JUBILACIÓN Y TERCERA EDAD: ¿Principio del Fin?

la-vejez-de-don-juanAlgunos esperan la jubilación con ansia, para sentirse liberados del yugo esclavizante del trabajo. Otros la observan “desde lejos”, como si no fuera a llegarles nunca. Pero a casi todos, sean cuales sean las expectativas personales, les supone un shock emocional y un proceso adaptativo que puede convertirse en un serio trastorno depresivo. Cuando en muchos países del mundo se está debatiendo retrasar la edad de jubilación para aliviar las arcas del estado de las prestaciones sociales, amparados por la indiscutible realidad social del aumento de la longevidad, la jubilación regresa a los foros de opinión con más fuerza que nunca. Pero… ¿estamos preparados para enfrentarnos a ella?

Principio del fin
La jubilación puede llegar a eliminar de golpe los estímulos que son indispensables para motivarse ante la vida. Es un cambio brusco y total, que afecta a la esfera socio-profesional y familiar de forma violenta y que puede conducir al individuo a un estado de frustración y desmotivación, que son fuente de profundo estrés y causa probable de una futura depresión. El papel que desempeñábamos en la sociedad (empleado, directivo, artesano, etc.) o la consideración social que generaba la profesión, así como la seguridad que ofrecía su salario mensual, se vienen abajo. El estrés y la desazón interior son agravados por las siguientes causas:

  • El jubilado se ve frecuentemente marginado en los sectores activos de la sociedad (al menos en la sociedad occidental aún no existe un mecanismo de plena integración). Los jubilados son desplazados al terreno “de otros jubilados”.
  • Los modelos de lenguaje usados habitualmente en la sociedad son marcadamente peyorativos hacia el colectivo: “viejo verde”, “carcamal”; etc.
  • El decaimiento del vigor sexual aumenta su frustración. En la mayor parte de los casos esta pérdida de vitalidad sexual viene determinada por el estrés desencadenado a raíz de la mala adaptación psíquica del individuo desde su jubilación.
  • Pérdida de la motivación de cara al futuro, lo que aumenta la sensación de frustración.

La jubilación resultará más traumática en aquellas personas en las que el trabajo era su única motivación y prioridad en la vida. Este enfoque exclusivo proyectado en el trabajo es debido a que casi nunca se prepara una alternativa válida para después de la jubilación. No se promueven ni se buscan alternativas post-laborales.

Millones de personas, a partir de los sesenta y cinco años, se ven abocadas a la marginación social y van cayendo de forma alarmante en conductas depresivas, cuando por el contrario podrían dedicarse, para el resto de sus días, a otras labores extra-profesionales altamente estimulantes, como la música, la pintura, estudios especiales y labores de cooperación, solidaridad y auxilio social, entre otras.

Por Javier Akerman

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