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SOBRE LOS PADRES Y LOS ABUELOS

Por Plinio Parra
Escritor colombiano

Los padres son lámparas y los abuelos son faros. La lámpara da fuego y calor, el faro irradia luz. El fuego descubre la piedra del camino, impidiendo el tropiezo. La luz exhibe la montaña de la meta, conjurando el extravío.

Los padres son brújulas y los abuelos son mapas. La brújula brinda orientación, el mapa transmite conocimiento. La orientación siempre conduce a la búsqueda, principio de toda aventura. El conocimiento siempre conduce al hallazgo, final de todo viaje.

Los padres son la nube y los abuelos son el mar. La nube fertiliza al planeta como lluvia. El mar fecunda los cielos como nube. La lluvia dice cómo la Vida, cayendo del cielo, se vuelve cuerpo. La nube dice cómo la Vida, fluyendo del cuerpo, se vuelve espíritu.

Los padres cuentan historias patrias y los abuelos cuentan leyendas épicas. La historia patria suscita un sentimiento nacional. El mito consolida un pensamiento universal. El sentimiento nacional otorga ciudadanía sobre un fragmento de la Tierra, llamado país. El pensamiento universal confiere ciudadanía sobre una porción de Dios, llamado Cosmos.

Los padres son los mineros de la esperanza y los abuelos son los orfebres de la fe. En nombre de la esperanza, los primeros inclinan el rostro ante el surco y siembran sus semillas en pos del fruto. En nombre de la fe, los segundos extienden sus palmas al viento y echan a volar sus plegarias en pos del lucero.

Los padres, por inexpertos, ven al hijo como brote de su carne. Los abuelos, por sabios, ven al nieto como prolongación de su esencia. La carne crece, se reproduce y desvanece. La esencia se purifica, se transforma y perpetúa. Por eso mientras los primeros anhelan hacer de su semilla un Hombre, los segundos buscan transformar a ese Hombre en un ángel.

Algo natural. Esos dulces viejos saben que la Tierra es el lugar donde el Hombre recupera sus alas perdidas.

EL CONTESTADOR DE LOS ABUELOS

EL CONTESTADOR DE LLAMADAS TELEFÓNICAS DE LOS ABUELOS

– Buenos  días . . . .  En este momento no estamos en casa pero, por favor,

déjenos su mensaje después de oir la señal sonora que se la contestaremos a la brevedad . . . . . beeeeeppp…

– Si es uno de nuestros hijos, marque 1 y a continuacion seleccione la opcion del 1 al 5 por orden de «llegada» asi sabremos cual es.

– Si necesita que nos quedemos con los niños, marque 2

– Si quieren que les prestemos el auto, marque 3

– Si quieren que les lavemos y planchemos la ropa, marque 4

– Si quieren que los nietos duerman aquí en casa, marque 5

– Si quieren que vayamos a buscar a los chicos a la escuela o hacer el «pool», marque 6

– Si quieren que preparemos una comida para el domingo o para que se la lleven a su casa, marque 7

– Si quieren venir a comer aquí, a casa, marque 8

– Si precisan dinero, marque 9

– Si nos van a invitar a comer, a pasear, ir al teatro o es uno de nuestros amigos, «pueden hablar que los escuchamos !!!!!!!!!!!»

A LOS ABUELOS Y ABUELAS poesia

Pintas de blanco los cabellos,
y de arrugas los cuerpos,
pero hay sabiduría en tus años,
la producida por alegría, tristeza o por los daños.

Por los momentos más felices,
o por aquellos que han dejado cicatrices,
por el dolor acumulado o los errores cometidos,
por haber hecho hermano al enemigo
o por haber perdido al mejor amigo.

Sabiduría que brota en tus palabras,
en forma de consejos o regaños,
advertencias que deben ser tomadas en cuenta
y no a la ligera.

Tercera edad, que pausas el caminar,
haces lento el hablar,
y poco a poco dismunuyes las fuerzas,
también haces que aprendamos a escuchar.

Por eso abuelita y abuelito,
(si, me refiero a ustedes, los que leen este poema
que he escrito inspirado en su vida)
no te preocupes si te vas quedando sin dientes,
sigues siento el valiente que siempre admiraré;

No te preocupes el ya no caminar aprisa,
así nos tardamos más en llegar a nuestro destino,
y podrás contarme mas historias, de cuando eras niño,
de aquellos tiempos mejores que recuerdas con lágrimas.

No te preocupes si hablas despacito,
que escucharte por mucho tiempo necesito,
que para vivir lo que has vivido
no sé si la vida me alcance.

No te preocupes, no estas solito,
tienes muchos nietos, aunque no conozcas sus nombres,
son todos aquellos que esperan que de allá arriba
les permitan llegar a esa bendita Tercera edad.

de Henry Ricardo