LA DIGNIDAD DE UN IMPERIO – Relato

Surgió un pequeño problema de índole higiénica en el lavabo de caballeros.
Las auxiliares se quejaban de que el acto masculino de la micción carecía de puntería, en general y se pasaban la vida, limpiando suelo y alrededores de la taza del inodoro producto de errores logísticos de los usuarios.
Hubo una reunión higiénico-sanitaria de todos los varones que podían comprender el diálogo, en el salón pequeño. Era una convención privada y parecía más discreto el saloncito al abrigo de la sección femenina que quizás habría hecho comentarios de mal gusto.
Se informó lo más profesionalmente que supimos, del dilema en cuestión, a la vez que se sugirió más que se ordenó la posible solución. A partir de aquel momento, el acto privado de orinar debería efectuarse sentado y cuidando de que todo fuera a su destino sin variantes de rumbo.
Los interfectos guardaron un silencio exculpatorio hasta que Florentino, que en su juventud fue legionario, se adelantó al grupo y como si fuera su portavoz, exclamó:
-¡Imposible!, Un caballero español siempre mea de pie.

Joan Font – FONI.

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