Los días uno y dos de noviembre, se celebra la “Festividad de todos los Santos” o “Día de los Difuntos”. Fiestas de origen religioso con raíces otoñales que varia la forma de celebrarlas según países y culturas.

Así desde el “Halloween” en la cultura inglesa o americana con aquello de «dulce o travesura» (Trick or Treat), pasando por México donde el pueblo logró mantener sus antiguas tradiciones  llenas de  simbolismos religiosos, flores y colores, hasta  Bolivia, o Guatemala donde se honra a los muertos ofreciéndoles  flores y comida y degustando el “platillo de fiambre” (Combinación de embutidos y  verduras con color morado)

En España, donde también se llevan flores a los difuntos, las costumbres culinarias se centran en la elaboración de dulces o postres que varían según las regiones, abundando los boniatos, las castañas, los “buñuelos de viento” y los más apreciados, los dulces confeccionados con  mazapán (Pasta de almendra) como los “Huesos de Santo” o los   famosos “Panallets” de Catalunya

La elaboración de los “panallets”, nos brinda una fantástica actividad de motricidad manual, seguida de una espléndida fiesta para degustar  el resultado de nuestro propio trabajo.

Para esta actividad necesitamos: un kilo de harina de almendra, un kilo de azúcar, un kilo de boniatos o patatas y una cucharada de cáscara de limón rallado.

El día anterior a la actividad prepararemos la masa, de esta manera lograremos que  no este tan pegajosa para trabajarla el día siguiente. Cocer la patata con la piel y cuando está cocida, pelar y en caliente mezclar con el azúcar, machacando con un tenedor hasta formar un puré, añadir la almendra molida y la ralladura de limón,  amasar bien y guardar en el frigorífico.

Para el día siguiente necesitaremos, como guarnición, piñones y almendra peladas y coco rallado.

Sentados los participantes alrededor de la mesa, con un plato grande para cada uno, les pondremos guantes, apercibiéndolos   de la necesidad de mantener unas estrictas normas de higiene.  A continuación repartiremos la masa con la ayuda de una cucharada sopera, en pequeñas porciones del tamaño de una nuez pequeña, depositándolas en los platos.

En una primera fase, los participantes tendrán  de  convertir, (rodándola entre las palmas de las manos enguantadas),  cada  porción de masa en una bola redonda que depositarán en una bandeja  preparado para tal fin.

La segunda fase consiste en rebozar las bolitas con piñones o coco rallado. Aquí deberemos elegir a los participantes según sus posibilidades de motricidad, puesto que el grado de dificultad varia. A los más capacitados les pondremos en el plato una cantidad de piñones, sobre ellos deberán hacer rodar la bola de pasta sin apretar mucho pero intentando que vaya quedando cubierta de piñones;  A otros, se les pondrá una cantidad de coco rallado en el plato y ellos tendrán de rebosar la bola con el coco; para los menos capacitados les pondremos almendras peladas, para que coloquen una almendra plana sobre cada bola, apretándola un poco  y aplanando  ligueramente la bola.

En esta fase tendremos que estar alerta para ir recogiendo cada “panallet” y colocándolo en una bandeja para ser horneados. Ponemos el horno  a 180 grados he introducimos la bandeja en la parte media, durante 5 o 6 minutos, o hasta que cojan una puntita de color dorado.

Mientras se enfrían, ya podemos preparar las mesas para la fiesta y si, además, hemos tostado unas castañas y servimos un vasito de vino moscatel, puedo asegurarles que la fiesta se convertirá para todos ellos, en una fiesta – merienda inolvidable. Que aproveche!!!!

Galdric Calderí. Master en Gerontología Social.