CARTA A MI NIETO.

Te amo de forma irresponsable
y con los años viejos,
por ti, soy  sigilosamente capaz
y reto constante, al inmisericorde tiempo.

Te levanto y cargo entre mis brazos,
cuando tropiezas o te reconoces pequeño,
y me transformo en el soporte cómplice,
de tu  aventura nueva.

Por fidelidad a tu encono,
soy rapaz  y  no prevengo caídas,
que irremediablemente  y  a la postrer,
por ser anticuariamente viejo, me fracturen.

Al son que tú me marques, yo bailo,
hago muecas y hasta finjo ser ciego,
aunque  a decir verdad,
las cataratas que vislumbras,
¡no son precisamente las de Niagara!

Escondo previsor, las mijagas de tu tiempo,
para engullirlas en mis próximos,
mil  años de soledad.

En esos años cuando te absorban los  silencios.
y  vea tu grito irreverente a través,
de tu fúrica mirada, diciéndome;
¡déjame caminar solo! ¡ya soy mayor!

Entonces, me replegaré,
y discreto, emprenderé el vuelo,
me fugaré y  como el ave fénix,
me desgarraré y cambiaré el plumaje.

Obtendré nuevos bríos para defenderte
con mis garras  de tu necia madurez,
y seré tan solo, tu fiel abuelo, ¡otra vez!

Autor: Beda L. Domínguez S.

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