VEJEZ CRONOLÓGICA Y JUVENTUD DE ESPÍRITU

Muchas personas tienen una concepción negativa de la vejez. Creen que al llegar a esa edad, los aquejará el dolor de espalda y el bastón se convertirá en su compañero inseparable. Sin embargo, siguen ingiriendo grasas saturadas por montones, las cuales van acabando lenta y silenciosamente con su salud.
Hoy en día, se tiende a determinar la edad de una persona por sus habilidades sociales e intelectuales y no por los años que marcan el calendario. La edad avanzada se inicia cuando las enfermedades y la invalidez se convierten en factores de impedimento para la realización de nuestras actividades cotidianas.
Lo cierto es que algunas personas ya son viejas aunque sean jóvenes cronológicamente, porque no pueden sobreponerse a una circunstancia adversa y pierden las ganas de vivir. En cambio, otras personas de más años tienen un espíritu joven y lleno de vida, transformando sus problemas en oportunidades de superación y fortalecimiento personal.
En las sociedades occidentales, el 80% de las personas mayores de 65 años sufre de algún problema de salud relacionado con el aumento de presión sanguínea, la artritis o padecimientos cardíacos. No obstante, la mayoría de estas enfermedades no son motivo de incapacidad y se pueden controlar con un estilo de vida saludable.
Así mismo, los olvidos -en caso de que no sean producidos por el Alzheimer- pueden provenir de ansiedades, tensiones o apatías no necesariamente vinculadas al avance de la edad.
En relación a la fuerza, que no es lo mismo que fortaleza (de la espiritual), la juventud tiene ventaja sobre la ancianidad. Sin embargo, esta es símbolo de experiencia, confianza y mejor juicio para tomar decisiones saludables que hagan de nuestra calidad de vida un signo de envidia para muchos jóvenes de edad, pero viejos de espíritu.
Fuente: Diehl, Hans y Ludington de «Vida dinámica»

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