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SOMOS MÁS FELICES EN LA VEJEZ QUE EN LA JUVENTUD.

a0011-000020Un estudio realizado en la University of Michigan, Ann Arbor, en Estados Unidos, ha desvelado que la vejez no sólo trae consigo los achaques: también conlleva cierta felicidad que los jóvenes –y algunos mayores- no esperaban. Con la edad, aprendemos a manejarnos mejor con las idas y venidas de la vida, por lo que, en la vejez, somos capaces de sentirnos más felices a pesar de que, objetivamente, hayamos entrado en la decadencia física. Sin embargo, las creencias vigentes en la sociedad hacen que no veamos las ventajas de la vejez. El estudio demuestra que se puede aprender mucho de los mayores, simplemente porque saben más sobre la vida.

Los jóvenes e incluso los ancianos tienden a pensar que la vejez está relacionada con la tristeza y la decadencia, pero en la realidad no sucede así. La investigación realizada , reunió a un total de 540 adultos que fueron divididos en dos grupos, el primero de edades comprendidas entre los 21 y los 40 años, y el segundo de 60 años en adelante.

A todos se les pidió que calificaran o predijeran su felicidad individual en el momento actual, a los 30 años y a los 70, así como que expresaran la felicidad que, a su modo de ver, tenía la mayoría de la gente a esas mismas edades. Los resultados de esta investigación también han sido publicados por el Journal of Happiness Studies

Prejuicios equivocados.
Gracias al estudio han podido comprenderse mejor determinadas decisiones de la gente joven acerca de sus hábitos (como el tabaco o el ahorro de dinero), al considerar que éstos podrían afectar a su vida en la vejez; así como entender por qué casi todo el mundo quisiera frenar el paso del tiempo y sus marcas en el cuerpo.

Los estereotipos sociales nos marcan estas directrices, los temores acerca de nuestros últimos años de vida, e incluso la forma que tenemos de tratar a los ancianos en la actualidad, así como las políticas sociales que se aplican a ellos.

Por eso resulta importante que haya investigaciones que modifiquen nuestros prejuicios. Este estudio es el primero que se realiza para examinar la capacidad humana de recordar o predecir la felicidad a lo largo de la vida

La sorpresa de la felicidad.
El director de este nuevo trabajo, el psicólogo Peter Ubel, ha llevado a cabo diversos estudios sobre este tema, descubriendo que la gente es a menudo sorprendentemente feliz, incluso en condiciones muy desfavorables, lo que sugiere una adaptabilidad a los problemas médicos o de otra índole.

Ubel señala que la gente suele creer que la felicidad depende de nuestras circunstancias, y que si algo bueno ocurre, esto la garantizará a largo plazo, mientras que si sucede algo malo, la felicidad terminará. Sin embargo, la felicidad sucede gracias a nuestros recursos emocionales subyacentes, que suelen aumentar según vamos cumpliendo años. Con la edad, aprendemos a manejarnos mejor con las idas y venidas de la vida, por lo que, en la vejez, somos capaces de sentirnos más felices a pesar de que, objetivamente, hayamos entrado en la decadencia física.

Esta nueva investigación pretendía descubrir si, además, según va entrando en la madurez, el ser humano cambia sus apreciaciones y actitudes con respecto a la vejez.

Cómo se hizo.
El estudio fue llevado a cabo a través de una encuesta on-line con seis preguntas, planteadas en cuatro órdenes diferentes para reducir los prejuicios. Ambos grupos estaban formados por hombres y mujeres en igual número.

A cada participante se le pidió una valoración acerca de su actual nivel de felicidad en una escala del 1 al 10, así como una valoración en la misma escala acerca de la media de felicidad que ellos consideraban que tenía la gente de su edad. Asimismo, a todos se les solicitó que recordaran o predijeran (según la edad que tenían) su nivel de felicidad a los 30 y a los 70, también del 1 al 10, y la media de felicidad que suponían podía tener cualquier persona a esas edades.

Los análisis estadísticos de la encuesta revelaron que la gente del grupo de los mayores se sentían mucho más felices que los del primer grupo, pero que todos los participantes en general opinaban que a los 30 años se era más feliz que a los 70, y que la felicidad disminuía con la edad.

Los investigadores pretenden hacer estudios posteriores para examiner el impacto de las creencias individuales es sus predicciones y recuerdos acerca de la felicidad.

Más sabios.
Según declaraciones del profesor Ubel en el comunicado de la universidad de Michigan, el secreto para que seamos más felices en la vejez es muy sencillo: los tropiezos en la vida nos hacen más sabios, lo que provoca generalmente una mejoría en nuestras emociones.

Sea cuales fueren nuestras condiciones al nacer, el caso es que las experiencias a lo largo de la vida conllevan la adquisición de conocimiento, y eso nos hace más felices, incluso frente a la adversidad.

El recuerdo que solemos mantener de la juventud es el de las posibilidades que teníamos aún por descubrir, el de un cuerpo sin deterioros y el de las diversiones. Sin embargo, también hay que recordar cómo aún teníamos que aprender acerca de ciertas emociones básicas, a relacionarnos con los demás, acerca de nosotros mismos, etc. Probablemente, con la edad nos parezca más fácil vivir que al principio de la vida, insiste Ubel.

Marta Morales

COSAS PARA REGALAR EN LA VEJEZ.

bancoCada época en la vida tiene diferentes características. Mientras vivimos la juventud estamos viviendo una etapa de exigencias, de velocidad, de limitaciones, de triunfos y fracasos, de empezar a conocernos y conocer, de disfrutar y de postergar, de vivir el momento pensando en el futuro.
En la época de adultos mayores o tercera edad, como queramos llamarle, por el contrario, disfrutamos del presente, vivimos sin compromisos, sin horarios, somos dueños absolutos de nuestros actos, disfrutamos de nuestras vivencias, de nuestras memorias,de nuestros logros, lo hecho, si bueno, mejor, y si hay algo malo, tenemos poca memoria y es más fácil olvidarlo. (Porque también nos queda un dejo de picardía).
El General Douglas Mc Arthur cuando terminó de cumplir setenta años y alguien le preguntó si se sentía viejo respondió“La vejez no es simplemente una edad cronológica de la vida, sino un estado del espíritu humano. Se es viejo cuando se deja de soñar.” Y ¡que gran verdad!. Cuando dejamos de soñar, cuando no hay nada que nos sorprenda, nada que nos alegre, nada que nos incentive, si, esa es la vejez. Pero siempre es tiempo de ver las cosas buenas que nos da la vida en cada etapa. No solo verlas, tiempo de disfrutarlas en plenitud.Tenemos un inmenso caudal de cosas para dar, y no nos cuesta nada. Amor, alegría, compañía, y mucho más. Siempre encontraremos a alguien que esta necesitado de éstas, o de alguna de estas cosas. Y yo no creo que pueda haber alguien de los que felizmente vivimos esta etapa que no tenga guardado en algún rinconcito del corazón algún poco de amor, alegría, de palabras de aliento, ¿que se yo?… tantas cosas. Quizás algunas de mucho tiempo atrás, y sin usar, que pueda decir:
”Aquí estoy para regalártelas.”
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CÓMO ENVEJECER BIEN

longeviParte del secreto del buen envejecer radica en la juventud interior y en la actitud personal.

¿Cómo prepararse para la última etapa de nuestra vida? Envejecer no es fácil para todos. Es un proceso que comporta numerosas pérdidas, pero también ganancias. Incluso, en el peor de los escenarios, la dependencia total, es posible descubrir una forma de crecer, de sublimarse y de sentirse bien. Se suele hablar de los factores que contribuyen a mantener la longevidad física pero, ¿son suficientes? Los expertos sostienen que no bastan y revela algunas de las claves psicológicas fundamentales para envejecer bien y tener una vida longeva.

Longevidad con juventud
Envejecer bien es una suerte que, en parte, depende de la actitud de cada persona. Envejecer no es lo mismo que ser viejo, un estado del espíritu que consiste en ver la vida con tristeza y amargura. Una persona se puede sentir vieja a los 60 años y joven a los 80. Éste el mensaje con el que arranca «La suerte de envejecer bien. La plenitud de la vida», obra de la psicóloga y psicoterapeuta Marie de Hennezel.

En 2050, por cada niño habrá tres personas con más de 60 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El número de «seniors», como denomina Hennezel a los mayores, sigue al alza de forma imparable. Mientras en unas sociedades el miedo a la vejez y al deterioro físico se contagia y los ancianos son percibidos como una carga, en otras son considerados auténticos tesoros. Esto es lo que sucede en la isla japonesa de Okinawa, que cuenta con numerosos habitantes centenarios.

La larga vida de los ancianos de Okinawa, designada por la OMS como región de la longevidad, no se explica sólo por la genética, ya que se ha comprobado que cuando sus habitantes abandonan la isla disminuye su esperanza de vida. Tampoco se justifica por el buen clima y los sanos hábitos nutricionales que siguen, basados en comer poco y lento, tomar alimentos sanos como el pescado, la soja, el arroz o las algas ricas en yodo y calcio, y evitar pasteles y golosinas, expone Hennezel.

El bienestar psicológico, ser felices en esta etapa de la vida, es crucial para envejecer bien y vivir más tiempo.

La admirable longevidad de estos japoneses se debe también a su bienestar psicológico. Son ancianos socialmente activos, optimistas frente a los problemas y se sienten felices de ser viejos, sin tener la sensación de que son un peso o una carga para la sociedad. «El calor de nuestro corazón impide a nuestro cuerpo oxidarse», dicen. El mensaje parece claro: la longevidad no está condicionada sólo por la genética y los hábitos saludables. El bienestar psicológico, ser felices en esta etapa de la vida, es crucial para envejecer bien y vivir más tiempo.

Envejecer no es una debacle
«Envejecer no es una debacle ni una edad dorada. Es una etapa tan rica y digna de ser vivida como las otras, apasionante de vivir, con sus alegrías y sus dificultades. Da problemas, por supuesto, a todos los niveles: económicos, sociales, psicológicos», pero contra esta realidad Hennezel aboga por un realismo positivo que consiste en mirar estos problemas de frente y saber anticiparse a ellos. Esta psicoterapeuta afirma que envejecer es «un arte contradictorio: por una parte es un naufragio, por otra, una progresión».

Es un naufragio porque comporta numerosos duelos por la pérdida de la energía vital, la juventud perdida, la esperanza de vida, la salud (aparecen los achaques), familiares y amigos de la misma edad que fallecen, el trabajo y el éxito profesional, la autonomía personal, hasta la independencia económica.

No obstante, en el peor de los casos, Hennezel sostiene que es posible experimentar un importante crecimiento interior y aprender a saborear la vida de otra forma, puesto que envejecer también es una ganancia en términos de experiencia, sabiduría, crecimiento interior y espiritual. El objetivo en la vejez no debe ser buscar el éxito y el reconocimiento exterior, sino que la satisfacción viene cuando se madura interiormente.

Entre la renuncia a la juventud y la aceptación de la muerte hay un tiempo en el que nos podemos sentir profundamente felices y libres. Ese tiempo es la oportunidad que tenemos de conocer aspectos de nosotros que desconocíamos, de ver, sentir y amar de otra manera.

CLARA BASSI
Fuente: revista.consumer