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¿DIETA O EJERCICIO?

ejercicio_vejezLas últimas investigaciones sugieren que para los adultos mayores que quieren bajar de peso, el ejercicio podría ser incluso más importante que reducir las calorías.

Investigadores americanos han realizado un estudio con 34 adultos de entre 50 y 70 años, hallando que tanto quienes hacían dieta como quienes practicaban ejercicio reducían su peso. Pero los que realizaban actividad física perdían peso y mantenían la masa muscular, la fuerza y la aptitud física, mientras que en los que hacían sólo dieta disminuían todos esos parámetros.

Según publicó “Journal of Applied Physiology”,   el ejercicio resultó más beneficioso que hacer sólo dieta. «La pérdida de peso inducida por el ejercicio ofrece el beneficio adicional de mejorar el rendimiento físico», declara el autor principal del estudio, el Dr. Edward Weiss, de la Washington University School of Medicine en Saint Louis.

La masa muscular y la aptitud cardiovascular disminuyen de manera natural con la edad, por lo que es especialmente importante que los adultos mayores traten de preservar los niveles de fuerza y aptitud física a medida que bajan de peso.

Los participantes que se sometieron a dieta tuvieron reuniones semanales con un nutricionista para hablar sobre cómo modificar los hábitos alimentarios, mientras que los que hicieron ejercicio acudían a un entrenador todas las semanas. La pérdida de peso promedio en cada grupo fue casi idéntica (unos 7,70 kilos en un año). Pero mientras que los que hicieron dieta perdieron masa muscular, fuerza y resistencia, los que hicieron ejercicio las preservaron

Sin embargo, nada de eso significa que la dieta y la nutrición no son importantes, subrayaron los autores. La forma en que comemos es vital para la salud general y es clave para bajar de peso, incluso para las personas que hacen ejercicio.

DIETA DIARIA PARA LA TERCERA EDAD.

comidaSanaLas grasas constituirán un 25% del aporte nutricional total. Dentro de éstas, es importante propiciar más el consumo de las poliinsaturadas frente a las saturadas, ya que es perjudicial abusar de ellas. Las primeras las encontramos en los vegetales y el pescado.
Las proteínas suponen un 20% de la dieta en la tercera edad. Por tanto, para no exceder esta cantidad, siempre es preferible preparar pescados antes que carnes, a la vez que se combinan con verduras y hortalizas. El consumo de lácteos es necesario de forma especial en esta etapa, ya que representan una fuente fundamental de calcio, cuya carencia acelera la osteoporosis; desnatados serán aún más saludables.
Los hidratos de carbono llegan a un 55%, que conviene conseguir en su variante compleja, y que encontraremos en cereales, vegetales, frutas y legumbres. Asimismo, estos alimentos son una fuente importante de fibra.
Las vitaminas son tan importantes a esta edad como lo han sido en todas las etapas del crecimiento, así como los minerales; entre ellos destaca la importancia del calcio, ya que los huesos experimentan un proceso degenerativo que este compuesto ayuda a prevenir, magnesio, indispensable para el buen funcionamiento muscular y zinc, que es necesario para el sistema inmunológico y va desapareciendo con la edad.

Limitaciones para gozar de buena salud.
El abuso de las grasas suele tener como resultado la obesidad y una subida de los niveles de colesterol que afecta de forma muy negativa al organismo. Por ello es importante no utilizar mantequilla ni margarina para cocinar, sustituyéndolas siempre por aceite de oliva. Además, se tratará de reducir en la medida de lo posible los fritos, en favor de la cocción o el horneado.
Asimismo, en la mayoría de los casos, aunque no es necesario eliminarla por completo, es posible sustituir la carne roja, como la ternera, por la blanca, por ejemplo, el pollo o el pavo. Los embutidos también se limitarán al máximo, así como la bollería industrial.
Los problemas de corazón son una amenaza en la tercera edad y la hipertensión es una de las alarmas que se disparan. Para prevenirla es importante reducir la sal en las comidas; esto no es sinónimo de tomarlas insípidas, sino que disponemos de una alternativa: añadir especias. El tomillo, el romero o el laurel darán sabor a nuestros platos.
Por supuesto, se tomarán en consideración las restricciones de ciertos alimentos a las que están sometidos los diabéticos. Reducirán aún más el contenido graso de los alimentos, así como el azúcar, que será sustituido por la sacarina.
Con unos cuidados mínimos, la alimentación en la tercera edad no será un problema para mantener la buena salud, eso sí, cuidando, incluso más que en otras etapas, los excesos.

Fuente:Facilisimo.com

CUIDADOS EN LA ATENCIÓN DE LOS PACIENTES DE EDAD.

curso-ancianosEl cuidado de los mayores exige una precaución pluridisciplinaria como controlar la dieta, el ejercicio, la vacunación y la administración de medicamentos en forma regular.

Es sabido que de la atención médica de las personas mayores forman parte, (dada la diversidad de síntomas), distintos especialistas de la salud, quienes muchas veces medican en base a la enfermedad a tratar, sin tener en cuenta la sumatoria de medicamentos que en las diversas visitas acumula el paciente.

Es por ello que para evitar la polifarmacia, el paciente debe contar con su médico de cabecera, quien debe regular y chequear su medicación de base a fin de que no se produzcan interacciones medicamentosas desagradables, secundarismos y/o acumulación de droga en sangre.

Asimismo, la toma de cada medicamento debe tener un orden horario, a veces en directa relación con las comidas, por ello se recomienda al personal a cargo del cuidado del paciente el uso de pastilleros con fecha y hora de la toma, a fin de evitar que en uno de los frecuentes descuidos u olvidos, se ingiera en más o en menos el mismo medicamento.

Además de regular la posología ( dosis), el médico de cabecera observará la forma de presentación del comprimido a tomar, ya que muchas veces los trastornos en la deglución impiden el cumplimiento fiel del tratamiento.

La dieta y el ejercicio deben ser parte del cuidado integral del paciente de edad. La calidad de los nutrientes, la presentación, la diversidad de gustos y olores, la condimentación y el respeto por las indicaciones médicas ante alguna patología ya declarada (diabetes, HTA, ateroesclerosis, gota, etcétera) son importantes. El ejercicio, que puede ser programado, deberá consistir en caminatas, evitando todo tipo de sobreexposición al esfuerzo.

Las consultas al médico de cabecera deberán ser regulares, y aún ante el mejor estado general no deben ser inferiores de tres al año. El chequeo médico con los controles de análisis clínicos y la posibilidad de efectuar radiografías deben tener una regularidad preventiva.

La vacunación, (entiéndase la indicada para esta edad), por ejemplo la gripe, comienza su campaña en el otoño y está indicada por las Instituciones oficiales, aunque siempre deben contar con la aprobación del médico.

La Pneumo 23 en los bronquiales crónicos y enfisematosos, previene la posibilidad de infecciones respiratorias y se recomienda para la gente mayor también en el comienzo del otoño.

La antitetánica, con una dosificación 0 – 1 – 12 meses, ofrece una inmunidad por 10 años, cosa valiosa para quienes están expuestos por incapacidad a accidentes domésticos, caídas, etcétera. En caso de viajes, las vacunas para el cólera y la fiebre amarilla podrán ser de requerimientos si se visita países endémicos.

Con respecto a la prevención de los accidentes en la vida cotidiana, generadores de caídas y/o traumatismos con consecuencias que pueden ser de gravedad, los factores como la iluminación ambiente, la disposición del mobiliario, la adaptación de camas y sanitarios a la altura óptima para el paciente, la utilización de calzado antideslizante, barrales de apoyo en pasillos y baños, así como la instrumentación de bastones o trípodes, constituyen un capítulo al que detalladamente le damos forma en una nota preliminar.

Cuidados básicos en la alimentación

Es indispensable tener en cuenta que las necesidades energéticas están disminuidas en la tercera edad. Se necesita el 50 por ciento de la energía y no más, y se dará en forma de carbohidratos. Los requerimientos de proteínas están aumentados.

Las necesidades de minerales, oligoelementos y vitaminas están incrementados. El calcio, hierro, vitamina C, deben ser ajustados así como algunos oligoelementos importantes en la vejez como: el selenio, el zinc, el iodo y el cromo .

Una buena dieta persigue estos objetivos:

1) Debe ser equilibrada, variada y agradable al gusto y al olfato.

2) No debe contener alimentos nocivos, debe ser completa y de fácil digestión.

3) Es necesario que sea de su aceptación.

4) Tiene que incluir una buena ingesta de líquidos.

5) Se deben reducir al máximo posible los condimentos.

En el caso de presencia de alguna patología, es necesario revisar la composición de la dieta para que, cubriendo las necesidades calórico – proteicas no se perjudique la evolución de la enfermedad. (Por ejemplo: reducir el colesterol en la ateromatosis; las grasas en las cardiopatías, los azúcares en las diabetes).

Hay que suplementar con fibras los casos de estreñimiento, diverticulosis, hemorroides, etcétera.

A la hora de programar las dietas, hay que tener en cuenta las interacciones fármaco – nutrientes en los pacientes.

Es conveniente estimular a la persona mayor  a realizar ejercicios programados para que le apetezca comer y al ingerir calorías las acompañe del resto de los nutrientes. Fuente: enplenitud