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EVOLUCIÓN PSICOLÓGICA DE LA VEJEZ

Las causas del envejecimiento mental normal se deben a la intervención de cuatro factores:

  • El deterioro progresivo de las propias funciones físicas.
  • El declinar progresivo de las facultades y de las funciones mentales.
  • La transformación del medio familiar y de la vida profesional.
  • Las reacciones del sujeto ante estos diversos factores.

vejez2009JPGLos tres primeros factores ejercen sobre el psiquismo humano efectos directos procedentes del deterioro o de las transformaciones sufridas, y efectos indirectos sobre el comportamiento (así la presbicia comporta la disminución de la agudeza visual de cerca, pero también crea la costumbre de mirar las cosas de lejos). El último factor provoca diversas reacciones tanto en el plano de las actitudes expresadas como en el de la vida interior. Finalmente, estos diferentes factores y sus efectos evolucionan progresivamente, pero en formas de etapas sucesivas. Se comprende en estas condiciones la complejidad del problema y la dificultad de exponer claramente la evolución psicológica de las personas de edad.

Para muchas personas la vejez es un proceso continuo de crecimiento intelectual, emocional y psicológico. Se hace un resumen de lo que se ha vivido hasta el momento, y se logra felicitarse por la vida que ha conseguido, aún reconociendo ciertos fracasos y errores. Es un período en el que se goza de los logros personales, y se contemplan los frutos del trabajo personal útiles para las generaciones venideras.

La vejez constituye la aceptación del ciclo vital único y exclusivo de uno mismo y de las personas que han llegado a ser importantes en este proceso. Supone una nueva aceptación del hecho que uno es responsable de la propia vida.

Comienza a los 65 años aproximadamente y se caracteriza por un declive gradual del funcionamiento de todos los sistemas corporales. Por lo general se debe al envejecimiento natural y gradual de las células del cuerpo. A diferencia de lo que muchos creen, la mayoría de las personas de la tercera edad conservan un grado importante de sus capacidades cognitivas y psíquicas.

A cualquier edad es posible morir. La diferencia estriba en que la mayoría de las pérdidas se acumulan en las últimas décadas de la vida.

Es importante lograr hacer un balance y elaborar la proximidad a la muerte. En la tercera edad se torna relevante el pensamiento reflexivo con el que se contempla y revisa el pasado vivido. Aquel posee integridad se hallará dispuesto a defender la dignidad de su propio estilo de vida contra todo género de amenazas físicas y económicas.

Quien no pueda aceptar su finitud ante la muerte o se sienta frustrado o arrepentido del curso que ha tomado su vida, será invadido por la desesperación que expresa el sentimiento de que el tiempo es breve, demasiado breve para intentar comenzar otra vida y buscar otras vías hacia la integridad.

El duelo es uno de las tareas principales de esta etapa, dado que la mayoría debe enfrentarse con un sinnúmero de pérdidas (amigos, familiares, colegas). Además deben superar el cambio de status laboral y la merma de la salud física y de las habilidades.

Para algunas personas mayores la jubilación es el momento de disfrutar el tiempo libre y liberarse de los compromisos laborales. Para otros es un momento de estrés, especialmente de prestigio, el retiro supone una pérdida de poder adquisitivo o un descenso en la autoestima.

Si ha sido incapaz de delegar poder y tareas, así como de cuidar y guiar a los más jóvenes; entonces no sería extraño que le resulte difícil transitar esta etapa y llegar a elaborar la proximidad de la muerte. Estas personas se muestran desesperadas y temerosas ante la muerte, y esto se manifiesta, sobretodo en la incapacidad por reconocer el paso del tiempo. No lograron renunciar a su posición de autoridad y a cerrar el ciclo de productividad haciendo un balance positivo de la vida transcurrida.

Es la etapa en la que se adquiere un nuevo rol: el de ser abuelo. El nieto compensa la exogamia del hijo. La partida del hijo y la llegada del nieto son dos caras de la misma moneda. El nuevo rol de abuelo conlleva la idea de perpetuidad. Los abuelos cumplen una función de continuidad y transmisión de tradiciones familiares. A través de los nietos se transmite el pasado, la historia familiar.

Por esta razón, una vejez plena de sentido es aquella en la que predomina una actitud contemplativa y reflexiva, reconciliándose con sus logros y fracasos, y con sus defectos. Se debe lograr la aceptación de uno mismo y aprender a disfrutar de los placeres que esta etapa brinda. Entonces, recuerde: hay que prepararse activamente para envejecer, para poder enfrentar la muerte sin temor, como algo natural, como parte del ciclo vital.

LA SOLEDAD EN LAS PERSONAS MAYORES

27Es clásica la presentación de las tres crisis asociadas al envejecimiento: la crisis de identidad, de autonomía y de pertenencia.
La crisis de identidad viene dada especialmente por el conjunto de pérdidas que se van experimentando de manera acumulativa, que pueden deteriorar la propia autoestima porque aumentan la distancia que la persona mayor percibe entre su yo ideal y su yo real.
La crisis de autonomía viene dada especialmente por el deterioro del organismo y de las posibilidades de desenvolverse de manera libre en el desarrollo de las actividades normales de la vida diaria.
La crisis de pertenencia se experimenta particularmente por la pérdida de roles y de grupos a los que la vida profesional y las capacidades físicas y de otra índole permitían adoptar en el tejido social.
La toma de conciencia de esta triple crisis que tiene lugar en el proceso de envejecimiento, puede permitirnos hacernos cargo de la envergadura de la experiencia de la soledad que, a veces, puede ser vivida como una verdadera muerte social, una muerte del significado de la presencia en el mundo dada por el cuestionamiento de la propia identidad, de la propia autonomía y del propio ser en el mundo.
El ser humano es un ser social por naturaleza, desde que nace hasta que muere. Necesita de los demás para vivir. La soledad surge, entonces, de la tendencia de todo ser humano a compartir su existencia con otros. Si esto no se logra, surgen sensaciones de estar incompleto y la desazón derivada de ello.
En la soledad el ser humano añora la fusión con otra u otras personas y desea comunicación para subsistir. La soledad se manifiesta por una sensación de vacío y de falta de algo que se necesita. Aparece cuando las personas no encuentran un otro. La vejez es uno de esos momentos en los que más fácil se puede experimentar la soledad
Cuando una persona busca a alguien y descubre que nadie está disponible para ella, que nadie satisface sus necesidades de cualquier naturaleza, que nadie se ocupa de ella en un sentido singular y profundo, que a nadie importa directa y verdaderamente, o que no hay nadie buscándola o esperándola, se nutre de una sensación de vacío y de una “falta de algo” que se necesita. Aparece la soledad
Soledad, por consiguiente, es el convencimiento apesadumbrado de estar excluido, de no tener acceso, quién sabe por qué, a ese mundo de interacciones, de contactos tiernos y profundos.
En principio, la soledad es una condición de malestar emocional que surge cuando una persona se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de compañía para las actividades deseadas, tanto físicas como intelectuales o para lograr intimidad emocional.
Estudios realizados en España, muestran que la mayoría de las personas mayores no se sienten solas, sino que la soledad la acusa un 8% del total de las mismas.
La soledad de los mayores es una de esas situaciones de vulnerabilidad y marginación – y posible exclusión – que viven un numeroso grupo de personas mayores que difícilmente elevarán el grito y exigirán la satisfacción de sus necesidades debido a la fragilidad en que se encuentran.
Los mayores que se sienten solos no provocan una crisis social significativa como podrían provocarla otros grupos porque no tienen ni siquiera las suficientes fuerzas como para exigir sus derechos.
Aunque la soledad no produce síntomas externos graves, quienes la padecen afirman que se trata de una experiencia desagradable y estresante, asociada con un importante impacto emocional, sensaciones de nerviosismo y angustia, sentimientos de tristeza, irritabilidad, mal humor, marginación social, creencias de ser rechazado, etc.

Por Juan Aº Olmo Cascos (Univ. Laboral de Córdoba)

LA DIMENSIÓN DEL TIEMPO EN EL ENVEJECIMIENTO.

La resocialización.
El proceso del envejecimiento puede analizarse sociológicamente desde dos puntos de tenvista: el del individuo que lo experimenta; y el de la sociedad en cuyo seno se representa.
Desde el plano individual se habla de resocialización como aquel proceso que reconstruye las relaciones sociales rotas después de unos años de desempeño de determinados roles – padre, marido, o esposa, trabajador – y que obliga a aprender las obligaciones y derechos de las nuevas situaciones de abuelo, viudo, jubilado etc. Lo peligroso para la persona mayor es mantener una postura rígida frente al cambio, defendiendo la estabilidad como mecanismo de seguridad. De ahí la importancia de la educación de las personas mayores como instrumento de resocialización, lo que exige aceptación, acomodación, adaptación e integración
La aceptación, supone reconocer la existencia de los valores de las personas pertenecientes a otro grupo de edad, aunque subjetivamente no los considere como propios; y aceptar conductas sociales, políticas, económicas, familiares, sexuales etc. opuestas a sus valores, aunque en la realidad exista más una pacifica convivencia entre generaciones, que conflictos.
Es conveniente acostumbrarse durante la etapa adulta, en los años activos, a poseer una cierta aptitud y flexibilidad que permita a las personas mayores, en su día, mantener relaciones sociales satisfactorias con el resto de los grupos sociales, para estimular la acomodación.
Una etapa más es la que exige un cambio de conducta, la adaptación, para evitar frustraciones personales. Y sin embargo, es de resaltar que a una gran parte de la población no les interesa los mecanismos preventivos de los problemas sociales de las persona mayores: por ejemplo los cursos de preparación para la jubilación; los grupos de apoyo a los viudos; formación para ocupaciones alternativas al trabajo

La jubilación fuerza a múltiples adaptaciones, al cortar con el mundo económico productivo. La adaptación social de la persona mayor se realiza a través de un proceso de sustitución, reemplazando las actividades perdidas por otras nuevas; y de reducción de actividades. Sin embargo la dificultad de sustitución descansa en dos razones fundamentales: la deficiente información sobre actividades alternativas, y la falta de preparación de la mayor parte de los jubilados para sustituir sus ocupaciones anteriores con una nueva actividad continua. Además las personas mayores disminuyen el número e intensidad de sus ocupaciones con el peligro de reducción de roles sociales, haciendo de su vida una mera supervivencia biológica. La decadencia comienza cuando la vida de la persona mayor carece de significado psicosocial. En cambio, el entusiasmo, la fortaleza, la autorealización, la autoestima y la perspectiva optimista y esperanzada, son elementos de una adaptación satisfactoria.
La resocialización de la persona mayor constituye la integración total en los valores de la sociedad contemporánea. Ello es difícil porque no puede renunciar totalmente a los propios. Es por tanto más constructivo que las personas mayores luchen por incluir sus propios valores en la sociedad a través de la legislación y actividades colectivas, que el tratar de integrarse por su conducta a los valores jóvenes predominantes, como la belleza, fortaleza, innovaciones radicalmente opuestas a los valores potenciales de las personas mayores.
El tiempo histórico o época en la que existe la persona es única e influye de una forma peculiar en la experiencia de los sujetos que la viven. Determinados acontecimientos importantes para personas de la misma edad que los han vivido conjuntamente, en lugar y tiempo, originan las generaciones, al quedar marcados en su experiencia vital de una forma parecida. La conciencia generacional se manifiesta en posturas sociales homogéneas, con reacciones parecidas, denominadas “efecto cohorte”, lo que facilita la previsión de sus actitudes y de su conducta social.
En el conflicto generacional entre jóvenes y personas mayores, se enfrentan actitudes que resultan incompatibles, al ser los valores de grupo contradictorios. Pero el conflicto generacional resulta mas retórico que real, ya que se concentra en aspectos externos, formales – música, ocio… – más que en la esencia de valores que el sujeto joven aun no ha interiorizado, debido a que su trayectoria vital no le ha exigido asumir los status de personas mayores.
Los cambios psicológicos a los que las personas mayores se enfrentan, tiene que ver en primer lugar con la idea de tiempo. El tiempo es una dimensión en la que transcurre nuestra vida, pero durante la juventud el tiempo es algo que no tiene límites, uno se maneja con el “algún día”, pareciera que fuera algo eterno. En el envejecimiento tomamos conciencia del tiempo nuestro que es finito, acotado y tiene fin. La toma de conciencia también tiene que ver con la crisis de identidad. Se hace balance vital, se mira para atrás, se mira para adentro, uno se introspecciona para tratar de reconocerse.

Junto al encuentro del tiempo aparece la vivencia perdida, que marca profundamente el proceso de envejecer. Decimos que pérdida es la vivencia por la cual se siente que ya no se tiene algo significativo, real o no. Un ser querido, un objeto importante, una actividad relevante, un rol (laboral, parenteral), el cuerpo joven, habilidades, disminución de algunas funciones sensoriales, un accidente, una mudanza, la salida del hogar de los hijos etc. Las pérdidas se elaboran a través del proceso de duelo. El duelo es un trabajo psíquico natural, normal que no está exclusivamente vinculado a una perdida por muerte, y que lleva un período para su elaboración. Rabia, desesperación, impotencia, negación, tristeza, son sentimientos que siempre acompañan a este proceso y que lleva un tiempo hasta su resolución
Una crisis de identidad que acontece en mayor o menor medida, produce inquietud, angustia, desconcierto, aparece el aguijón de la soledad, el aburrimiento, la rutina, la temida depresión. Todo, consecuencia del encuentro con las pérdidas y los cambios. De ahí la educación para el envejecimiento, tomando conciencia de que se ésta accediendo a una etapa de la vida en que se registran pérdidas y ganancias; tomar conciencia de nuevos roles a desempeñar, nuevas formas de vida o actitudes frente a la misma y con esto, inserción activa y participativa en la sociedad. Lograr la integración del pasado con el presente.

Por Juan Aº Olmo Cascos (Univ. Laboral de Córdoba)