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CUIDAR NUESTRO CUERPO EN LA TERCERA EDAD

cuidandoseAceptar el cambio para sentirte feliz.
Ahora que hemos vivido muchos cambios en nuestra vida, sabemos lo importante que es adaptarse a ellos para sentirnos bien.
Y si de cambios hablamos, ¿qué decir de los de nuestro cuerpo?
Contemplando fotos antiguas vemos cuanto hemos cambiado.
Nuestro cuerpo no es el mismo pero tenemos que conocerlo, cuidarlo y quererlo para sentirnos más felices.
Comprender los efectos del envejecimiento en nuestro cuerpo y  conocer pautas adecuadas de conducta para cuidarlo y quererlo, es saber envejecer y la mejor manera de prevenir la dependencia.

Aceptar que no somos jóvenes
Mírate al espejo sin compararte con nadie. Ni siquiera contigo cuando eras joven.
Esas arrugas que ves, el cuello, los brazos… reflejan el paso del tiempo y, por tanto, también están ahí las huellas  de tu vida: las alegres y las tristes.
Cada etapa de la vida tiene su forma y su expresión. La nuestra no es la de los jóvenes: no intentes inútilmente parecer lo que no eres.
Ahora tenemos que aspirar a otro tipo de belleza, esa que sólo se logra gracias a la edad, cuando tenemos más SEGURIDAD y más CONFIANZA en nosotros mismos.

¿Qué hacer ante los cambios más evidentes?

LA PIEL                                                                                                                                            Con la edad, la piel pierde elasticidad, aparecen las arrugas. También aparecen manchas, ya que el pigmento que hay en ella se distribuye de manera irregular.      PARA CUIDARLA:

  • Mantener una buena hidratación, bebiendo agua en cantidad suficiente, usando cremas hidratantes, y teniendo una alimentación rica en vitaminas.
  • Hay que protegerse del sol, usando prendas de vestir adecuadas y utilizando cremas con protección solar. Los efectos beneficiosos del sol los tendremos simplemente por el hecho de caminar por la calle. No dudes en acudir al médico cuando una mancha de la piel crece, se modifica en su aspecto o cambia de color.

EL PELO
Las canas, no son un problema de salud, aunque la estética que se nos inculca, nos haga ocultarlas con frecuencia.
Salvo excepciones, el uso de tintes para el cabello es inocuo y debe obedecer a una decisión personal, tanto en las mujeres como en los hombres.
Otro tanto cabe decir de la calvicie, casi exclusivamente masculina, un problema estético para algunos con pocas soluciones reales y bastante engorrosas.
Un consejo: antes de utilizar productos “milagro” o someterse a un implante de cabello, consulte siempre  con su médico.
Y si decide que ser calvo es natural, no olvide protegerse del sol con un sombrero, gorra o similar.

LA TALLA
¿Por qué nos volvemos más bajos?
La talla disminuye básicamente por dos motivos: porque nuestra columna vertebral se modifica y porque nuestra postura cambia, nos encorvamos un poco.
Para controlar estos cambios:

  • Cuida que tu alimentación sea RICA EN CALCIO. Incluye en tu dieta queso, leche, yogurt, almendras, sardinas en aceite con su raspa, gambas…
  • Camina a buen ritmo, mejor en compañía, no menos de media hora diaria.
  • Sigue los CONSEJOS del MÉDICO. Si eres mujer, has de someterte a una revisión en la menopausia y cumplir el tratamiento para la osteoporosis, si lo necesitas.

EL PESO
Pero, ¿qué pasa con la otra talla?. Con el paso de los años nuestro cuerpo sufre la pérdida de agua corporal, disminución de la masa muscular y la grasa, que suele aumentar, tiende a depositarse en determinados sitios (cintura, abdomen…).

  • La HIDRATACIÓN, NUTRICIÓN y EJERCICIO son indispensables. Podemos controlar el peso si ejercitamos nuestros músculos y nos alimentamos correctamente.
  • Nuestro peor enemigo la inactividad. Hay que adecuar la actividad a nuestra forma física y no dudar en consultar al médico.
  • Vigilemos nuestro peso y nuestra talla, hay que consultar periódicamente, y seguir los consejos de los profesionales. Tanto la delgadez como el sobrepeso y la obesidad son signos de malnutrición.

Reconocerse y quererse.
Si después de leer todo esto nos miramos de nuevo al espejo es posible que nos veamos de otra manera, distintos pero no peores.
Mira alrededor, a tu pareja, a tus amigos, esas personas a las que quieres y que además te gustan.
Hay que deshacerse de los complejos y empezar a cuidarse y a practicar todo lo que ya sabemos. Si lo pones en práctica cada día te sentirás más atractivo, más guapa.
Convéncete. Eres capaz de hacerlo.

Extraido del «Programa de Envejecimiento» de la Sociedad Española de Geriatria y Gerontología. Con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud.

CUERPO, VEJEZ Y ESPACIOS EN LA TERCERA EDAD.

Para rediseñar el Hospital de Derby en Inglaterra, un equipo de arquitectos utilizó un traje que permite cuerpo2“ponerse años”, en un innovador concepto de diseño.
El denominado “traje de la tercera edad”, fue desarrollado originalmente por científicos de la Universidad de Loughborough junto con la empresa de automóviles Ford, que lo utilizó para probar cuán confortable era para la gente mayor su modelo Focus.
¿Cómo podían los ingenieros menores de 35, desarrollar vehículos ergonométricos, adecuados para clientes, varios años más viejos que ellos?
Necesitaron experimentar por sí mismos la restricción de agilidad física, con una metodología que mostrara, cómo se afectan las capacidades en una persona que envejece. El traje simula los efectos normales de envejecer, como proceso universal, continuo e irreversible, sin imitar deliberadamente una enfermedad, incapacidad ó edad (se calculó mayor de 55 años).
Adquirirlo, les permitió a los arquitectos de Derby, que deseaban comprobar si el proyecto era eficaz como parecía en teoría, tener una idea más clara de las necesidades de la gente de más edad para desenvolverse habitualmente en el ambiente.
Apenas se pusieron el traje, se dieron cuenta qué cosas no funcionarían, y realizaron cambios significativos de diseño. Con rapidez descubrieron la perspectiva del paciente: que tareas muy sencillas para la gente joven, como vestirse, sentarse, pararse o estirar el brazo, se vuelven dificultosas con el paso de los años.
Identificaron problemas potenciales como abrir puertas, canillas o alcanzar una toalla. A partir de allí perfeccionaron el traje, ya que en los ancianos, la pérdida de movilidad puede deberse a otras condiciones clínicas tales como la artritis o a una recuperación quirúrgica, entre otros factores. La experiencia fue muy exitosa para los diseñadores, debido a la reacción empática que les generó, así como por las modificaciones y mejoras inmediatas en sus propuestas.
La indumentaria será utilizada para probar y transformar las instalaciones de las residencias de personas mayores, para que les resulten más cómodas.
Básicamente, se trata de un jumper con material que agrega bulto en la cintura, y varillas metálicas que restringen la movilidad en las áreas dominantes del cuerpo: articulaciones, cuello y espalda. Se utiliza con guantes quirúrgicos que reducen la sensibilidad táctil, como ocurre por cambios en la piel y los receptores sensoriales. Cuenta con anteojos amarillos que simulan la reducción de sensibilidad a la luz azul, de visión nocturna, para distinguir contrastes e identificar puntos de referencia y el aumento de sensibilidad a los reflejos brillantes.
La población que envejece es un mercado en aumento, del que necesitamos entender más sus problemas de movilidad y cómo podemos diseñar instalaciones más apropiadas. La generación de los Baby Boomers estará en los 60 años para el 2006, y para el 2030 una de cada cinco personas será mayor de 65 en los países desarrollados. (Coincidentes para Argentina).
¿Cómo vende la industria automotriz a los jóvenes, generación high-tech, teniendo en cuenta el desafío de diseño que implica satisfacer demandas de los mayores de 55?
En lugar de diseñar para segmentos por edad, se ha respondido de una manera inclusiva, en un circuito ininterrumpido de cruce generacional, donde un grupo satisface las necesidades de otro, con las llamadas “transparent enablers” ó características discretas.
La imagen y publicidad se orientan al usuario joven, que se entusiasma con las novedades, sin evidenciar que goza del confort y ergonometría previstos para los envejecientes.
El concepto transgeneracional es que una característica que facilite comodidad y ejecución de movimientos, venderá al mercado en expansión de mayores. Pero ello no puede explícitarse. El grupo joven ayuda al que lo necesita y mientras, se convierte en un conveniente aumento de seguridad para todos.
Lentos pero continuos se introducen cambios ergonométricos en el mercado seriado: ampliación en las dimensiones de puertas, más su ángulo de abertura, asientos más altos, roll-out en baúles, cámara de visión nocturna en la parrilla que trasmite picture-in-picture a la consola, cinturones de seguridad tipo arnés, comandos por voz, etc.
En ambos casos (el Hospital de Derby y las automotrices), el buen diseño acompaña a una comercialización exitosa y construye marca.
Si hablamos de segmentos y mercados: el inmobiliario, en viviendas oferta un producto para cada edad y ciclo de la vida. Genera una necesidad permanente de cambio de tipologías, diseño interior y equipamiento.
El viejo tiene ciertas desventajas respecto a los demás individuos por la disminución en su funcionalidad y suele quedar excluído en esta oferta replicada. En un estado de vulnerabilidad en ámbitos que no lo contemplan en su diseño ergonométrico.
Si consideramos la tendencia a un envejecimiento activo, con autonomía y acceso a la tecnología; la oferta ya no se reduce sólo a residencias geriátricas. Con características psicosociales muy diferentes entre sí, el adulto mayor no quiere “estar con viejos”, sentirse enfermo, ni dejar su vivienda.
Empieza a haber, entonces, distintas alternativas: desde adaptación y mejora continua de la propiedad a lo largo de la vejez, diferentes niveles de asistencia a domicilio, hasta complejos gerontológicos con módulos para enfermedades específicas.

Definitivamente, parecería que tantos fragmentos nos parten y podemos empezar a optar por diseñar de manera inclusiva, empezando por ponernos en los zapatos…mejor: meternos en el cuerpo del usuario.

SUSANA RIBICHICH, ARQUITECTA (UBA).
Especialidad Inmobiliaria (Ex-proveedora de Tasaciones para el Scotiabank como Titular de Estudio). Posgrado en Mediación (Maimónides). Curso de posgrado en Temática Gerontológica y Ancianidad (FLACSO).

LA GUERRA CONTRA EL CUERPO

cuerpo1El envejecimiento es un proceso infinitivamente lento que escapa a la conciencia. Para la mayoría de los occidentales, envejecer, es librarse a un gradual trabajo de duelo que consiste en despojarse de lo esencial que fue la vida, en quitarle importancia a acciones apreciadas en otros momentos, de manera que lo simbólico resulta residual.

El sentimiento abstracto de envejecer nace cuando la mirada del otro deja de fijarse en uno, así también cuando ciertos acontecimientos o episodios reformulan a nuestra conciencia: una separación, ver crecer a los hijos, verlos irse, la llegada de los nietos, la jubilación, la desaparición de amigos, ver fotos de antes que remiten a una cara que no es mas de uno, los rostros transformados de los demás luego de una larga ausencia, entre otros.

La percepción común reduce al anciano a la percepción del cuerpo, especialmente en las instituciones, en donde los “viejitos” suelen ser cuerpos viejos, inútiles, que habían servido y que ya no sirven, cuerpos con los que no se sabe que hacer. El anciano no es mas su historia, no es mas un sujeto, es un cuerpo deshecho cuya higiene y supervivencia hay que asegurar.

Es así como la enfermedad y el dolor, que son ejemplos inherentes al hombre, pero provisorios, se asocian definitivamente al envejecimiento.

Asimismo, la sociedad construye los estereotipos de belleza, cuerpo y salud, de tal forma que solo se valoran los cuerpos jóvenes, al extremo, que el paso de los años hay que disimularlo como sea y al costo que sea, existe un deseo de permanecer en este estado de la vida, de manera que las marcas que deja el tiempo en el cuerpo resultan inaceptables

De esta forma, la violencia contra las personas maduras se manifiesta contra sus sentimientos, en lo interno y, a través de su cuerpo y en la vida social, en lo externo.En la vejez, los ancianos son paralizados socialmente pues los “tiempos” establecen que es momento de retirarlos de los espacios reservados para la juventud, por lo tanto son limitados al hogar o a los asilos.

Sin embargo, el cuerpo es una construcción social y cultural, no una realidad en si mismo, de manera que lo que es evidente en una sociedad asombra en otra o bien no se lo comprende. La visión expuesta anteriormente es propia de las sociedades occidentales, en cambio, para las sociedades orientales el cuerpo no se distingue de la persona, este no existe como elemento de individuación ya que el individuo no se distingue del grupo, y las materias primas que componen al hombre son las misma que le dan consistencia a la naturaleza.

Mujeres y hombres deberían ser siempre productivos, lo que hará que su vida sea en un futuro más rica en todos los ámbitos y por lo tanto no tengan que depender de nadie. Para ello, es necesario que cada persona tome su vida en sus propias manos y educarse para tener autonomía moral y económica, conocerse, aceptarse y amarse por sobre todas las cosas porque finalmente, se puede llegar a ser solos pero no solitarios.

Integrantes:
Andrea Benedetti,
María Matos Mendoza Cardoso,
Indiara Matos Mendoza Cardoso,
GabrielaMuñoz.