CAMINAR SOBRE PIES SEGUROS

podologoCaminar es uno de los ejercicios más sanos. Pero tener un simple callo en el pie o que aprieten los zapatos puede convertir el paseo en una pequeña tortura.

Basta con una higiene diaria, utilizar los zapatos adecuados y visitar al podólogo con regularidad. Unos pies en buen estado nos ayudarán a andar con seguridad, evitar caídas y mejorar nuestra movilidad.

Veintiocho huesos y 55 articulaciones se mueven en sincronía entre el pie y el tobillo cada vez que damos un paso. Los pies soportan nuestro peso a lo largo de toda la vida, nos permiten movernos y, sin embargo, no les damos la importancia y el cuidado que merecen. El calzado, ideado para protegerlos del suelo, se ha convertido en su peor enemigo. La estética y las modas han primado siempre por encima de llevar un zapato adecuado para nuestros pies. Las consecuencias: callos, durezas, juanetes, dedos en garra, entre otras patologías.
Estos pequeños problemas, si no se atienden por un especialista, pueden llevar a adoptar posturas incorrectas para caminar que, a la larga, pueden perjudicar a nuestro cuerpo, nuestra movilidad y estabilidad. Aunque estas patologías de los miembros inferiores pueden aparecer a cualquier edad, son de especial relevancia en las personas de la tercera edad, puesto que estas afecciones se suman a la propia transformación que el cuerpo experimenta cuando va cumpliendo años.Y si a ello le añadimos enfermedades como la artrosis, fracturas, descalcificación ósea, problemas vasculares, neurológicos o de diabetes, nuestros pies tendrán más dificultades para una correcta movilidad.

Movilidad
El sistema locomotor se atrofia a medida que lo dejamos de utilizar. Caminar, pasear, es vital para que las personas mayores se mantengan activas, ya que, en la mayoría de los casos, es el único ejercicio físico que pueden realizar a su edad. La movilidad les permite, además, ser más autónomos y depender menos de la familia. Por esta razón es tan importante vigilar nuestros pies y mantenerlos sanos.

El calzado
Utilizar un calzado adecuado para que los pies estén sanos es la primera premisa que hay que tener en cuenta. El 90 por ciento de las patologías provienen del uso inadecuado de un zapato, sobre todo en las mujeres. Si son mayores, además, los problemas vienen también derivados del uso de ligas, fajas, ligueros, que presionan y estrangulan la circulación, provocando que la sangre no llegue hasta el pie. Antes de comprar unos zapatos conviene recordar que es mejor probárselos al final de la jornada, cuando el pie ya tiene la máxima dimensión de longitud y volumen. Un calzado adecuado nos debe permitir mover los dedos en su interior, tiene que tener un dedo de espacio por delante, el ancho debe ser el de nuestros juanetes y el talón debe quedar confortable y no apretado. No es conveniente llevar zapatos altos ni planos sino de una altura media. Si el calzado es para una persona mayor, es conveniente que tenga suelas antideslizantes y que tenga una buena sujeción, a ser posible con cordones.

La Higiene
Tan importante como llevar un calzado adecuado es mantener una correcta higiene. Hay que lavar los pies a diario con agua y jabón neutro, secar correctamente entre los dedos para no dejar humedad, hidratárselos con crema para no generar sequedades que provoquen agrietamiento en la piel, cambiarse de calcetines todos los días y evitar aquellos cuya composición nos haga sudar más.

La Prevención
La prevención es el mejor consejo para mantener unos pies sanos en todas las edades y circunstancias.Generalmente, solemos visitar al podólogo cuando ya no nos queda más remedio. Sin embargo, las callosidades no aparecen de la noche a la mañana sino que son procesos que necesitan tiempo para formarse. El primer síntoma es un enrojecimiento de la piel. Si no se hace caso, la piel se defiende de la rozadura y se va acumulando formando una callosidad o dureza que es luego lo que nos viene a molestar. Las visitas regulares al especialista nos ayudan a mantener a raya cualquier dureza que se presente en el pie, evitaremos deformaciones y tratamientos posteriores más duros.

L. S. Villacastín
www.map.es

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