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COMPARTIENDO EN PAREJA A LA VEJEZ.

“En la tercera edad, el amor en pareja puede ser más sólido y consistente”.
66666999En la etapa de la vejez, el amor en pareja puede ser más sólido y consistente. Es el momento de amarse y entregarse mutuamente y sin excusas, y afrontar juntos las dificultades físicas que traen consigo el paso de los años.
La juventud es la gran diosa de los últimos años: nadie quiere envejecer y cada día cobra más fuerza la falsa idea de que lo que hagas en los primeros años de la adultez marcará tu éxito o tu fracaso. El endiosamiento de la juventud difunde una idea principal: nadie quiere ser viejo. Pero, como cualquier otra etapa de la vida, la vejez debe ser vista con objetividad, reconociendo lo que esta trae consigo, y lo que implica este cambio para la persona, tanto física como psicológica y espiritualmente.
La tercera edad no es sinónimo de soledad y enfermedad. Si bien estos aspectos se presentan comúnmente en la vida de las personas mayores, requieren ser vividos adecuadamente. No es una etapa para deprimirse o recriminarse por lo que se hizo o dejó de hacer, sino para cosechar los frutos del trabajo de tantos años, para entretenerse con el tiempo libre, para disfrutar junto con el cónyuge de momentos privilegiados llenos de recuerdos, y para acercarse más a Dios a través de la oración y el sufrimiento por el deterioro físico que suele estar presente cuando ya no se es igual de fuerte que en la juventud.

Nos tenemos el uno al otro.
El principal soporte en esta etapa de la vida será, sin duda, el esposo o la esposa que nos ha acompañado durante toda nuestra vida y con quien se ha envejecido. Este será un tiempo especial de amarse y entregarse mutuamente sin miramientos ni excusas.
Para muchos, la vejez se hace pesada y los ancianos tienden a asumir una actitud enojona, impaciente o desesperada, reclamando con angustia y desesperación que su cónyuge esté atento para cuidarlo, olvidando que juntos han envejecido y que, como cuando eran jóvenes, la lucha sigue siendo de dos.
Entre los cambios que aparecen, la enfermedad puede ser el más difícil de afrontar a nivel personal y familiar. Descubrir, a partir los 60 ó 70 años, más o menos, que ya no se tiene la misma fuerza de antes y que se necesita de otros para que aten nuestros zapatos u otras cosas puede llevarlos a la depresión o a la pretensión de la autosuficiencia, obviando que el camino correcto a seguir es asumir este cambio de la mano de los demás.
Para Nancy Escalante, columnista del portal mexicano Almas, durante esta etapa se da una renovación y apreciación del valor de estar juntos, especialmente frente al pensamiento de la separación definitiva. Es el momento en que se necesita el apoyo y el cariño del otro y en el que los conflictos de pareja deberían ser menos frecuentes, pues la gran mayoría ya se ha estabilizado.
Sobre esto, el papa Juan Pablo II, gran ejemplo de cómo vivir la enfermedad y la vejez santamente, escribió en su “Carta a los Ancianos”, del año 1999, que la fragilidad humana y la ancianidad son “una llamada a la mutua dependencia y a la necesaria solidaridad que une a las generaciones entre sí, porque toda persona está necesitada de otra y se enriquece con los dones y carisma de todos”. Sus palabras son un llamado para que los ancianos se reconozcan frágiles y necesitados y un cuestionamiento para esa vanagloriada juventud que muchas veces se niega a prestar la ayuda necesaria a sus abuelos y a ver en ellos un modelo de vida y los mejores depositarios de los recuerdos y la historia familiar.
por VIVE!

LA ALEGRÍA DE LA EDAD DE ORO

alegriaCada momento de nuestra vida debe ser ocupado en algo sensato, tanto para sentir satisfacción con lo que hacemos como para que aquellos que nos rodean también estén conformes y contentos. Para tal fin debemos enriquecer nuestra relación con los demás, para lograr un beneficio mutuo. Si ese beneficio es sólo para mí, a costa de los demás, es deplorable; si mi alegría no considera a los demás, esa alegría es egoísta. Pero si mi alegría es el resultado de haber hecho felices a los demás, entonces sí es muy apreciable y recomendable.

La alegría en la tercera edad sin una visión trascendental, deriva por lo general, de los propios bienes materiales, comodidades y diversiones; y está siempre afectada por el temor de tener un cuerpo que no va a durar por mucho más tiempo.

Por dicha razón el Conocimiento Espiritual se vuelve de importancia fundamental en la tercera edad. Cuando el cuerpo comienza a arrugarse, los huesos se vuelven cada vez más frágiles, la memoria se debilita y hasta los sentidos fallan; en ese momento es cuando más necesitamos de una iluminación sobre nuestra propia identidad.

En la tercera edad es cuando, gracias a las experiencias vividas de joven o adulto, se deberían obtener los frutos maduros de un crecimiento digno; los cuales podrían ser compartidos con todos aquellos que lo necesitan. Pero, debido que la gente en la tercera edad no tiene Visión Trascendental y más bien se lamenta por no tener un cuerpo joven para disfrutar; los jóvenes no encuentran en ellos una buena fuente de inspiración; y por el contrario, los ancianos se ven obligados a llevar una vida aislada o vivir en el pasado.

Primero, uno debe entender que no es este cuerpo material y que este cuerpo joven o viejo es temporal, y el resultado de nuestras acciones de la vida pasada. Debo tener en cuenta que muy pronto tendré que dejarlo del todo y obtendré un próximo cuerpo para recibir, pagar y experimentar en él todo lo bueno y lo malo que haya hecho en esta vida. Comprender esto ayuda a ver la tercera edad como la época perfecta para el arrepentimiento por los errores cometidos en el pasado.

Con Conocimiento Védico la tercera edad se convierte en una época de grandes oportunidades; se puede aprender, compartir y prepararse para la siguiente vida. Sin embargo, vemos que algunas personas en la tercera edad, estando incluso libres de la dificultad económica gracias a alguna ayuda o pensión, no saben cómo usar el tiempo apropiadamente.

Es ahí cuando se debe sembrar la medicina de fundamental importancia para esta edad: Entender que no somos este cuerpo material de huesos, piel y sangre. Entender que somos responsables de nuestros actos y que podemos crecer inmensamente si desarrollamos la devoción, el amor y la sinceridad en todas nuestras relaciones con los demás.

Las personas de la tercera edad, por ejemplo, deberían emplear su tiempo libre en buscar jóvenes confundidos para darles la mano y ayudarles en su Compresión Espiritual. Uno de los aspectos más importantes que debemos entender es que hemos recibido esta vida para ayudar a los demás. Este servicio nos da crecimiento personal y es nuestra única conexión con la verdadera felicidad.

Todo ese tiempo libre del cual disponen las personas de tercera edad, es bien utilizado cuando renuncian por completo a la sensualidad y a los mensajes trasmitidos por el cine y la televisión; además, les permite ser más realistas sobre el propósito real de su estadía en este mundo. El ver películas que promueven la sensualidad y la gratificación de los sentidos de los jóvenes, hace que la persona de edad avanzada únicamente desee tener de nuevo un cuerpo joven para seguir disfrutando. Pero la gratificación no es la meta de la vida. La meta de la vida es desarrollar Amor Puro por Dios, Amor Universal y estar dispuesto a ser un verdadero amigo y bienqueriente de todas las entidades vivientes.

Las personas en la tercera edad deben ser muy cuidadosas con su dieta; y, al igual que cualquiera de otra edad, deben volverse estrictamente vegetarianas; de esta manera su salud va a mejorar mucho y serán ejemplos para los jóvenes a quienes podrán informar sobre los grandes beneficios de la dieta vegetariana. Por otro lado, las personas de tercera edad también pueden hacerse voluntarios para mejorar la educación en los programas escolares, crear apoyo en los jardines de infancia y visitar con frecuencia a las personas que cuidan niños para compartir con ellos la valiosa información obtenida durante esta vida.

La tercera edad implica cuidarse estrictamente de las propias frustraciones, de las tendencias a volverse amargado y enojado (que alejan a todas las personas), y de la mentalidad de querer sólo gozar de los recursos de otros.

La tercera edad es un examen natural. Sabiendo que uno debe entregar este cuerpo en breve, uno debería comprender su identidad eterna para poder sentirse satisfecho y agradecido por haber tenido este cuerpo; por haber podido aprender y aún enseñar muchas cosas a otros con el más profundo cariño y humildad.

He visto en mi vida que los sabios Vaihsnavas que han dedicado su vida a la práctica del Bhakti Yoga y han alcanzado la Autorrealización en su más avanzada edad, fueron buscados por el resto de la humanidad para recibir sus bendiciones y escuchar sus instrucciones. En cambio, esto no es posible entre la gente que ha llevado una vida pecaminosa y que luego en la vejez sólo se dedican a lamentarse, quejarse y a buscar un culpable por todo aquello que no funcionó como ellos querían.

La tercera edad es un gran momento para recordar a Dios y orar profundamente. Uno debe prepararse apropiadamente durante toda la vida de tal manera que en el momento de partir de este mundo pueda recordar al Señor Supremo.

La belleza del ser alcanza su grado maduro de dedicación en la tercera edad. La belleza del alma no es la del cuerpo, sino la de su carácter, su ternura y su disposición de servir a los demás.

Cuando le preguntaron a Jesús quién los lideraría después de su partida, él respondió: “Sea quien sea, el que quiera liderar que se haga ya servidor de todos los demás”. Así los hombres y mujeres de tercera edad deben ser líderes en el pensamiento, en la apreciación y en las responsabilidades que se tienen en este mundo material. Esto es algo que debe ser enseñado por los mayores, con su propio ejemplo; y al hacerlo, serán valiosos consejeros para todos los demás y serán extremadamente apreciados. Así su vida terminará logrando el máximo éxito que se puede obtener en este mundo, que es el amar a Dios y amar al prójimo como a sí mismo.

Las personas de tercera edad no tienen generalmente una gran necesidad económica; así que ellos deberían desempeñar todas estas actividades desinteresadamente sin búsqueda de ganancias o acumulación de riquezas. No tiene sentido que algunas personas no quieran terminar sus negocios y asuntos familiares sino hasta el día en que se mueran.

En la antigua India la tercera edad está dedicada a desapegarse de la familia, de los bienes que se obtuvieron y de la comodidad personal para seguir el camino de la Renunciación. Los sabios ancianos viajan incluso de pueblo en pueblo y de casa en casa para entregar el mensaje del Amor Universal.

En la tercera edad se puede hacer más íntimamente la adoración a las Deidades en los templos, participar y aumentar el apego hacia todo aquello que le conecte con Dios. La tercera edad es el peldaño hacia su próxima existencia, por eso aprovéchela bien para que no tenga que lamentarse después por el tiempo perdido, por haber vivido en el pasado o en otros sueños ilusorios.

Los lectores que aún no han llegado a la tercera edad, deben tener mucha comprensión con aquellos que ya están en ella y no se olviden que esa edad también los está esperando.

En una casa vivía un abuelo que comía con su familia todos los días. Cuando él se volvió más senil comenzó a regar la comida sobre la mesa y no podía controlar muy bien sus manos para comer; ya necesitaba asistencia. Hasta llegó a romper el plato. Entonces papá y mamá pensaron que era incómodo tenerlo en la mesa principal, así que lo sentaron en la cocina, en un rinconcito para que allí se alimentara el viejo. Además le pusieron un plato de madera. Un día el padre llegó a la casa y vio que su niño de 10 años estaba en el patio tallando un pedazo de madera y le preguntó: “Hijo, ¿qué estás haciendo?” El hijo respondió: “Papá, estoy tallando tu plato de madera para cuando seas viejo”. Esto impactó tanto al padre que llevó al viejo abuelo de vuelta a la mesa; “Bueno, no importa que riegue un poco de comida”, dijo.

Cuando maltratamos a nuestros hijos es seguro que en la vejez seremos maltratados por ellos, y si los tratamos con cariño y paciencia, eso mismo recibiremos, esa es la ley de este mundo.
Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvati