LONGEVIDAD EN CASA

cienSegún un estudio de la consultora TNS Gallup, 7 de cada 10 personas mayores de 65 años insisten en que su propia casa es el lugar en el que prefieren estar. Sin embargo, es necesario establecer límites. “Conviene hablar francamente con los padres y barajar los pros y contras de cada situación, dejando en claro lo que cada parte tendrá que ceder.

Por ejemplo, si los padres optan por vivir solos a muchos kilómetros de los hijos, tienen que saber que no los podrán ver constantemente o todo el tiempo que quisieran. Hay padres que le dicen a sus hijos ‘no quiero que una chica me ayude, me alcanza con que vos vengas todos los fines de semana’, pero se olvidan que a veces los hijos no pueden responder a esa exigencia y terminan haciendo malabares en detrimento, por ejemplo, del cuidado sus propios hijos”, sintetiza Toppelberg.

Actualmente, prolongar el tiempo de estadía de las personas en sus casas es una opción válida si se aprovechan al máximo los avances tecnológicos, la selección de profesionales idóneos y especializados en las necesidades y requerimientos de la vejez y los espacios de integración de los centros de jubilados u hogares de día. El sistema de teleasistencia, muy difundido en España y Estados Unidos, llegó hace seis meses a la Argentina y permite que la persona se comunique ante una emergencia con sólo pulsar un botón o a través de un sistema de sensores colocados en los lugares de la casa más visitados. “Se trata de una pulsera que al ser presionada, lo comunica inmediatamente con un profesional que puede socorrerlo al mismo momento que avisan a un familiar”, cuentan desde Atempo, la empresa que lo distribuye en el país.

El servicio básico cuesta $ 120 mensuales. Por otro lado, en la ciudad de Buenos Aires funciona un promedio de 20 centros de día y 800 centros de jubilados, y pueden ser contactados a partir de los Centros de Gestión y Participación (CGP) de cada barrio. Estos lugares ofrecen clases de yoga, computación, pintura o ajedrez, además de promociones de viajes.

“Envejecimiento no es lo mismo que enfermedad. La mayoría de la población de más de 60 años puede realizar cualquier tipo de actividad. Pero eso no quiere decir que tengan que hacer cosas de jardín de infantes”, alerta el médico René Knopoff. Y sabe de lo que habla. Es el Director de la Escuela de Gerontología de la Universidad Maimónides, una carrera de cuatro años que desde 1999 forma profesionales especializados en la tercera edad, una disciplina en la que nuestro país lleva la delantera en América Latina.

Actualmente en Argentina y en el mundo comienza a aparecer un fenómeno completamente nuevo: la etapa de la vejez se extiende porque la gente vive más, mientras que las familias con gran cantidad de hijos ya forman parte del pasado. Con estas perspectivas de alta longevidad y baja natalidad, los especialistas en tercera edad son muy requeridos, aunque insisten en que falta prevención: una larga vida no es sinónimo de buena salud.

Quienes se reciben de gerontólogos pueden encargarse de organiz­­ar un plan de trabajo para prevenir asesoramiento particular en cada caso. Están capacitados, por ejemplo, para disminuir los factores de riesgo de la casa, como muebles en punta o superficies resbaladizas; preparar una serie de actividades recreativas convenientes de acuerdo a los gustos y tiempos de la persona o preparar al grupo familiar para saber cómo posicionarse frente a una convivencia de los padres mayores con sus hijos, por ejemplo. Los honorarios rondan los $ 100 la consulta. Los asistentes cobran entre $ 10 y $ 20 la hora y pueden ser contratados para ir algunas horas a la casa. “Su tarea es asegurar el confort de la persona en todos los sentidos. Hay que tener en claro que no son enfermeros, aunque tienen conocimientos básicos sobre curaciones o control de presión, y se encargan de que la persona cumpla con el horario de la medicación”.

Fuente: Taringa

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