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EL CONTROL DE LA HIPERTENSIÓN EN LOS ANCIANOS

corazonEl control de la hipertensión  reduce el riego de sufrir trastornos como el Alzheimer, según un estudio nacional.
La medicación continuada y una vida saludable son las claves para restablecer los niveles óptimos de tensión arterial
Dejar pasar los efectos de la hipertensión arterial (HTA) puede predisponer a los ancianos a padecer trastornos cognitivos como la demencia o el Alzheimer. Por el contrario, el control y seguimiento adecuados de esta dolencia por parte de la tercera edad, reduce los factores que desencadenan el deterioro mental. Así se desprende de un estudio nacional denominado ZANySISTÓLICA llevado a cabo entre 455 mayores de todo el país.
El estudio, iniciativa de la Sociedad Española de Médicos de Residencias Geriátricas (SEMER), pone de manifiesto que la medicación continuada y unas pautas de vida saludables son claves para restablecer los niveles óptimos de tensión arterial, un factor capital para la salud coronaria a edades en las que el riesgo se incrementa.

Tras seis meses de tratamiento con un principio activo de la familia de los calcioantagonistas -el lecarnidipino- se comprobó que el porcentaje de ancianos tratados que presentaba deterioro cognitivo (el 27%), se reducía en un 3%. Respecto a los trastornos de tipo funcional (motricidad, metabolismo), el estudio también comprobó cómo un porcentaje sensible de la muestra experimentaba mejoras, en concreto el 5%. Y todo ello, aseguran los expertos, «sin efectos secundarios ni interacciones entre una población polimedicada».

La sangre de alrededor de un tercio de la población adulta española (mayor de 18 años) fluye por sus arterias con una presión mayor de lo recomendable. Como recordó   el director de la unidad de Hipertensión y Riesgo Cardiovascular del Hospital Carlos Haya de Málaga, Pedro Aranda, la hipertensión «es la enfermedad crónica con mayor incidencia», pero dado el carácter silencioso de sus síntomas, suele diagnosticarse tarde. Según Aranda, el 15% de los hipertensos no sabe que lo es, y eso que la dolencia «está detrás de la cuarta parte de los infartos, del 60% de las insuficiencias cardiacas, del 80% de los fallos renales, y de la mitad de las enfermedades cerebrovasculares».

La prevalencia de la HTA aumenta con la edad, debido al envejecimiento de las paredes arteriales. Sin embargo, sólo un tercio de la población anciana guarda los cuidados necesarios para controlar la dolencia.

Los calcioantagonistas son una familia de fármacos que impiden la entrada de calcio en las células. Así, disminuyen la tendencia de las arterias pequeñas a estrecharse, la contractilidad miocárdica y las resistencias vasculares periféricas.

RECOMENDACIONES PARA UN ENVEJECIMIENTO SALUDABLE:

consejosLa preocupación más importante de todas las personas y, de forma especial, de las personas mayores tiene que ver con los problemas de salud y sus consecuencias, fundamentalmente la dependencia. El compromiso de un envejecimiento saludable es un compromiso con la buena salud y consiste en:
– Adquirir una serie de hábitos de vida saludables (nutrición, ejercicio físico, mental y afectivo, abandono del consumo de alcohol y tabaco).
– Seguir los controles médicos de salud recomendados. A continuación se intenta responder a las preguntas básicas para poder desarrollar un envejecimiento saludable y se exponen las recomendaciones principales que han demostrado su utilidad para prevenir la enfermedad y con ello la dependencia.

¿Qué son los controles de salud?
Son visitas programadas al médico y/o la enfermera de su centro de salud que tienen por objeto prevenir que aparezca la enfermedad o mitigar sus efectos si ésta ya se ha desarrollado. Se ha comprobado que diversos servicios preventivos son muy eficaces en las personas mayores.

Estas acciones se muestran en la siguiente lista, expuesta en la tabla siguiente, a modo de chequeo útil para comprobar su cumplimiento.

Hipertensión: si usted no es hipertenso, es necesario que su médico o enfermera le tome la tensión arterial al menos una vez al año. Las cifras que debe mantener son cifras menores de 135/85 mm/Hg. Si ya es hipertenso o padece alguna enfermedad, debe de seguir los controles de la tensión arterial que le marque su médico.

Dislipemias: son las alteraciones de los niveles de las grasas en sangre. Si usted presenta factores de riesgo vascular como hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo o enfermedades isquémicas de la circulación arterial (infarto de miocardio, angina de pecho, trombosis cerebral…), es necesario realizar al menos una analítica anual de los niveles en sangre del LDL-colesterol, el llamado «colesterol malo», (menor de 130 mg/dl) y de triglicéridos (menor de 200 mg/dl). Si no presenta dichos factores de riesgo no es necesaria esta comprobación.

Diabetes: algunas asociaciones científicas recomiendan la medición de glucosa en sangre para las personas mayores con los factores de riesgo descritos en el apartado anterior.

Obesidad y desnutrición: al menos una vez al año es necesario que le tallen y le pesen para poder obtener el llamado Índice de Masa Corporal (IMC) a través de la fórmula IMC=peso/tallaxtalla -el peso en kilogramos y la talla en metros-. Si el resultado se halla entre 18,5 y menos de 25, el peso es el correcto. Por debajo de 18,5 significa desnutrición, por encima de 25 sobrepesos y si es superior a 30 se califica como obesidad.

Déficit de visión y de audición: al menos una vez al año debe acudir al oftalmólogo para someterse a un control que incluya un examen de su agudeza visual y de la tensión ocular. Con ello se detectan los errores en la graduación de la vista, el glaucoma (tensión en los ojos), las cataratas (opacidad del cristalino) o la degeneración macular (alteración del centro de la visión de la retina). Todas estas alteraciones disponen de tratamiento con el que se puede evitar la dependencia que puede producir una mala visión. En cuanto al oído, si usted detecta cualquier pérdida de audición, visite al médico. Si éste le prescribe un audífono, no dude en ponérselo porque, aunque sea una persona mayor, se puede adaptar a él perfectamente. En la actualidad estos aparatos son pequeños y discretos y apenas se notan.

Cáncer: la edad no es nunca una contraindicación para tratar un cáncer. Sí lo es su extensión, por lo que es muy importante un diagnóstico precoz cuando todavía no está extendido.

Cáncer de mama: se recomienda una mamografía cada dos años hasta los 70 años.

Cáncer del cuello uterino: se recomienda una citología anual hasta los 65 años. Si los resultados han sido normales, no son necesarios nuevos controles.

Cáncer de colon: se recomienda un análisis anual de una muestra de sangre oculta en heces.

No se recomiendan otras intervenciones precoces para el resto de cánceres, excepto:

Cáncer de próstata: algunas asociaciones científicas recomiendan para el varón realizar una vez al año un tacto rectal junto con un análisis de sangre del antígeno específico de próstata entre las edades de 50 a 69 años. Pasada esta edad no se recomiendan dichas exploraciones.

Cáncer de piel: algunas asociaciones científicas aconsejan la exploración anual de la piel de las personas mayores. Cualquier cambio que usted observe en su piel relacionada con el aumento del tamaño o del color de los lunares, ulceraciones o tumoraciones debe acudir inmediatamente al médico.

Depresión: la depresión necesita en el caso de las personas mayores un diagnóstico y tratamiento lo más temprano posible para evitar sus consecuencias. Si presenta antecedentes de depresiones, de pérdida reciente de algún familiar querido o trastornos importantes del sueño, tiene un riesgo significativo de desarrollar una depresión. Si usted responde «sí» a la pregunta directa de «¿está usted deprimido/a?», acuda a su médico.

Demencia: la edad avanzada no tiene por qué estar vinculada a una pérdida de la memoria y, lo que es más importante, no tiene por qué acarrear una pérdida de autonomía en actividades instrumentales de la vida diaria como saber comprar, manejar el teléfono, utilizar el dinero, manejar la medicación o, sin ir más lejos, orientarse en la calle o con el uso de los transportes públicos. Si presenta algún tipo de alteración de la memoria o algún tipo de problema en relación con las actividades descritas, acuda a su médico.

Pérdida funcional: cumplir años no es sinónimo de que usted pierda la capacidad de andar, tenga incontinencia de esfínteres, no se pueda vestir, no se pueda asear o bien no pueda realizar las actividades descritas en el apartado anterior. Ante cualquier pérdida funcional acuda a su médico y tenga presente que si ésta se produce no es a causa de la edad. Siempre existe una causa subyacente que es necesario conocer cuanto antes porque cuanto más tiempo pase incapacitado más difícil será su recuperación.

Vacuna de la gripe: todas las personas mayores de 65 años deben vacunarse anualmente contra la gripe. La época del año apropiada es de octubre a mediados de noviembre.

Vacuna neumocócica: todas las personas mayores de 65 años deben vacunarse al menos una vez en su vida de la vacuna neumocócica, que previene las infecciones pulmonares del neumococo, es decir de las neumonías. La vacuna se administra en cualquier época del año por vía intramuscular y, al igual que la vacuna de la gripe, no produce apenas efectos secundarios.

Vacuna antitetánica: es necesario que todas las personas mayores de 65 años estén correctamente vacunadas del tétanos. Si usted ha seguido las vacunaciones periódicas durante su vida, siga y vacúnese cada 10 años con la dosis de recuerdo. Si usted no ha seguido esas vacunaciones, que es lo más frecuente, debe acudir a su médico para que le aplique la vacuna, cuyo efecto se mantendrá con una dosis de recuerdo cada 10 años.

¿Cuáles son los hábitos de vida saludable?
Son hábitos, costumbres, formas y actitudes de vida, comprobadas de forma científica, para evitar que aparezcan las enfermedades y la dependencia. Las personas mayores deben interiorizarlas y comprometerse a llevarlas a cabo. Es un compromiso con la vida.

Son las siguientes:
– Actividad física adecuada.
– Dieta bien equilibrada, rica en fibra, vegetales y frutas, y baja en grasas.
– Aporte adecuado de calcio.
– Prevención de lesiones (reducir el riesgo de caídas, de accidentes de tráfico y de quemaduras). – Interrupción del tabaquismo y del consumo de bebidas alcohólicas.
– Cuidado dental adecuado, con visitas regulares al odontólogo para que le detecten y traten eficazmente problemas bucales.
– Cuidado adecuado de los pies, con visitas regulares al podólogo para que le traten problemas frecuentes de los pies.
-Evitar la automedicación, tomando sólo lo prescrito por el médico.