LOS PERROS ALEGRAN LA VIDA EN LAS RESIDENCIAS DE ANCIANOS

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Hay quien cruelmente ha llamado
“antesalas  de la muerte”
a los asilos de ancianos,
y me parece muy fuerte.
Hoy se inventó el eufemismo
de “residencias geriátricas”,
que significa lo mismo
de forma menos traumática.

Pero hay una realidad
que no puede soslayarse:
un asilo es soledad
a la que uno ha de adaptarse
porque ha cambiado el entorno,
cambian con él las costumbres,
lo cual produce un trastorno,
y es preciso se vislumbre
un resquicio de alegría
en el tren del día a día,
y que el buen humor alumbre.

Hay en Navarra un asilo
que todo esto ha valorado
iniciando un nuevo estilo
de vida entre los ancianos,
e introdujo la presencia
de algunos perros-mascota
que al asilo ponen nota
de positiva influencia,
y quitan, en cierto modo,
del anciano la morriña,
y sucede   sobre todo
que con ellos se encariñan.

Un perro ofrece alegría,
un perro es un buen amigo.
Da el perro la compañía
que, a veces, no dan los hijos.

El Vate Impenitente

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