EL VINO COMO ANTIDEPRESIVO

vinoEl vino como antidepresivo

El cate­drático de Psi­quia­tría de la Uni­ver­si­dad Com­plu­tense y pre­si­dente de la Fun­da­ción para la Inves­ti­ga­ción del Vino y la Nutri­ción (FIVIN), Enri­que Rojas, sos­tiene que un vino de cali­dad de entre 11 y 13 gra­dos tomado con mode­ra­ción es un ali­mento, pero tam­bién un anti­de­pre­sivo.

En una reu­nión sobre «Vino, Nutri­ción y Salud», impul­sada por la FIVIN, el psi­quia­tra Enri­que Rojas subrayó que el vino tiene efec­tos bene­fi­cio­sos desde el punto de vista fí­sico y psi­co­ló­gico, cuando es tomado con mode­ra­ción –una o dos copas dia­rias de un vino de cali­dad–.

Autor de varias publi­ca­cio­nes sobre temas clí­ni­cos, huma­nís­ti­cos y de ensayo, Rojas sos­tiene que el vino, entre otras pro­pie­da­des fí­si­cas, es anti­o­xi­dante, bac­te­ri­cida, nor­ma­li­za­dor de la ten­sión arte­rial e hipo­glu­ce­miante. Tam­bién ha elo­giado sus bene­fi­cios psi­co­ló­gi­cos y, como tal, lo ha cali­fi­cado de «an­ti­de­pre­sivo». «Es un ele­va­dor del tono vital, por­que actúa sobre el ciclo meta­bó­lico del azú­car y los neu­ro­trans­mi­so­res cere­bra­les: la serotonina, la dopa­mina y la adre­na­lina», ha apos­ti­llado Rojas.

Otra de las pro­pie­da­des psi­co­ló­gi­cas que este mé­dico atri­buye al vino es su efecto ansiolítico, ya que «di­suelve las ten­sio­nes emo­cio­na­les», sin olvi­dar que pro­duce «un aumento de la capa­ci­dad de comu­ni­ca­ción y de pen­sa­miento» de la per­sona.

Por otra parte, también Gemma Vilahur, car­dió­loga del Ins­ti­tuto de Cien­cias Car­dio­vas­cu­la­res de Bar­ce­lona (Espa­ña), con­si­dera que para las per­so­nas mayo­res de 40 años, el con­sumo de 200 mili­li­tros (20 gra­mos) de vino al día es bene­fi­cioso por­que dis­mi­nuye el coles­te­rol malo y aumenta el bueno. «Sin embargo, pasar de los 50 gra­mos ya es per­ju­di­cial», ha acla­rado la car­dió­loga.

Vilahur tam­bién ha recor­dado la impor­tan­cia de com­bi­nar el vino con una dieta salu­da­ble y ha resal­tado que lo óp­timo es beberlo durante el almuerzo por­que el pro­ceso de absor­ción es más lento.

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