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MUJERES EN LA TERCERA EDAD … Y LA VIDA CONTINÚA.

El incluir la perspectiva de género transversalmente en una política pública puede abualapermitir tanto visualizar la forma en que un problema social afecta distintamente a mujeres y hombres, así como incorporar medidas que vayan en la línea de superar las desigualdades que se producen, en ese caso, al momento de jubilar.

Siguiendo con las problemáticas de las mujeres en la tercera edad, una realidad que está recientemente comenzando a visibilizarse gracias a la perspectiva de género es el trabajo gratuito que realizan tanto en el cuidado de nietos y nietas, como en la continuidad de las tareas del hogar que venían realizando toda su vida.

Según Sara Arber y Jay Ginn, existe aparentemente la posibilidad en la vejez de las mujeres de ampliar sus roles más allá de lo que tradicionalmente realizaban (madres, esposas, trabajadoras asalariadas) por medio de su incorporación a actividades sociales, de ocio, etc. Sin embargo, en la práctica, las ancianas siguen estando más ocupadas que los hombres con las obligaciones domésticas y familiares, sobre todo si están casadas, de manera que tienen menos ‘tiempo libre’ que los hombres jubilados. Esto significa que no existe un cese de la acción productiva por parte de las mujeres, sino que en unos casos una prolongación o en otros, el cambio del tipo de actividad que desarrollaban.

Las diferencias que se producen en hombres y mujeres tienen que ver principalmente con sus historias de vida, el estatus que han adquirido, las experiencias vividas, etc., cada una y todas en conjunto pueden afectar las decisiones, planificación y ajustes al momento de jubilarse. Esto se ha visto reflejado en diversas investigaciones que sugieren que su escasa participación en la preparación para la jubilación está relacionada con los roles tradicionales de la mujer dentro de la sociedad de inferioridad, dependencia y pasividad.

En el caso de las abuelas, su rol de cuidadoras se extiende a la tercera generación, siendo un apoyo imprescindible para una gran cantidad de mujeres que se incorporan al trabajo asalariado sin la posibilidad de optar a instituciones como jardines de infancia o contratar una persona que cuide a los hijos e hijas en casa (obviamente también una mujer). Es así que más allá de los beneficios que la psicología otorga a una relación estrecha entre ambas generaciones (alianza, complicidad, afecto, etc.), la carga que están soportando estas mujeres mayores y su significativo aporte en tiempo de trabajo no está aún reconocido ni valorado como tal, dado que se asume que es el curso natural de cuidado que ya venían haciendo.

Esta situación está generando en muchas mujeres mayores una sobrecarga tanto física como emocional, la cual provoca una enfermedad denominada “Síndrome de la Abuela Esclava”

Este síndrome, investigado y nombrado como tal por el Dr. Antonio Guijarro en el año 2001, se refiere a los efectos somáticos y/o psíquicos que están experimentando las abuelas sometidas estrés, presentándose en forma frecuente y pueden llegar a ser graves, incluso potencialmente mortales. Es así que ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una manifestación de los malos tratos a la mujer.

En el primer estudio que se realizó (C.S.A.E “Cuestionario del Síndrome de la abuela Esclava”, Encarni Liñán 2003), se preguntó a quién se recurre para cuidar a los niños, siendo las abuelas maternas las principales encargadas de esa labor, tanto de forma ocasional como sistemática. Los motivos argumentados tienen relación con no contar con medios económicos, con los lazos afectivos, con la comodidad que significa y porque es gratis.

Así, muchas mujeres en la vejez continúan siendo productivas, a pesar de que se perciba en la sociedad de que su “vida útil” ya terminó y con un creciente deterioro en sus condiciones de vida, tanto por las bajas pensiones que reciben (cuando reciben) como por las tareas que deben seguir desempeñando mientras estén en condiciones físicas y emocionales para hacerlo.
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Mujeres francesas se organizan para vivir «con alegría» su vejez

francesasLas Babayagas, una asociación de ancianas convencidas de que «la vejez es una edad hermosa y no un naufragio», han proyectado en Montreuil, cerca de París, una casa común autogestionada, cuya primera piedra se pondrá en marzo. «Va a ser genial», se entusiasma Thérèse Clerc, una espléndida octogenaria de cabello plateado peinado hacia atrás, y militante feminista.

Gracias a ella, nació en 1997 el concepto de Casas de las Babayagas, una solución para su propia vejez y la de otras mujeres solas, divorciadas o viudas que se niegan a tener un final de vida con atención médica. En los cuentos rusos, Baba-Yaga es una vieja bruja devoradora de niños y, a la vez, una guía que imparte sabiduría. Thérèse y la quincena de mujeres de 59 a 87 años que se han unido a ella ambicionan convertir su futura casa en un «terreno de investigación para todos aquéllos que quieran vivir la vejez con autonomía». Después de diez años y el amargo recuerdo de una despiadada canícula que en el verano de 2003 dejó miles de ancianos muertos en Francia, el proyecto de una vivienda «autogestionada, solidaria y ecológica» para las Babayagas se ha finalmente concretado.

Somos «una raza de mujeres buenas» unidas por un «compromiso ciudadano», dice Thérèse Clerc. Su futuro hogar, cuya apertura está prevista en 2008 y será también «un lugar de muerte serena», no tendrá directora. La casa de tres pisos con ascensores dispondrá de 19 estudios independientes de 35 metros cuadrados, con cocina, ducha y servicio. Los alquileres oscilarán entre 200 y 700 euros mensuales. En la vivienda, no habrá un espacio médico propio: sus inquilinas recurrirán a los servicios de cuidados a domicilio. El resto de la superficie será colectivo. En la planta baja: jardín, biblioteca, amplia sala y spa de 12 plazas (financiado por fundaciones privadas); en el último piso: terraza y taller para las artistas del grupo.

Los hombres, así como las parejas, «que serían como un quiste en un medio homogéneo», no se admitirán. «En las residencias para la tercera edad todo está organizado para los viejos. Aquí nosotras mismas nos organizaremos la vida», explica Suzanne Goueffic, de 76 años, ortofonista jubilada, «irritada por la conmiseración respecto a las personas de edad». Ella no quiere asilos de ancianos, «por muy bonitos que sean», donde «personas sentadas delante de dibujos animados bobos esperan la pitanza, sumidas en sus pensamientos».

Gratis

Para esta casa de 2,8 millones de euros, las Babayagas no han desembolsado un solo euro. El edificio lo construye una entidad pública y está subvencionado. El terreno fue cedido por el ayuntamiento.

Las Babayagas no tienen pensado descansar en casa: quieren montar sesiones de ayuda escolar y una ‘Universidad del saber de los viejos’. El 10 de marzo, organizan un coloquio ‘Miedo a la edad, flor de la edad’.

El concepto de las Casas de las Babayagas, inspirado en experiencias de Europa del norte, ha seducido a otras mujeres, que intentan montar proyectos similares en Toulouse (suroeste) o Brest (oeste).

COLPISA/MONTREUIL (FRANCIA)

LAS MUJERES MAYORES SE APROPIAN DE FACEBOOK

mujeresfacebook-thumbAunque Facebook actualmente es la preferida por millones de jóvenes, hoy hemos conocido que las mujeres mayores de 55 años se están apropiando de esta red, al parecer en ella encuentran el mejor medio de entretenimiento de Internet.

Según Facebook desde el mes de septiembre del años pasado, la vinculación de mujeres de 55 años ha ido ascendiendo, alcanzando mas de 717.000 mujeres, obteniendo de esta forma un crecimiento de hasta el 175 %.

Por otro lado los usuarios con mas ingreso siguen siendo las personas catalogadas entre los 18 y 25 años, quienes representan el 43 %, seguidos de los adolescentes que obtienen el 12 %.

Por estos días Facebook ha sido la palabra mas pronunciada entre el publico, obteniendo de esta forma excelentes registros que la catalogan como la red social mas importante del globo.
Danny