RELACIONES SOCIALES EN LA TERCERA EDAD

Existen diferentes variables que determinan que la persona mayor, perciba una mayor o menor posibilidad de relaciones sociales. En la variable edad, el grupo que mayor porcentaje obtiene es el de m谩s de 75 a帽os.
Muy posiblemente, una vez pasados los primeros momentos en los que se produce un cierto desencanto al no ver cumplidas muchas de las expectativas esperadas, el sujeto se adapta a sus nuevas circunstancias; supera su crisis聽 y retoma unas nuevas estrategias de vida a trav茅s de una reestructuraci贸n cognitiva y del desarrollo de nuevas conductas adaptadas a sus circunstancias vitales. Dentro de estas estrategias estar铆an situadas las relaciones sociales. Aparece as铆 como un elemento b谩sico de la intervenci贸n en el cambio social de la tercera edad el ser capaces de aportar el apoyo social necesario para la adecuada superaci贸n del periodo vital.
Adem谩s, debemos tener en cuenta que este apoyo social es m谩s necesario en el caso de los hombres.
Pues es en este grupo en el que mayores 铆ndice de cambio se operan al llegar el momento de la jubilaci贸n, algo espec铆fico de estas generaciones y que probablemente con la modernizaci贸n y equiparaci贸n de roles sociales que estamos viviendo se ir谩 mermando.
Posiblemente uno de los desencadenantes que mayor peso espec铆fico tengan en esa baja percepci贸n de posibilidad de relaciones sociales sea la p茅rdida del rol laboral, hip贸tesis que desde la teor铆a de la actividad se afirma ya que s贸lo el sujeto activo es un sujeto que esta satisfecho.
Si durante un gran porcentaje de nuestras vidas la mayor ocupaci贸n de nuestro tiempo es el trabajo y por tanto es en 茅l donde desarrollamos gran parte de nuestras relaciones sociales, se hace necesaria una adecuada planificaci贸n de la jubilaci贸n no en el estricto
sentido econ贸mico. Dotar a los sujetos jubilados de actividades con las que realmente se sientan identificados y que no minusvaloren sus capacidades ni hagan que se asuman estereotipos negativos, se plantea como un elemento b谩sico de la intervenci贸n en cuanto a actividades de ocio y tiempo libre.
Dentro del estado civil, parece interesante que sea el grupo de viudos el que obtenga una puntuaci贸n superior. Posiblemente el grupo compuesto por casados siga manteniendo aquellas relaciones sociales establecidas por su propio rol mientras que el
grupo de viudos, adem谩s de seguir manteniendo estas, se plantea que sus relaciones sociales se pueden enriquecer y crecer en 茅ste periodo del ciclo vital. Esto de nuevo nos da una idea de que el periodo de la jubilaci贸n, a煤n a expensas de estar viudo, es decir, haber sufrido el acontecimiento vital m谩s estresante que se puede vivir, puede seguir plante谩ndose como un per铆odo de desarrollo social y personal, de crecimiento y de mejora y no como una l铆nea en continuo declive en la que la soledad es uno de los centro vitales de su vida.
Por 煤ltimo, en la variable estudios,聽 es el grupo de no sabe leer ni escribir el que percibe un mayor incremento en sus posibilidades de relaciones sociales frente a grupos con estudios primarios y bachiller que son los que menos posibilidades perciben en cuanto a relaciones sociales.
Como conclusi贸n final, diremos que la jubilaci贸n no tiene por qu茅 ser un periodo en que el nivel de relaciones sociales disminuya sino que por el contrario, puede ser un momento como cualquier otro periodo evolutivo de crecimiento social. Lo que s铆 parece
necesario es dotar a los sujetos de aquellos elementos necesarios para que ese desarrollo social se produzca y genere una serie de apoyo de calidad que mejore el ajuste psicol贸gico de los sujetos

PROF. J. C. MELENDEZ
FACUL TAD DE PSICOLOGIA
UNlVERSITAT DE VALENCIA.

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