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LAS BARRERAS DE LA SORDERA

Las personas sordas o con discapacidad auditiva se quejan de las trabas con las que se topan al realizar gestiones o intentar participar como el resto de la ciudadanía. No se consideran integradas a pesar de ser miles y reclaman las medidas oportunas para subsanarlo.

La Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) ha iniciado la campaña de sensibilización «Queremos la Anexión» para que no se consideren «extranjeras en su propio país». Se quiere mostrar la realidad de estas personas, cómo se sienten al enfrentarse a determinadas situaciones y «desmantelar todas las fronteras que les separan del resto de la sociedad».

Son más de un millón de personas que no oyen o escuchan con dificultades. De éstas, 7.000 no han cumplido los seis años de edad y un 10% cuentan con certificado de discapacidad -se les considera los más vulnerables-.

La solución, asegura el presidente de la CNSE, Luis Cañón, «pasa por incorporar diariamente pequeñas soluciones que contribuyan a crear un mundo sin fronteras, un mundo diseñado para todos».

Lengua de signos
La reclamación más reiterada es la aplicación de la lengua de signos, tener la posibilidad de comunicarse de esta manera en diferentes ámbitos. Según datos de la confederación, en España hay 2.781 intérpretes de lengua de signos acreditados, pero sólo un 25% trabaja como tal: un intérprete por cada 143 personas sordas y con discapacidad auditiva, mientras que en otros países europeos el ratio es de un intérprete por cada 10 personas sordas, asevera la CNSE.

Quienes se comunican de esta manera son más de 400.000. Una cuarta parte son sordas y el resto, oyentes que usan la lengua de signos por cuestiones familiares, afectivas o profesionales. Este sistema está reconocido mediante una ley cuyo objetivo es conseguir mayores cuotas de participación social.

Barreras diarias
La falta de participación es la cuestión que más preocupa a las personas sordas o con discapacidad auditiva. En ocasiones, viven un doble aislamiento que les impide el acceso a la información y les dificulta -o imposibilita- la consecución de ciertos derechos y deberes.

Una de las medidas desarrolladas por la CNSE es la elaboración de regulaciones legales y normativas de calidad de aplicación estatal, junto con labores de información y sensibilización a las entidades públicas, privadas y a la sociedad en general «sobre la importancia de la accesibilidad a la información y la comunicación».

Los frutos de este esfuerzo se traducen, entre otras cosas, en un convenio de colaboración con el Ministerio de Educación para facilitar las gestiones relacionadas con el ejercicio de los derechos y deberes básicos de ciudadanía. La confederación coordina los servicios que se ajustan al convenio, a través de la red de federaciones autonómicas de personas sordas y de la Fundación CNSE.

MEMORIA PARA LA TERCERA EDAD

Se han organizado grupos y programas que se preocupan del adulto mayor en la parte física, recreativa, sin descuidar la salud, pero no ha existido la preocupación por mantener a estos adultos mayores con su memoria en optimas condiciones , desde aquí nace está preocupación por mantener , acondicionar y mejorar sus condiciones de memoria, para así mejorar con ello su calidad de vida.

Envejecer no es sinónimo de enfermedad, demencia senil o ausencia de deseo sexual. Tampoco lo es de carencia de capacidad productiva o creativa ni de un estado de eterno cansancio que obliga a llevar una vida sedentaria.

Y, es que el envejecimiento bien llevado consiste, sencillamente, en vivir más y disfrutar del tiempo libre haciendo lo que no se pudo, no se quiso o no se supo hacer antes de alcanzar la madurez. Sin embargo, la sociedad todavía no ofrece suficientes propuestas para llenar los momentos, de ese periodo de la vida y da la espalda a la realidad, a pesar de que dentro de 30 años la mitad de la población de este país estará jubilada o en vísperas de hacerlo. A esto se le añade el aumento de la esperanza de vida, situada en los 76,9 años, con lo que tras el retiro laboral, ¿qué sucederá con su memoria si no nos preocupamos de ella?

Debemos permanecer activos intelectualmente, sin descuidar las facultades mentales. Activar diariamente nuestros mecanismos de aprendizaje. Hacer cosas nuevas cada día, aún que sea limpiarnos los dientes con la otra mano.

Aprender a mantener activa su memoria, proporciona una beneficiosa sensación de satisfacción personal y confianza en sí mismo.

Ayuda a vencer la depresión y a seguir activos, ya que obliga a salir de casa, ir al encuentro con otras personas que están en sus mismas o similares condiciones o simplemente que han vivido un mismo tiempo histórico …

“nuestra sociedad debe prepararse para un envejecimiento saludable, activo, que promueva la independencia de las personas y que convoque a hacerse cargo de nuevos desafíos”.
Enviado por Myriam Vergara

SEGURIDAD VIARIA EN LA TERCERA EDAD

conductoraEn Europa  y practicamente en todo el mundo hispano la Tercera Edad es un grupo que poco a poco va tomando más importancia, ya que se estima que para el año 2025 en Europa habrá un 25% de población mayor de 60 años. De este porcentaje, se estima que dos terceras partes serán conductores.

Factores como la mejor calidad de vida y, sobre todo, los excepcionales avances en la medicina moderna han logrado que los mayores de 60 años sean personas con una mejor calidad de vida. Por desgracia, la decadencia física es inevitable, aunque no se manifiesta de la misma forma en todos los individuos (hay personas de 80 años que tienen mejor la salud y reflejos que otros a los 60 años y viceversa).

Seguros y permisos
Las aseguradoras de vehículos consideran que a partir de los 65-70 años estamos hablando de un nuevo grupo de «alto riesgo»,  aunque estos datos varían en función de la aseguradora.
Estadísticamente está demostrado que la franja de edad superior a los 70 año, ocasionan o sufren un mayor índice de siniestralidad. Además, las lesiones recibidas son de mayor importancia, tanto por su intensidad como por los periodos de recuperación.

En España, los permisos de conducir carecen de límite de edad a la hora de la renovación, aunque a partir de los 45 años las revisiones médicas se han de pasar cada cinco años, y desde los 70 deben de ser anuales.
Las principales causas por las que no se renueva el permiso de conducir a los mayores son por  deficiencias: visuales, psicológicas y auditivas, seguidas de otras como enfermedades cariocirculatorias o limitaciones de movilidad.

Limitaciones por la edad.
A medida que envejecemos, la percepción de la realidad comienza a ser errónea, provocando que no tengamos toda la información en un caso extremo o tardemos más en reaccionar y, por tanto, aumentando el riesgo de sufrir un accidente, tanto como peatón como conductor.

Si hablamos de deficiencias, las podemos agrupar en tres:

Pérdida de agudeza visual.
Disminución de la agudeza visual, así como de la facilidad para recuperarse ante un deslumbramiento, todo esto influye en empeorar los posibles cálculos de las distancias de seguridad o una reducción del campo de visión.

Reducción de la eficiencia auditiva
Imposibilidad de discernir entre sonidos o, peor aún, la imposibilidad de determinar su procedencia exacta. Este tipo de deficiencias se manifiestan, sobre todo, en los tonos agudos.

Por último, deficiencias motoras como la lentitud en las reacciones, perdiendo la coordinación en los movimientos y la facilidad de ser más afectado por síntomas como el sueño.

Un problema adicional al que se ven limitados los mayores es que su situación es difícilmente asumible, lo que entraña un peligro adicional. Es muy típico, entre personas mayores, tener una mayor sensación de autoconfianza, pensando que la «experiencia» suple cualquier defecto de la edad o que por ser personas mayores tienen prioridad, por ejemplo, cruzando la calle por una zona indebida. Este tipo de imprudencias se cometen inconscientemente, ya que la pérdida de agilidad en los sentidos es normalmente gradual y, poco a poco, nos acostumbramos a nuestras limitaciones.

Otro peligro alternativo es el mayor consumo de fármacos, muchos de ellos con efectos secundarios que afectan a todo el que los consume, pero mucho más a las personas mayores. Aunque no existen cifras exactas, se estima que más de 5% de los accidentes de tráfico son debidos a maniobras incorrectas producidas por las reacciones adversas originadas por algún tipo de medicamento.

Enrique Maldonado