Archivo de la categoría: Poesía para mayores

NADA ESTÁ PERDIDO

En las  manos que gravitan verticales

el alma y el corazón gritan a raudales

y con  ese inocente gesto de amor

desaparece  el miedo, el temor

Renace  el deseo de adolescente

aunque la desnudez esté ausente

y el amor que aún dormido perdura

no está perdido, se hace andadura

No debe haber  en el amor retroceso,

no avanzar es acabar  el proceso

es no vivir el amor en profundidad

es sentirse uno del otro huérfano

Disfrutad cuanto os quede de la vida,

sorbo a sorbo,  gota a gota hasta la saciedad

no dejad morir nunca  ilusiones

pintad  la vida siempre  en  diversidad

Poned a vuestros sueños  colores

no  dibujéis en blanco y negro dual,

la vida es triste  en esa tonalidad

cantad siempre como gentil trovadores

no dejéis  vuestra vida  pasar

Luisa Vicente  –  Agosto 2010

RENACER DE LAS CENIZAS

Han saltado las alarmas

de toda la Humanidad

porque en la pequeña Islandia

se ha despertado un volcán

y hay una nube que avanza

en el espacio deprisa

por los vientos dispersada,

una nube de ceniza…

El volcán ha conseguido

lo que nunca consiguió

lo peor del terrorismo:

que se pare la aviación;

y hasta puede que algún día

haga que se nuble el sol

si la nube de ceniza

se sigue haciendo mayor…

¡A ver si también consigue

la madre naturaleza

que el hombre que al hombre oprime

siente por fin la cabeza,

que del orgullo se olvide,

abandone la soberbia

y sus esfuerzos dedique

a combatir la pobreza!

Y aunque parezca imposible,

cuando ocurre una tragedia

¡lo que hay en él más sublime

como el volcán se despierta!.

José García Velázquez

Segovia, 17 de abril de 2010

DE ÁRBOLES Y ALMAS

Con las ramas como palos,

parece que se han perdido

los árboles que han estado

todo el invierno dormidos;

al llegar la primavera,

el sol, que se asoma tímido,

hace que la vida vuelva

con los brotes renacidos,

las flores que los adornan,

los pájaros con sus trinos

y en los jardines los juegos

jubilosos de los niños.

Igual que el árbol, el alma,

al irse marchando el frío,

revive con la esperanza

de los campos florecidos.

José García Velázquez

Segovia, 17 de abril de 2010