VIDA AFECTIVA EN LA TERCERA EDAD

Tradicionalmente, la Psicología de los mayores se ha venido entendiendo viejosancianoscomo una psicología del deterioro, de pérdidas en todos los ámbitos de la vida de la persona, tanto a nivel de las capacidades cognitivas como funcionales y sociales. Esto ha contribuido a generar una imagen negativa de esta etapa del ciclo vital, tanto para la sociedad en la que vivimos como entre los propios mayores, que han asumido como características propias que ya no valen para nada, que a su edad ya no se pueden aprender cosas nuevas y que son un estorbo para su familia y para la sociedad.

Ciertamente, con el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que afectan a diferentes áreas, cambios a nivel fisiológico, a nivel cognitivo y a nivel social. Sin embargo, estos cambios por sí mismos no tienen porque impedir el desarrollo de las actividades cotidianas que hasta entonces venía realizando la persona.

Uno de los factores objetivos que más ha influido en el mantenimiento de los estereotipos que se manejan de la vejez es el deterioro de la salud y, más concretamente, el deterioro funcional asociado, ya que es lo que contribuye, en gran medida, a limitar la autonomía personal del individuo.

Pero esta pérdida de autonomía no es exclusiva de la vejez ya que las situaciones de dependencia pueden aparecer en cualquier momento de nuestro ciclo vital. Por ello, asociar la vida afectiva de los mayores a inevitables sentimientos de tristeza, de vacío, de soledad y de aislamiento son estereotipos que no se ajustan a la realidad de muchos de ellos.

Las conclusiones de un número importante de estudios   realizados sobre los mayores revelan que un porcentaje muy elevado de personas llega a la
vejez en buenas condiciones físicas y psicológicas, con ganas de disfrutar de la vida y de seguirmanteniéndose activos.

El colectivo de mayores constituye un grupo muy heterogéneo en el que no todos presentan la misma problemática ni existe uniformidad en la manera en que cada uno de ellos afronta los cambios y las pérdidas que, como en otros momentos de la vida se producen.

En cuanto a la vida afectiva y sexual de los mayores, basta decir que si existe un aspecto intrínseco al ser humano que difícilmente puede anularse es la capacidad para sentir y para amar, independientemente de la edad que se tenga. El sexo en la edad avanzada está lleno de tópicos y de mucha ignorancia. El envejecimiento es un proceso fisiológico, no una enfermedad, por lo que la aproximación al sexo de cada persona no depende directamente del hecho en sí de cumplir años, sino de la manera en que la persona haya vivido y disfrutado su propia sexualidad. Las personas que gocen de buena salud y les guste el sexo seguirán disfrutando de él, buscando conductas alternativas pero igualmente satisfactorias.

La estabilidad afectiva con la que llegan las personas a la vejez tampoco es igual en todos los individuos sino que va a depender de lo que hayamos ido sembrando por el camino, de los hábitos saludables que hayamos tenido, de las relaciones interpersonales que hayamos mantenido, de la propia sensación de haber disfrutado de la vida…

reconocerse3La vejez no supone un parón en la vida de la persona, sino más bien debe verse como un proceso continuo de crecimiento en el que los mayores siguen ocupando un lugar en la sociedad y desempeñando un nuevo rol.

El equilibrio afectivo en esta etapa pasa por la aceptación de uno mismo, de los fracasos y de los logros conseguidos. Es el momento de seguir planteándose nuevas metas y nuevos intereses. Nunca debemos olvidar que mientras se vive se conserva la capacidad para disfrutar de los placeres que la vida nos ofrece.

Espero y deseo que así sea. No olvidemos que unos antes y otros después, pero todos vamos camino de la vejez.

resumen del articulo de
Patricia Morán Colmenar

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