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DEMENCIA SENIL

Demencia es una palabra que designa un grupo de síntomas causados por trastornos que afectan el cerebro. No es una enfermedad específica. Las personas con demencia pueden dejar de ser capaces de pensar lo suficientemente bien para llevar a cabo las actividades normales, tales como vestirse o comer. Pueden perder su capacidad para resolver problemas o controlar sus emociones. Puede haber cambios de personalidad. Los pacientes pueden estar agitados o ver cosas que no existen.

La pérdida de la memoria es un síntoma común de demencia. Sin embargo, la pérdida de la memoria en sí no quiere decir que usted tiene demencia. Las personas con demencia tienen problemas serios con dos o más funciones cerebrales, tales como la memoria y el lenguaje.

Muchas enfermedades diferentes pueden causar demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer y el derrame. Existen medicamentos que se encuentran disponibles para tratar estas enfermedades. Aunque estas medicinas no pueden curar la demencia o reparar el daño cerebral, pueden mejorar los síntomas o hacer más lento el avance de la enfermedad.

NIH: Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y Derrame Cerebral

 

 

FUNCIONES COGNITIVAS

Una de las conclusiones a las que ha llegado un grupo de neurólogos, geriatras y psiquiatras de distintos centros públicos de España (Madrid y Barcelona) y Estados Unidos (NY), en un estudio dirigido por la Fundación María Wolf realizado con 84 pacientes en los estadios 3, 4 y 5 de la escala de Reisberg (que equivalen al deterioro cognitivo ligero, a la demencia ligera y a la primera fase de la demencia moderada) para valorar los efectos de la estimulación cognitiva y motora en los pacientes con Alzheimer, es que deben recibir en fases iniciales, estimulación cognitiva y motora como terapia de primera línea.

De los 84 pacientes incluidos en este estudio, 44 fueron seleccionados por sorteo para participar en un programa de estimulación cognitiva y motora que se realizaría en dos sesiones semanales de 3,5 horas de duración cada una.

Los resultados del estudio, publicados en el último número de la prestigiosa revista Neurology de la Academia Americana de Neurología, mostraron que al cabo de un año, los pacientes que habían acudido a las sesiones de estimulación cognitiva y motora, presentaban una situación afectiva más positiva. Además, presentaban menos problemas conductuales y gozaban de una calidad de vida superior, con menos episodios de agitación, menor irritabilidad y mejor relación con otras personas.

Por otra parte, las funciones cognitivas de los pacientes que recibieron la estimulación se mantuvieron estables, mientras que las de los pacientes que no las recibieron, habían declinado.

Los efectos beneficiosos de las sesiones de estimulación fueron especialmente llamativos en los pacientes con un bajo nivel de escolaridad, según los investigadores, posiblemente porque conservan una mayor reserva cognitiva, frente a los pacientes con un alto nivel de escolaridad que han utilizado de forma espontánea sus recursos cognitivos para compensar las pérdidas producidas por la enfermedad de Alzheimer.

Durante el tiempo que duró el estudio, la carga de los cuidadores se mantuvo estable en los dos grupos. En cuanto al tratamiento farmacológico, todos los pacientes tomaron anticolinesterásicos, los que mayor efecto cognitivo producen en esta enfermedad; de hecho, deducen los expertos que los beneficios de la estimulación se suman a los de estos fármacos y además son complementarios. El número de fármacos tranquilizantes no se alteró en los pacientes que cumplieron el programa de estimulación motora y cognitiva, mientras que aumentó significativamente en los pacientes que no lo hicieron.

A diferencia de la mayoría de los estudios previos, que no han encontrado efectos generalizables a ámbitos distintos a los de la intervención o simplemente se han limitado a medir un beneficio inmediato, el estudio de la Fundación María Wolf, el primero que evalúa los efectos a largo plazo, ha analizado los efectos de forma independiente a la propia intervención.

Pero además, se desmarca de los demás, en que sus efectos aparecen principalmente en los ámbitos de la afectividad, de la conducta y de la calidad de vida, esferas que tradicionalmente se han obviado en el manejo del paciente con Alzheimer, y que sin embargo influyen de manera determinante en el avance de la enfermedad.

En España más de 600.000 personas padecen la enfermedad de Alzheimer y se prevé que las enfermedades neurológicas sigan creciendo en los próximos 50 años debido al envejecimiento de la población. Por ello, los resultados obtenidos en este estudio obligan a seguir investigando, a fin de poder ofrecer en el futuro intervenciones más adaptadas a cada paciente y por tanto, más eficaces y beneficiosas.

FUENTE:  infogerontologia.com

DEMENCIA EN ESPAÑA

demencia100La prevalencia de la demencia en España está en torno al 6% en mayores de 65 años (22% son hombres y 30%, mujeres). A medida que aumenta la edad, también lo hace el número de afectados. Cuando se superan los 85 años, las cifras se sitúan entre los 20 y los 27 afectados por cada 100.000 habitantes. Alrededor de 380.000 personas sufren hoy en día Alzheimer en España. Si se cumplen las previsiones respecto al envejecimiento de la población, esta prevalencia aumentará de forma considerable: para el año 2030, el Instituto Nacional de Estadística calcula que habrá más de 9.900.000 mayores de 65, con lo que el número de pacientes con demencia podrá alcanzar los 594.460 y para 2050, las 983.272 personas. Algunos estimaciones vaticinan que la realidad superará incluso estas cifras.