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EL CALZADO EN LA TERCERA EDAD

El cuidado de los pies

Hay varias expresiones que denotan la importancia de los pies. Por ejemplo, se dice que las personas sensatas tienen “los pies en la tierra;” cuando alguien no desea hacer algo se dice que “no se quiere mojar los pies,”y así sucesivamente.

zapatosLa edad, al igual que las enfermedades, la mala circulación, las uñas mal cortadas y el uso de zapatos que no calzan bien pueden seguramente tener algún efecto negativo para los pies. Los problemas de los pies pueden ser el primer síntoma de alguna condición médica más seria tal como artritis, diabetes y trastornos neurológicos o circulatorios.

Cómo Prevenir los Problemas de los Pies

En primer lugar, trátelos bien. Haga una observación meticulosa de sus pies con regularidad, o pida a un familiar que lo haga. Los podólogos y los médicos de atención primaria (médicos generales y de cabecera) están capacitados para tratar la mayoría de los problemas de los pies. A veces es necesario contar con los conocimientos especiales de un cirujano ortopédico o de un dermatólogo.

Mantener una buena circulación sanguínea hacia los pies también ayuda, lo cual se logra elevando los pies cuando se está sentado o acostado, haciendo estiramientos si ha estado sentado por largo rato, caminando, haciéndose un suave masaje en los pies o introduciéndolos durante un rato en agua tibia. Trate de evitar la presión de los zapatos que le queden ajustados. Trate de no exponer sus pies a temperaturas frías. No se siente por largos períodos de tiempo (especialmente con las piernas cruzadas). No fume.

Usar zapatos cómodos que calcen bien puede prevenir muchas dolencias de los pies. Aquí encontrará algunos consejos prácticos para conseguir zapatos que calcen bien:

* El tamaño de los pies cambia con el paso de los años; por lo tanto, mídase siempre los pies antes de comprar zapatos. La mejor hora del día para medírselos es al final del día cuando los pies están en su punto más ancho.

* La mayoría de las personas tiene un pie más grande que el otro, así que el zapato debe calzar bien en el pie más ancho.

* Elija un zapato que tenga la horma de su pie.

* Durante el proceso de selección, asegúrese que tiene el suficiente espacio (3/8″ a 1/2″) para su dedo mas largo del pie en la punta de cada zapato, cuando usted está de pie.

* No compre zapatos que sean demasiado estrechos, esperando que estos vayan a estirarse para caber bien.

* El talón debe calzar cómodamente en el zapato. Este debe quedar mínimamente holgado. Los zapatos no deben subir y bajar sobre el talón al caminar.

* Camine con los zapatos puestos para cerciorarse de que le calcen y se sientan bien. Luego llévelos a casa y pase algún tiempo caminando sobre la alfombra para cerciorarse de que le calcen bien.

La parte superior de los zapatos debe ser de un material suave, flexible y que se ajuste a la horma del pie. Los zapatos de cuero pueden reducir la posibilidad de irritaciones en la piel. Las suelas deben proporcionar apoyo firme y no deslizarse. Las suelas gruesas amortiguan el impacto en los pies al andar en superficies duras. Los zapatos de tacón bajo son más cómodos, más seguros y menos perjudiciales que los zapatos de tacón alto.

Fuente:  www.nia.nih.gov

CAMINAR SOBRE PIES SEGUROS

podologoCaminar es uno de los ejercicios más sanos. Pero tener un simple callo en el pie o que aprieten los zapatos puede convertir el paseo en una pequeña tortura.

Basta con una higiene diaria, utilizar los zapatos adecuados y visitar al podólogo con regularidad. Unos pies en buen estado nos ayudarán a andar con seguridad, evitar caídas y mejorar nuestra movilidad.

Veintiocho huesos y 55 articulaciones se mueven en sincronía entre el pie y el tobillo cada vez que damos un paso. Los pies soportan nuestro peso a lo largo de toda la vida, nos permiten movernos y, sin embargo, no les damos la importancia y el cuidado que merecen. El calzado, ideado para protegerlos del suelo, se ha convertido en su peor enemigo. La estética y las modas han primado siempre por encima de llevar un zapato adecuado para nuestros pies. Las consecuencias: callos, durezas, juanetes, dedos en garra, entre otras patologías.
Estos pequeños problemas, si no se atienden por un especialista, pueden llevar a adoptar posturas incorrectas para caminar que, a la larga, pueden perjudicar a nuestro cuerpo, nuestra movilidad y estabilidad. Aunque estas patologías de los miembros inferiores pueden aparecer a cualquier edad, son de especial relevancia en las personas de la tercera edad, puesto que estas afecciones se suman a la propia transformación que el cuerpo experimenta cuando va cumpliendo años.Y si a ello le añadimos enfermedades como la artrosis, fracturas, descalcificación ósea, problemas vasculares, neurológicos o de diabetes, nuestros pies tendrán más dificultades para una correcta movilidad.

Movilidad
El sistema locomotor se atrofia a medida que lo dejamos de utilizar. Caminar, pasear, es vital para que las personas mayores se mantengan activas, ya que, en la mayoría de los casos, es el único ejercicio físico que pueden realizar a su edad. La movilidad les permite, además, ser más autónomos y depender menos de la familia. Por esta razón es tan importante vigilar nuestros pies y mantenerlos sanos.

El calzado
Utilizar un calzado adecuado para que los pies estén sanos es la primera premisa que hay que tener en cuenta. El 90 por ciento de las patologías provienen del uso inadecuado de un zapato, sobre todo en las mujeres. Si son mayores, además, los problemas vienen también derivados del uso de ligas, fajas, ligueros, que presionan y estrangulan la circulación, provocando que la sangre no llegue hasta el pie. Antes de comprar unos zapatos conviene recordar que es mejor probárselos al final de la jornada, cuando el pie ya tiene la máxima dimensión de longitud y volumen. Un calzado adecuado nos debe permitir mover los dedos en su interior, tiene que tener un dedo de espacio por delante, el ancho debe ser el de nuestros juanetes y el talón debe quedar confortable y no apretado. No es conveniente llevar zapatos altos ni planos sino de una altura media. Si el calzado es para una persona mayor, es conveniente que tenga suelas antideslizantes y que tenga una buena sujeción, a ser posible con cordones.

La Higiene
Tan importante como llevar un calzado adecuado es mantener una correcta higiene. Hay que lavar los pies a diario con agua y jabón neutro, secar correctamente entre los dedos para no dejar humedad, hidratárselos con crema para no generar sequedades que provoquen agrietamiento en la piel, cambiarse de calcetines todos los días y evitar aquellos cuya composición nos haga sudar más.

La Prevención
La prevención es el mejor consejo para mantener unos pies sanos en todas las edades y circunstancias.Generalmente, solemos visitar al podólogo cuando ya no nos queda más remedio. Sin embargo, las callosidades no aparecen de la noche a la mañana sino que son procesos que necesitan tiempo para formarse. El primer síntoma es un enrojecimiento de la piel. Si no se hace caso, la piel se defiende de la rozadura y se va acumulando formando una callosidad o dureza que es luego lo que nos viene a molestar. Las visitas regulares al especialista nos ayudan a mantener a raya cualquier dureza que se presente en el pie, evitaremos deformaciones y tratamientos posteriores más duros.

L. S. Villacastín
www.map.es

EJERCICIO FISICO CONTRA EL DECLIVE MENTAL VINCULADOA LA VEJEZ

El profesor de psicología y neurociencia de la Universidad de Illinois, Arthur F. Kramer, y sus colaboradores, han mostrado que el ejercicio moderado aumenta el volumen del cerebro en los adultos de edad avanzada.

ejercicioHasta hace poco se creyó que los cambios cognoscitivos y cerebrales relacionados con la edad eran del todo inevitables.Ahora sabemos que los cerebros viejos pueden mostrar cambios positivos en respuesta al ejercicio, la dieta, y los estímulos sociales y ambientales.

En el nuevo estudio, voluntarios sedentarios con edades de entre 60 y 79 años participaron en un programa de ejercicio de seis meses, con una frecuencia de tres veces por semana. La mitad de los voluntarios hizo ejercicios aeróbicos como caminar. La otra mitad hizo ejercicios para fortalecer o reafirmar los músculos, y ejercicios de estiramiento muscular.

Edward McAuley, coautor del estudio y profesor de quinesiología en la Universidad de Illinois, y sus colaboradores, supervisaron la aptitud de todos los participantes, e incrementaron la intensidad del entrenamiento aeróbico y no aeróbico a medida que el estudio progresaba.

Los investigadores compararon las imágenes del cerebro obtenidas mediante resonancia magnética de alta resolución al principio y al final de los programas de ejercicio.

Al acabar el programa de seis meses, los participantes en el grupo de ejercicios aeróbicos mostraron aumentos en el volumen del cerebro, comparados con los participantes que hicieron ejercicios de tonificación y estiramiento musculares. Las cortezas prefrontal y temporal, áreas que suelen mostrar un notable deterioro relacionado con la edad, obtuvieron las mayores mejoras con el ejercicio aeróbico.

Este hallazgo de que la intervención del ejercicio aumenta el volumen cerebral, concuerda con un estudio del 2003 de los investigadores que mostró una correlación entre el nivel de forma física y el grado de pérdida de tejido cerebral en personas de la tercera edad.

Los hallazgos tienen implicaciones para las políticas de salud pública. Niveles moderados de ejercicio, en particular, andar, son relativamente fáciles de hacer, y pueden conducir a una mayor flexibilidad cognoscitiva y a la capacidad de llevar una vida independiente durante periodos más largos de tiempo.