Debemos aprender a vivir aquí y ahora, pues el ayer ya no es y el mañana no existe aún. Y por encima de todo tenemos que desarrollar en nosotros la compasión, que es la única meta a la que debemos aspirar.

Estas frases de Buda y Cristo resumen perfectamente la ética de la bondad y la compasión, piedras angulares en las que debemos asentar nuestra sociedad:

“Considera a los otros como si fueran tu mismo” (Buda).

“Tratad a los demás como queréis que ellos os traten” (Cristo).

Por Javier Akerman

EL TOP 10 CONTRA LA VEJEZ

gerentology22 La prestigiosa revista Journal of Gerontology publicó hace unos meses una monografía sobre la medicina y la edad que se convirtió en referencia mundial de esta disciplina. De su lectura se desprenden esos 10 caminos a seguir en geriatría y gerontología que, más recientemente, fueron resumidos por el doctor John Morley de la Universidad de Saint Louis. La definición de estos objetivos cumple un papel fundamental en el desarrollo futuro de la ciencia gerontológica.

Objetivos claros
A medida que la geriatría y la gerontología van cobrando prestigio en la comunidad médica y ganando puestos en la infraestructura clínica, se hace necesario establecer protocolos y objetivos claros sobre el objeto de investigación y de actuación de estas especialidades. Detectar los problema básicos de la población mayor puede ayudar en la tarea.
Este es el top 10 contra la vejez:

1. Deterioro cognitivo. “No hay duda —dice Morley— de que combatir el deterioro de las funciones cognitivas del anciano y los problemas de comportamiento que de él se derivan es una prioridad en geriatría.’ En la actualidad, el conocimiento sobre el desarrollo del Alzheimer está creciendo exponencialmente. Fundamentalmente se ha avanzado en el diagnóstico de la enferme dad. La posibilidad de estudiar la presencia de beta-amioide en el tejido epitelial de un paciente abre grandes esperanzas para la detección precoz del mal. Es sabido que este péptido, que cumple funciones neurotransmisoras, es también responsable de la formación de depósitos (placas amiloides) que producen deterioro neuronal grave.

Por otro lado, también mejoraron las técnicas de detección de síntomas prematuros. Por ejemplo, se sabe que algunas funciones motoras empiezan a deteriorarse mucho antes de la aparición de la enfermedad. Estar atento a estas señales mejora considerablemente la capacidad de diagnóstico.

En cuanto al tratamiento, se trabaja intensamente en el uso de inhibidores de la colinesterasa y moduladores del sistema glutamato/NMDA. Además, se descubre que el gingkobiloba, una plan con varias propiedades curativa ofrece potenciales beneficios para los que sufren el mal.

2. Depresión. Uno de los grandes caballos de batalla de la gerontología es que se reconozca la depresión entre los males que debe seguirse de manera sistemática e la población anciana. Este trastorno suele obviarse en los reconomientos iniciales, sobre todo en atención primaria, y es causante no solo de gran sufrimiento, sino de enfermedades subsidiarias como infarto.

3. Movilidad. La geriatría empieza a observar la movilidad cono una herramienta de diagnóstico que debe tenerse en cuenta. El deterioro en la velocidad de desplazamientos y reacciones del paciente es una señal de alarma de que si está produciendo un declive general. Por otro lado, si se logra mantener más tiempo la capacidad de caminar habitualmente, se experimenta una mejora considerable en otras funciones.

4. Nutrición. Entre los adultos mayores se producen cambios en los patrones nutricionales que, en algunas ocasiones, producen graves deterioros del estado físico. El descenso en la cantidad de comida ingerida y, sobre todo, la pérdida del hábito de “picar entre horas” generan una merma considerable en la cantidad de nutrientes. Algunas personas mayores terminan experimentando episodios de anorexia. En este sentido, se ha propuesto la llamada “hormona del apetito”, ghrelín, como una candidata a ser herramienta terapéutica habitual en los protocolos geriátricos occidentales.

5. Hormonas. Una de las consecuencias mejor conocidas del paso del tiempo, sobre todo en las mujeres, es el cambio en el patrón hormonal. En teoría, el aporte extra de determinadas hormonas podría ser una buena estrategia para combatir la vejez. Pero se sabe que algunas terapias sustitutivas producen severos efectos secundarios Los efectos de la inyección de moléculas como la progesterona o la testosterona siguen debatiéndose y su función en gerontología es una de las líneas de investigación más prometedoras.

6. Fragilidad. En los últimos años, la geriatría ha comenzado a fijarse en la fragilidad como un síndrome que se debe tener en cuenta, ya que es un importante precursor de la incapacidad funcional. El problema es que las causas de la fragilidad son demasiado numerosas incluyen desde deterioros cognitivos hasta diabetes o problemas vasculares. La intervención ante este mal se centra en dos frentes: prevenir mediante el ejercicio físico y detectar síntomas precoces, como el aumento de los episodios de caídas.

7. Corazón. Es el rey de la geriatría. Casi el 50 por ciento de las personas de avanzada edad muestran algún tipo de deterioro en sus funciones cardíacas por lo que la vigilancia del corazón y de la presion arterial es una rutina asimila en esta disciplina. La hipertensión geriátrica poco tiene que ver con la de los adultos o jóvenes. El cuidado de los valores de presión arterial en personas mayores requiere de cálculos más sutiles y seguimientos más complejos. En esos pacientes es muy habitual la presencia de irregularidades en la presión (hiper o hipotensiones) características de este grupo.

8. Sistema inmune. El deterioro del sistema inmune con la edad es bien conocido. Una de las causa de este mal es la disminución de aporte proteínico de la dieta. Por eso, la actuación en este sentido mediante complementos nutricionales es eficaz. Pero, además, las personas mayores son más vulnerables a la aparición de nuevas enfermedades infecciosas como el SARS o la fiebre del Nilo. Por eso, es necesario que existan unidades especializadas en geriatría en los programas de tratamiento de estos males

9. Vida a los años. Afortunada mente la frase “no se trata de agregar años a la vida, sino vida a los años” se ha convertido en un lema. Eso quiere decir que ha calado en la opinión pública una de las máximas de la geriatría: la medicina no busca la longevidad banal, sino la mejora de la calidad de vida de los adultos mayores.

10. Sistema sanitario. El último gran desafío de la geriatría consiste en dotarse de una infraestructura que permita alcanzar en todos los casos el sueño de los médicos que decidieron formarse en la especialidad: convertirse en parte fundamental del sistema sanitario y lograr generar programas de seguimiento de pacientes a largo plazo; igual que el pediatra y médico de familia acompañan al paciente durante muchos años de su vida.

Fuente Consultada: La Ciencia de la Longevidad

LA RISA, EXCELENTE TERAPIA

reirEl ser humano siempre ha tenido a su alcance un arma curativa que no ha sabido aprovechar del todo: la risa, pues recientes estudios han comprobado que favorece la salud física y emocional debido a que constituye mecanismo de defensa contra dolencias, ansiedad y depresión, afecciones que se incrementan en la tercera edad.

La risa es una expresión innata que se presenta aproximadamente a la sexta semana de vida, incluso, se dice que el bebé aprende que al hacerlo induce agradable respuesta en la gente que lo rodea, quienes caen rendidos a sus pies. Como puede ver, desde muy temprana edad el ser humano ya tiene a su alcance esta importante herramienta que, además de permitirle ser más cautivador y alegre, le trae múltiples beneficios.

Diversos investigadores estadounidenses afirman que cinco minutos de risa equivalen a 45 de ejercicio ligero, y si se exterioriza a carcajadas ayuda a que la circulación sanguínea sea más eficaz, proporciona masaje vibratorio a todo el cuerpo, aleja temores, elimina toxinas y fortalece al sistema inmunológico (aquel que nos defiende de infecciones).

Poder de la risa
Las virtudes del acto de reír son muy claras, pues mejora la respiración, fortalece al corazón, facilita la digestión, disminuye la hipertensión (presión arterial alta) al incrementar el riego sanguíneo y fortalece los músculos. Asimismo, eleva la autoestima y confianza en personas con depresión, elimina pensamientos negativos y sensación de miedo, ayuda a minimizar problemas y combate el insomnio.

Pero eso no es todo, trae muchos beneficios más:

* Aumenta los niveles de células T, las cuales defienden al organismo de tumores y virus.
* Reduce los niveles de hormonas relacionadas con el estrés, como el cortisol y la epinefrina.
* Ejercita al organismo, ya que pone en acción varias zonas del cuerpo, como diafragma, tórax, abdomen, corazón y pulmones.
* Mejora la motivación, compromiso y creatividad mientras se trabaja o estudia.

¿Qué sucede en el interior?
Cuando nos reímos, nuestro organismo segrega diversas sustancias a nivel cerebral, en primer lugar, endorfinas, elementos que tienen gran poder analgésico mitigando el dolor; asimismo, se libera adrenalina, (componente que incrementa creatividad e imaginación), dopamina (favorece la agilidad mental) y serotonina (posee efectos calmantes y disminuye hambre y ansiedad).

Recuerde que es muy importante adquirir actitudes positivas ante los problemas y que reírse de ellos puede ser benéfico, pues es uno de los ejercicios más saludables para mejorar la calidad de vida. Por ello, le ofrecemos los siguientes consejos:

* Cuanto más sincera y espontánea es la risa mejores son los resultados. Puede empezar el día mirándose al espejo y sonriendo, así afrontará de mejor manera la rutina diaria.
* No escatime ni una sola, compártalas, pues ello le permitirá enriquecer sus relaciones personales y conseguirá hacer mucho más felices a los seres que le rodean.
* Un rostro siempre alegre aparenta menos edad de la que en realidad se tiene debido a que las mejillas se relajan, las facciones resplandecen y, sobre todo, se ve la vida de otro color.
* Olvídese de las arrugas que pudieran aparecer alrededor de los ojos, porque si son producto de la risa bien vale la pena correr el riesgo; además, considere que la industria cosmética ha elaborado sorprendentes productos que las disminuyen.

Por último, tome en cuenta que al saber los beneficios de la risa no debemos recurrir a carcajadas fingidas o vacías, recuerde que es bueno reír cuando hay motivos para ello, acción que sólo tiene efectos en nuestro organismo si se realiza con naturalidad.

Si usted pertenece a la tercera edad y casi siempre lo halagan por parecer más joven de lo que es, tal vez sepa ahora que cuenta con un gran aliado para mantener ese aspecto tan saludable, la risa, remedio infalible contra muchas de las preocupaciones cotidianas.

Pedro Álvarez