APRENDER A DORMIR BIEN EN LA VEJEZ

Los trastornos del sueño son una de las patologías más frecuentes en el zzzanciano. A las complicaciones en la salud propias de la edad se unen algunos factores externos que influyen notablemente en este segmento de la población.

Isabel Villalibre, neurofisióloga y responsable de la Unidad de Sueño del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, destaca la importancia de que estas personas mantengan unas buenas pautas de higiene del sueño. «Estamos hablando de un grupo de la población que se enfrenta a grandes cambios. Por ejemplo, no tienen un horario laboral que les obligue a respetar unas horas de sueño, y eso hace que puedan dormir más durante el día».

No es sencillo establecer el límite que determine cuándo una persona duerme mucho o poco. Villalibre cree que una persona debe dormir lo que necesite para encontrarse bien al día siguiente, y puntualiza que «con la edad no disminuyen las horas totales de sueño, sino que en la vejez hay una tendencia a que el ciclo vigilia-sueño se vaya fragmentando».

Sin embargo, esto no quiere decir que el anciano deba dormir más durante el día: «Tiene que salir a la calle, practicar alguna actividad o hacer vida social. Aunque el sueño sea más fragmentado, mientras el cómputo total de horas dormidas durante el día y la noche no supere las 7 u 8 no podemos decir que haya un trastorno».

A las personas mayores no sólo les afecta el insomnio, también pueden padecer apnea del sueño, trastorno de conducta durante el sueño REM o sueño superficial.

Según la neurofisióloga, «para la mayoría de los trastornos del sueño existen tratamiento efectivos. Aunque los resultados varían en función de la persona, se utilizan medidas de higiene del sueño, sesiones de psicoterapia y, en algunos casos, tratamiento farmacológico, principalmente hipnóticos».

Tomar medidas
Algunas medidas como regular los horarios para acostarse y levantarse, evitar ver la televisión desde la cama, intentar que las siestas durante el día sean más bien cortas y no utilizar la cama como un lugar de descanso en vez de un lugar sólo para dormir pueden evitar que la persona sufra estas patologías.

Por otro lado, Villalibre destaca que estas personas pueden sufrir tales trastornos como consecuencia del desarrollo previo de otras patologías psiquiátricas o neurológicas: «En el caso de la depresión, influye mucho la personalidad de cada paciente y sus factores externos, que en un periodo concreto le pueden hacer más vulnerable».

En cualquier caso, es importante que estos cambios en los hábitos del sueño sean percibidos desde sus inicios. Por ello, una vez más, el papel que desempeña en este caso el médico de atención primaria es muy importante. «Por lo general, hoy el médico de primaria está bien informado, aunque hay zonas donde la información es escasa, sobre todo porque no tienen en su área una unidad de sueño donde derivar a estos pacientes; es muy difícil que les asistan fuera de su área», afirma Villalibre, que ahora también está dedicando parte de su tiempo a impartir algunas charlas informativas a los médicos de familia.

En cualquier caso, la experta subraya lo importante que es que el paciente entienda que en muchos casos estos trastornos son por causas fisiólogicas y de la edad, y no por una patología.

Fuente: http://www.dmedicina.com/tercera-edad

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