ABUELOS Y NIETOS

Muchos son los adultos/as mayores que disfrutan de la abuelidad, se divierten con sus nietos/as, vuelven a recuperar la capacidad de jugar, pasan una tarde en la plaza hamacando al niño/a, dándole de comer a las palomas, comprando pochoclo y por qué no gritando “nene/a bajate de ahí que te vas a romper el alma”.

Son esos abuelos/as que cuentan anécdotas de cuando eran pequeños o de lo que hacían el papá o la mamá cuando eran chicos, trasladándolos con la imaginación a una época donde no había televisión, celulares, playstation, ni computadoras, recitando poesías, relatando cuentos, recordando canciones y juegos.
También hoy son muchos los abuelos/as que participan activamente en la crianza de los nietos/as, dado que la mamá y el papá trabajan, y los llevan al colegio, los pasan a buscar, están pendiente de la comida y de las tareas y reuniones escolares.
Pero no siempre el título de abuelo/a va unido al ejercicio de ese rol, por distintas cuestiones familiares -peleas con los hijos/as, nueras/yernos, con los propios nietos/as, por falta de sentido de trascendencia, por egoísmo-. Y en esta clase de vínculos todos pierden, los chicos/as y los grandes.

Envejecimiento activo

Los especialistas señalan que el vínculo abuelo/a-nieto/a es muy fuerte y positivo, favorece un envejecimiento activo, mejora la socialización de los niños y ambos ganan seguridad y confianza.
Sin embargo advierten que cuando la responsabilidad de los/as mayores con los niños/as es muy grande, cuando hay una sobrecarga de tareas (abuelos/as full time), se corre el riesgo de sufrir un agotamiento emocional. Por lo que recomiendan aprender a establecer límites claros, ayudar a los hijos/as pero dejarse un tiempo para uno/a, para los gustos, proyectos, y de esa forma también se les enseña a los hijos/as y niños/as a hacerse respetar y ponerle límites a los demás.
La abuelidad supone afecto, contención, tolerancia y apoyo; la brecha intergeneracional se acorta y permite la comunicación, la transmisión de saberes y valores, y así se convierte en una experiencia enriquecedora.

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