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MEMORIA

Su mente funciona en gran medida como una computadora. El cerebro coloca información que considera importante en «archivos.» Cuando recuerda algo, usted abre un archivo. La memoria no siempre funciona perfectamente. A medida que las personas envejecen, puede requerir más tiempo recuperar esos archivos. Algunos adultos bromean con el «viejazo.»

Es normal olvidar cosas de vez en cuando. Todos hemos olvidado un nombre, dónde dejamos las llaves o si cerramos la puerta de la calle. Las personas mayores que se olvidan de cosas con más frecuencia que otras personas de su edad, pueden sufrir de deterioro cognitivo leve. Pero olvidarse cómo se usa el teléfono o cómo llegar a casa pueden ser signos de un problema más serio. Entre ellos se encuentran la enfermedad de Alzheimer u otros tipos de demencia, derrame, depresión, lesiones en la cabeza, problemas tiroideos o reacciones a determinadas medicinas. Si está preocupado por sus olvidos, consulte a su médico.

NIH: Instituto Nacional sobre el Envejecimiento

EL TOP 10 CONTRA LA VEJEZ

gerentology22 La prestigiosa revista Journal of Gerontology publicó hace unos meses una monografía sobre la medicina y la edad que se convirtió en referencia mundial de esta disciplina. De su lectura se desprenden esos 10 caminos a seguir en geriatría y gerontología que, más recientemente, fueron resumidos por el doctor John Morley de la Universidad de Saint Louis. La definición de estos objetivos cumple un papel fundamental en el desarrollo futuro de la ciencia gerontológica.

Objetivos claros
A medida que la geriatría y la gerontología van cobrando prestigio en la comunidad médica y ganando puestos en la infraestructura clínica, se hace necesario establecer protocolos y objetivos claros sobre el objeto de investigación y de actuación de estas especialidades. Detectar los problema básicos de la población mayor puede ayudar en la tarea.
Este es el top 10 contra la vejez:

1. Deterioro cognitivo. “No hay duda —dice Morley— de que combatir el deterioro de las funciones cognitivas del anciano y los problemas de comportamiento que de él se derivan es una prioridad en geriatría.’ En la actualidad, el conocimiento sobre el desarrollo del Alzheimer está creciendo exponencialmente. Fundamentalmente se ha avanzado en el diagnóstico de la enferme dad. La posibilidad de estudiar la presencia de beta-amioide en el tejido epitelial de un paciente abre grandes esperanzas para la detección precoz del mal. Es sabido que este péptido, que cumple funciones neurotransmisoras, es también responsable de la formación de depósitos (placas amiloides) que producen deterioro neuronal grave.

Por otro lado, también mejoraron las técnicas de detección de síntomas prematuros. Por ejemplo, se sabe que algunas funciones motoras empiezan a deteriorarse mucho antes de la aparición de la enfermedad. Estar atento a estas señales mejora considerablemente la capacidad de diagnóstico.

En cuanto al tratamiento, se trabaja intensamente en el uso de inhibidores de la colinesterasa y moduladores del sistema glutamato/NMDA. Además, se descubre que el gingkobiloba, una plan con varias propiedades curativa ofrece potenciales beneficios para los que sufren el mal.

2. Depresión. Uno de los grandes caballos de batalla de la gerontología es que se reconozca la depresión entre los males que debe seguirse de manera sistemática e la población anciana. Este trastorno suele obviarse en los reconomientos iniciales, sobre todo en atención primaria, y es causante no solo de gran sufrimiento, sino de enfermedades subsidiarias como infarto.

3. Movilidad. La geriatría empieza a observar la movilidad cono una herramienta de diagnóstico que debe tenerse en cuenta. El deterioro en la velocidad de desplazamientos y reacciones del paciente es una señal de alarma de que si está produciendo un declive general. Por otro lado, si se logra mantener más tiempo la capacidad de caminar habitualmente, se experimenta una mejora considerable en otras funciones.

4. Nutrición. Entre los adultos mayores se producen cambios en los patrones nutricionales que, en algunas ocasiones, producen graves deterioros del estado físico. El descenso en la cantidad de comida ingerida y, sobre todo, la pérdida del hábito de “picar entre horas” generan una merma considerable en la cantidad de nutrientes. Algunas personas mayores terminan experimentando episodios de anorexia. En este sentido, se ha propuesto la llamada “hormona del apetito”, ghrelín, como una candidata a ser herramienta terapéutica habitual en los protocolos geriátricos occidentales.

5. Hormonas. Una de las consecuencias mejor conocidas del paso del tiempo, sobre todo en las mujeres, es el cambio en el patrón hormonal. En teoría, el aporte extra de determinadas hormonas podría ser una buena estrategia para combatir la vejez. Pero se sabe que algunas terapias sustitutivas producen severos efectos secundarios Los efectos de la inyección de moléculas como la progesterona o la testosterona siguen debatiéndose y su función en gerontología es una de las líneas de investigación más prometedoras.

6. Fragilidad. En los últimos años, la geriatría ha comenzado a fijarse en la fragilidad como un síndrome que se debe tener en cuenta, ya que es un importante precursor de la incapacidad funcional. El problema es que las causas de la fragilidad son demasiado numerosas incluyen desde deterioros cognitivos hasta diabetes o problemas vasculares. La intervención ante este mal se centra en dos frentes: prevenir mediante el ejercicio físico y detectar síntomas precoces, como el aumento de los episodios de caídas.

7. Corazón. Es el rey de la geriatría. Casi el 50 por ciento de las personas de avanzada edad muestran algún tipo de deterioro en sus funciones cardíacas por lo que la vigilancia del corazón y de la presion arterial es una rutina asimila en esta disciplina. La hipertensión geriátrica poco tiene que ver con la de los adultos o jóvenes. El cuidado de los valores de presión arterial en personas mayores requiere de cálculos más sutiles y seguimientos más complejos. En esos pacientes es muy habitual la presencia de irregularidades en la presión (hiper o hipotensiones) características de este grupo.

8. Sistema inmune. El deterioro del sistema inmune con la edad es bien conocido. Una de las causa de este mal es la disminución de aporte proteínico de la dieta. Por eso, la actuación en este sentido mediante complementos nutricionales es eficaz. Pero, además, las personas mayores son más vulnerables a la aparición de nuevas enfermedades infecciosas como el SARS o la fiebre del Nilo. Por eso, es necesario que existan unidades especializadas en geriatría en los programas de tratamiento de estos males

9. Vida a los años. Afortunada mente la frase “no se trata de agregar años a la vida, sino vida a los años” se ha convertido en un lema. Eso quiere decir que ha calado en la opinión pública una de las máximas de la geriatría: la medicina no busca la longevidad banal, sino la mejora de la calidad de vida de los adultos mayores.

10. Sistema sanitario. El último gran desafío de la geriatría consiste en dotarse de una infraestructura que permita alcanzar en todos los casos el sueño de los médicos que decidieron formarse en la especialidad: convertirse en parte fundamental del sistema sanitario y lograr generar programas de seguimiento de pacientes a largo plazo; igual que el pediatra y médico de familia acompañan al paciente durante muchos años de su vida.

Fuente Consultada: La Ciencia de la Longevidad

¿Tener problemas de memoria es sinónimo de demencia?

memoriaAlgunas personas tienen trastornos de memoria como no recordar si han apagado el gas, si han cerrado la puerta, dónde han dejado ciertos objetos,… Las personas que sufren estas alteraciones, decimos que tienen Pérdida de Memoria Asociada a la Edad. Esta alteración no es una enfermedad, se da en una persona sana, sin enfermedades orgánicas ni psicológicas, y está comprobado que si estas personas realizan Programas de Entrenamiento de Memoria, donde se les enseña a practicar estrategias y técnicas, mejoran mucho los problemas de olvidos cotidianos que presentan. En la demencia se ve afectada la memoria de modo mucho más grave y además se alteran otras funciones corticales superiores que no se afectan en las personas normales: el lenguaje, el juicio, el cálculo, la orientación, el control emocional, etc.
Un estado intermedio entre los trastornos de la memoria por la edad y la Demencia es el Deterioro Cognitivo Leve o Ligero . Estas personas padecen ya una alteración importante de la memoria y algunas de ellas pueden padecer en el futuro una demencia.

Fuente: imserso