Archivo de la etiqueta: calidad de vida

LOS ABUELOS DEL FUTURO

Cada día escuchamos mas de que el mundo esta envejeciendo, existen países como China, Alemania, Canadá o México, en donde la edad promedio de vida ya es de 65 y 70 años, un numero que se ira incrementando en el transcurso de los años. Por lo tanto, es de suma importancia tomar conciencia de las necesidades de las personas mayores, ya que en la medida que nos preocupemos por su bienestar, será la medida en que nuestros familiares lo hagan por nosotros.

La vejez no debe ser considerada como una enfermedad por lo que hay que dejar atrás aquel pensamiento de que un adulto mayor solo tiene a su disposición una silla de ruedas, un bastón o una andadera. Actualmente ya no existe esa idea del abuelo sentado en una mecedora tejiendo un suéter, ahora las personas mayores son más autónomas, y se preocupan por mantener una vida social activa.

Sin embargo no podemos escapar al hecho de que el envejecer es un proceso natural al cual todos llegaremos, por tanto hay que aceptar que el organismo se ira deteriorando y no siempre podremos efectuar de la misma forma las actividades que hemos realizado durante toda la vida, por lo que la pregunta que surge en la mente es: ¿con qué calidad de vida quiero llegar a mi vejez?

Actualmente existen adelantos que les permiten a las personas mayores la posibilidad de adaptar su entorno a las necesidades que surgen con la edad o por alguna enfermedad especifica, como es el poder vestirse, comer o escribir sin sufrir los dolores del artritis, el poder tomar las cosas sin tener que agachar o estirarse, el ir al baño con la seguridad de no accidentarse o el seguir ejercitándose aun cuando sea difícil moverse, siempre pensando en mantener su autonomía y bienestar

Es por esto que un grupo de profesionales, han creado NovaVida, la primera tienda en México de productos especializados para el adulto Mayor, ofreciendo toda una serie de productos que se utilizan para suplir movimientos o ayudar en las  limitaciones funcionales de los adultos mayores o de las personas con discapacidad, facilitándoles la realización de sus actividades diarias, la prevención y rehabilitación de determinados padecimientos, pero principalmente, reducirles el grado de dependencia, aumentándoles su calidad de vida y la de sus familiares.

Acérquese a NovaVida y conozca la amplia gama de artículos que manejamos, desde productos de rehabilitación hasta los productos que le brindaran mayor seguridad en la cocina y alrededor del baño, un descanso pleno y confortable en su recamara, el poder moverse con libertad dentro y fuera de la casa y disfrutar al máximo su tiempo libre. Contando con servicio a domicilio, atención personalizada y la capacitación que necesita para el correcto uso de cada uno de nuestros productos.

Nuestro objetivo siempre será encontrarle soluciones que le harán la vida más cómoda y alegre, porque lo más importante es aprender a disfrutar de los pequeños momentos que el día a día te llega a dar.

Para mayor  información,   visita la página: www.novavida.com.mx


Autores: Lic. Verónica Morales y LG. Virginia Yam

VEJEZ Y CALIDAD DE VIDA

666La llamada «tercera edad» comienza alrededor de los 60-65 años, y en ella se producen cambios físicos debido al desgaste propio de las células; cambios materiales por la pérdida del poder adquisitivo con motivo de una disminución de ingresos; cambios emocionales producidos por la pérdida de seres queridos, etc.

La capacidad de adaptación a estos cambios requiere mucho de voluntad y la incorporación de ciertas prácticas cotidianas que tal vez en etapas anteriores de la vida pasaban a un segundo plano.

Una de ellas consiste en redimensionar la importancia de la actividad física para posibilitar una vida saludable desde todo punto de vista, pero sobre todo para ayudar al funcionamiento del organismo en cuestiones tales como los riesgos coronarios y la presión arterial.

Alimentarse de manera adecuada es la primera condición para resguardar la salud, en ésta y las demás etapas de la vida. Tanto la mala nutrición como la obesidad causan periódicamente la muerte de muchas personas. Hay muy pocos obesos que llegan a cumplir los 80 años de edad.

Mantenerse en movimiento es la segunda norma a tener en cuenta. El excesivo reposo puede debilitar los músculos y hacer más lenta la circulación sanguínea.

No es necesario acudir a un gimnasio para realizar una actividad física adecuada: una caminata diaria de al menos unos 40 minutos ayuda notablemente a controlar la presión arterial y los problemas de corazón. Los paseos en bicicleta, la natación, las actividades en el jardín, etc., son buenas opciones para resguardar la salud cardiovascular.

Con el envejecimiento, nuestras venas y arterias se vuelven más sensibles y más predispuestas a ciertas enfermedades, por lo que las alteraciones vasculares son frecuentes en la vejez.

Las arterias son los vasos que llevan la sangre desde el corazón a las demás partes del cuerpo: son grandes distribuidoras de sangre que irrigan a nuestro organismo. En tanto, las venas son los vasos que conducen la sangre desde todas las partes del cuerpo hacia el corazón, constituyendo una red colectora.

No sólo los viejos necesitan realizar un programa de entrenamiento, apropiado a su condición corporal y edad. La actividad física es importante durante toda la vida, y sus beneficios son innumerables. Control del peso, flexibilidad articular, tonicidad muscular, combate al estrés, son algunos de ellos. Pero la resistencia cardiovascular es quizá una de las ventajas más importantes del entrenamiento.

Cuando realizamos ejercicios de cierta intensidad durante más de dos minutos, nuestros músculos requieren un importante aumento del aporte de oxígeno. Estas actividades se denominan aeróbicas, y obligan a quien las realiza con regularidad a aumentar la resistencia cardiovascular. Esta consiste en la capacidad continuada de la sangre para llevar el oxígeno a las células, suponiendo la eficiencia del corazón y los vasos sanguíneos para bombear y transportar el suficiente volumen de sangre a cada parte del cuerpo, en especial a los músculos más activos durante el esfuerzo. Pero supone también la capacidad de los tejidos, de cada una de sus células, de procesar ese aporte de oxígeno y eliminar los residuos que provoca el proceso.

Llegada cierta edad, y sobre todo cuando se ha llevado una vida sedentaria y la alimentación no ha tenido en cuenta el debido balance de lípidos, esta capacidad puede descender, poniéndonos en peligro de accidentes vasculares.

La proporción de personas que ya pasaron los 60 años crece en el mundo. De modo que la difusión de pautas y la implementación de programas para una vejez saludable atañe a un número cada vez mayor de gente. La ejercitación física es uno de los pilares sobre los que se funda una mejor calidad en el último tramo de la vida, que no tiene por qué estar signado por la enfermedad. Dependiendo del estilo de vida y cuidado personal y social que los viejos hayan experimentado durante su existencia, un gran porcentaje de ellos podrá disfrutar de buena salud en esta etapa.

Es conocida, además, la relación entre el ejercicio físico y el fortalecimiento de los huesos: la actividad física ayuda a aumentar la densidad ósea (por la activación de la circulación) en todas las etapas de la vida. En la vejez, esto adquiere una importancia fundamental para combatir los riesgos de osteoporosis y quebraduras a consecuencia de ésta. Las mujeres luego de la menopausia pueden apoyar con actividad física la prevención de la osteoporosis.

Las actividades aeróbicas también ayudan a aumentar el nivel en sangre del colesterol HDL, conocido como colesterol «bueno», a la vez que provocan la reducción de los depósitos de lípidos. Esto impide el crecimiento del ateroma, placa que se deposita en las arterias impidiendo la buena circulación. Las actividades aeróbicas ayudan a quemar grasas y controlar el peso.. Lo verdaderamente importante está en el trabajo cardiovascular. La realización regular de ejercicios aeróbicos ayuda a mantener la presión arterial en niveles normales y a reducir el riesgo de enfermedades del corazón.

Autor: Gonzalo Canal Ramírez, (Es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.)
Publicado por Felix Duarte.

FACTORES PSICOLÓGICOS Y CALIDAD DE VIDA EN LA VEJEZ.

Calidad de vida.
abuLa calidad de vida ha sido estudiada desde diferentes disciplinas. Socialmente calidad de vida tiene que ver con una capacidad adquisitiva que permita vivir con las necesidades básicas cubiertas además de disfrutar de una buena salud física – psíquica y de una relación social satisfactoria.
Entre los investigadores no hay consenso en la definición de «calidad de vida». Concepto que involucra muchas variables subjetivas satisfacción, felicidad, autoestima…es difícil de medir. Las variable  objetivas son de medición más fácil, la economía, el nivel socio – cultural los déficits funcionales, problemas de salud.
Los investigadores con orientación clínica suelen definir calidad de vida en términos de salud y/o de discapacidad funcional.  Está claro que la variable salud es la de mayor peso en la percepción de bienestar de los ancianos y, que los déficits de salud constituyen el primer problema para ellos» .

En las sociedades que envejecen a ritmo creciente, promocionar la calidad de vida en la vejez y en la vejez dependiente es el reto más inmediato de las políticas sociales. El creciente aumento de la esperanza de vida, el descenso sin precedentes históricos de la tasa de natalidad, los cambios en la estructura, en el tamaño, en las formas en la familia, los cambios en el status de las mujeres, la reducción creciente de las tasas de actividad laboral entre las personas de cincuenta y cinco y más años, han convertido el envejecimiento de la sociedad en una cuestión de máximo interés.

Son muchas las consecuencias de todos esos procesos, tanto a nivel macrosocial como en las experiencias individuales. Cómo dar sentido a la vida tras una jubilación llegada en muchas ocasiones de forma anticipada e imprevista, cómo hacer frente al mantenimiento de un hogar –en ocasiones con hijos/as dependientes- con una pensión, cómo enfrentarse a la enfermedad crónica y a la dependencia de uno o más miembros ancianos de la familia. Son sólo algunos temas que necesitan un abordaje teórico y práctico responsable y riguroso. La sociedad se encuentra ante nuevos retos para los que necesita instrumentos nuevos. Se requiere un concepto nuevo de solidaridad entre las generaciones y entre los distintos grupos, en un mundo cada vez más complejo, más inseguro, más indeterminado.

La calidad de vida en la vejez tiene que ver con la seguridad económica y con la inclusión social que se asegura por medio de infraestructuras de apoyo y redes sociales. Todo ello promoverá la participación de las personas de edad como miembros activos de la comunidad, una de cuyas funciones puede ser transmitir sus experiencias a las generaciones más jóvenes, al tiempo que comprenden su estilo de vida y los desafíos que les son propios. Todo ello en una sociedad inmersa en procesos que la llevan también a ella a aprender a envejecer.

La calidad de vida en la vejez dependiente implica necesariamente el apoyo social y familiar a las personas que desean continuar viviendo en la comunidad, siendo cuidadas en familia, para que puedan seguir haciéndolo, al tiempo que siguen desarrollándose todas sus potencialidades hasta el último momento. Eso conlleva el apoyo material y afectivo a los familiares que, con distintos grados de implicación, participan en la acción de cuidar. Políticas que tengan presente la dimensión femenina de los cuidados de salud, para que no contribuyan a seguir reforzando el rol dependiente de las mujeres cuidadoras.

Mucho mejor para algunos y peor para otros. Los americanos mayores que no desarrollan alguna enfermedad debilitante están más sanos y vigorosos que sus homólogos de hace varias generaciones. Tienen un aspecto más juvenil, se sienten mejor y actúan con más vitalidad que sus padres y abuelos a su misma edad. Estos jóvenes – mayores (muchos ya han sobrepasado su ochenta cumpleaños) dicen sistemáticamente a los investigadores «soy mucho más joven que mi madre o mi padre a esta edad». En la mayoría de las personas, los problemas graves de salud no surgen hasta al menos los 75 años. Los que se encuentran entre los 65 y 74, por ejemplo, casi el 80 por 100 no tiene ninguna dificultad con las actividades del cuidado de la casa –incluyendo las tareas pesadas. Desde 1900, las formas de convivencia de las personas mayores han cambiado de tal forma que nada tienen que ver con las anteriores. Al inicio del siglo XX pocas personas mayores eran propietarios de su casa. Ya fuera una casa, apartamento o una habitación en una pensión, sólo el 29 por 100 de los adultos mayores casados y el 11 por 100 de los solteros vivían independientemente. En 1986, la situación dio un giro a la inversa. Dos factores han amparado esta tendencia. Una es la riqueza. Las personas mayores medias tienen más bienes que a principios de siglo. Pocas personas mayores se ven forzadas por las circunstancias a vivir con un hijo u otro familiar (generalmente algún hermano/a). El segundo factor es el bajo índice de nacimientos durante la Gran Depresión. En 1975, los americanos tenían menos hijos de quienes depender cuando llegaran a la tercera edad.

Los padres de la generación del baby-boom, que ahora están llegando a la jubilación, también será una cohorte acomodada, porque nacieron durante la Gran Depresión y entraron en el mercado laboral en un momento de expansión económica, cuando relativamente poco dinero ofrecía amplias oportunidades económicas. Aunque tendrán más hijos vivos en quienes poder confiar, la mayoría los necesitarán menos que en generaciones anteriores. Cuando los hijos del baby-boom se jubilen, es posible que estén en peor situación que sus padres, y debido a su bajo índice de natalidad, probablemente tendrán menos hijos vivos.

En el futuro, un número cada vez mayor de parejas llegará a la tercera edad en etapas discrepantes de la vida. Al haber una proporción mayor de mujeres de mediana edad que trabajan fuera de casa, más hombres se encontrarán con que aunque ellos ya estén a punto de jubilarse, sus esposas todavía estarán muy absorbidas en sus trabajos.

Puesto que la mayoría de las mujeres son más jóvenes que sus esposos, esta tendencia aumentará – y cuanto mayor sea la diferencia de edad, más se agudizará el problema .