SEGURIDAD VIARIA EN LA TERCERA EDAD

conductoraEn Europa  y practicamente en todo el mundo hispano la Tercera Edad es un grupo que poco a poco va tomando más importancia, ya que se estima que para el año 2025 en Europa habrá un 25% de población mayor de 60 años. De este porcentaje, se estima que dos terceras partes serán conductores.

Factores como la mejor calidad de vida y, sobre todo, los excepcionales avances en la medicina moderna han logrado que los mayores de 60 años sean personas con una mejor calidad de vida. Por desgracia, la decadencia física es inevitable, aunque no se manifiesta de la misma forma en todos los individuos (hay personas de 80 años que tienen mejor la salud y reflejos que otros a los 60 años y viceversa).

Seguros y permisos
Las aseguradoras de vehículos consideran que a partir de los 65-70 años estamos hablando de un nuevo grupo de «alto riesgo»,  aunque estos datos varían en función de la aseguradora.
Estadísticamente está demostrado que la franja de edad superior a los 70 año, ocasionan o sufren un mayor índice de siniestralidad. Además, las lesiones recibidas son de mayor importancia, tanto por su intensidad como por los periodos de recuperación.

En España, los permisos de conducir carecen de límite de edad a la hora de la renovación, aunque a partir de los 45 años las revisiones médicas se han de pasar cada cinco años, y desde los 70 deben de ser anuales.
Las principales causas por las que no se renueva el permiso de conducir a los mayores son por  deficiencias: visuales, psicológicas y auditivas, seguidas de otras como enfermedades cariocirculatorias o limitaciones de movilidad.

Limitaciones por la edad.
A medida que envejecemos, la percepción de la realidad comienza a ser errónea, provocando que no tengamos toda la información en un caso extremo o tardemos más en reaccionar y, por tanto, aumentando el riesgo de sufrir un accidente, tanto como peatón como conductor.

Si hablamos de deficiencias, las podemos agrupar en tres:

Pérdida de agudeza visual.
Disminución de la agudeza visual, así como de la facilidad para recuperarse ante un deslumbramiento, todo esto influye en empeorar los posibles cálculos de las distancias de seguridad o una reducción del campo de visión.

Reducción de la eficiencia auditiva
Imposibilidad de discernir entre sonidos o, peor aún, la imposibilidad de determinar su procedencia exacta. Este tipo de deficiencias se manifiestan, sobre todo, en los tonos agudos.

Por último, deficiencias motoras como la lentitud en las reacciones, perdiendo la coordinación en los movimientos y la facilidad de ser más afectado por síntomas como el sueño.

Un problema adicional al que se ven limitados los mayores es que su situación es difícilmente asumible, lo que entraña un peligro adicional. Es muy típico, entre personas mayores, tener una mayor sensación de autoconfianza, pensando que la «experiencia» suple cualquier defecto de la edad o que por ser personas mayores tienen prioridad, por ejemplo, cruzando la calle por una zona indebida. Este tipo de imprudencias se cometen inconscientemente, ya que la pérdida de agilidad en los sentidos es normalmente gradual y, poco a poco, nos acostumbramos a nuestras limitaciones.

Otro peligro alternativo es el mayor consumo de fármacos, muchos de ellos con efectos secundarios que afectan a todo el que los consume, pero mucho más a las personas mayores. Aunque no existen cifras exactas, se estima que más de 5% de los accidentes de tráfico son debidos a maniobras incorrectas producidas por las reacciones adversas originadas por algún tipo de medicamento.

Enrique Maldonado

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